Las almas en pena que gustan de treparse en un ventarrón y recorren el mundo enchinando pieles a su paso. Todos ellos miran desde su estancia al tiempo como una promesa falsa, como una ilusión que la eternidad ahogó hace mucho tiempo atrás. Si tienes suerte, podrás oírlos aullar su desesperación cuando el vendaval pasa en las madrugadas.