La clara demasía

La clara demasía

 

La lectura aspira a una cierta claridad, a la claridad de el pensamiento. Leer es un acto del pensar, no de la comprensión, no de la comunicación. Leer sólo es una especialidad hermenéutica como empréstito del pensar. Lo principal de la lectura es lo pensado, pues ahí radica la efectividad poética del habla, no en la eficiencia de la decodificación de un mensaje. Toda frase puede ser eficiente en tanto transmite un mensaje, produce una sensación o induce una proposición; no por ello es efectiva, no por ello nos hace pensar. Toda frase publicitaria debe ser eficiente; pocas son las frases publicitarias que podrían considerarse efectivas. En el imperio de la teoría comunicativa se enseña a los párvulos de la tinta a escribir eficientemente, así se entrena en las escuelas y se le llama estilo académico, así entrenan a los redactores y a veces lo llaman objetividad, así se entrena la mayoría en los aparadores de las redes sociales y no pasan del titular, del tuitular o del pie de foto. Lo eficiente es comunicar, da lo mismo si se trata de posicionar el producto, transmitir un mensaje o ganar un like. Pero lo efectivo es otra cosa. La frase ingeniosa puede ser eficiente, pero sólo es efectiva cuando nos hace pensar. Un poema es eficiente cuando cumple todos los cánones poéticos, pero sólo es efectivo cuando nos cambia la vida. Eficiente es todo gusano musical, pero efectiva sólo es la música que alimenta la memoria. Leer es envolverse en la claridad. ¿Queda claro?

         Valga un ejemplo viejo. En el número 103 de la revista Diálogos [enero-febrero de 1982], que dirigió Ramón Xirau, se publicó el poema Me basta tu demasía de Carlos Isla.

Me basta tu demasía

Realidad apenas insinuada

pronta a entregar la eternidad intacta

Delicada fatalidad

que al despertar da sentido

Relieve de la mirada

que disuelve las formas implacables

Como la luz me llamas

a un día perdurable

Como la oscuridad

del mundo me salvas

Sentida presencia sueño vivo

en mi memoria aciaga

Fundamentas el cuerpo

Vuelves asequible el alma

Cuando llegas

abordo al que yo soy

Cuando te vas

me despido de mí mismo

Nótese en el poema la efectividad de la presencia condensada. En los primeros versos es difícil reconocer de qué o quién se habla, si hombre o si dios. En el doceavo verso, en cambio, todo se humaniza: la presencia se siente, lo sentido está presente; el sueño vive, porque sólo el hombre vive en sueños. En los versos siguientes, la presencia es la presencia amada, la carnalidad de lo amado. Los únicos dos versos que no son dísticos –además del primer verso- lo confirman. Así, encarnado, la ausencia impera el término del poema.

         En el número 72 de la revista Vuelta [noviembre de 1982], que dirigió Octavio Paz, se publicó el poema Transformación, producido por Gabriel Zaid a partir del poema de Carlos Isla bajo la técnica de no añadir palabra ni cambiar el orden del poema original.

Me basta tu demasía

apenas insinuada

Fatalidad que da sentido

Relieve que disuelve

como la luz

como la oscuridad

Fundamentas el cuerpo

Vuelves asequible el alma

Cuando llegas

abordo al que soy

Cuando te vas

me despido de mí mismo

Ha de resistirse el lector a la tentación de comparar la transformación de los versos como lectura primaria, pues eso aminora la posibilidad de ver al poema zaidiano como una totalidad en que se busca la efectividad poética. La primera efectividad del poema está en sus contradicciones: demasía-insinuación, luz-oscuridad, cuerpo-alma, llegar-ir. La segunda está en sus sonoridades: la sinuosidad del segundo verso contrasta con la carga dental del tercero, el eco aparente entre relieve y disuelve que se remarca con la posterior repetición de los como y los cuando, la rima entre los versos tres, siete y doce. Pero la efectividad poética más notable está en la introducción de la segunda persona en los versos séptimo y octavo. El poema nos sitúa en una indeterminación que sólo se insinúa con el tú de ese par de versos. En ellos arraiga la claridad que nos permite pensar al poema. Sólo un tú puede ser fatalidad que da sentido. Sólo contigo puedo reconocer un relieve que disuelve. Sólo al tú amado se le puede presentir en demasía. La efectividad del poema está en pensar la claridad del saberse amando.

         En el número 76 de la revista Vuelta [marzo de 1983] se publicó Transformación 2 de la escritora argentina Luisa Peluffo.

me basta tu demasía

engastada en mis manos

realidad apenas insinuada

fulguraba

como extraña presa tu cabeza

pronta a entregar la eternidad

yo la ideaba estuches y preciaba

delicada fatalidad

sombra a sombra su belleza

 

el sentido que al despertar

da luz a luz

en tus ojos tal vez se concentraba

 

relieve de la mirada la vida

que disuelve las formas implacables

 

filtro de tristeza

en dos vasos profundos como la luz

 

aún me llamas… yo soñaba

 

día perdurable

cuando en tu frente

del mundo me salvas

 

oscuridad en la paz de una laguna

 

sentida presencia

enorme ensueño taciturno

sueño vivo

tu cabeza fluía

 

en mi memoria aciaga

 

fundamentas el cuerpo

vuelves asequible el alma

 

cuando llegas

no sé qué mundo anónimo

aborda al que yo soy

 

cuando te vas

nocturna

de mí mismo me despido

Nuevamente, resista el lector la comparación de los tres poemas; intente, en cambio, ver el poema como totalidad. El poema peluffiano es efectivo en su tristeza y la clave se encuentra en el decimoséptimo verso, en los puntos suspensivos del verso 17. El poema se centra en la experiencia interior de quien comprende el cambio exterior. El poema nos muestra la delicada fatalidad del tú que se pierde en el hilo de la vida y la memoria aciaga en que sobrevive el yo que al otro ha perdido. La efectividad del poema se logra cuando podemos pensar que describe la experiencia de ver morir a la persona amada. Cuando muere el tú que me concentra, se diluye el yo que vive todavía. Y los puntos suspensivos son el impasse de la disolución.

         El poema de la periodista argentina se produjo con una técnica diferente a la producción del ingeniero mexicano: intercalando un segundo poema con el primero. El poema intercalado es un soneto de la poeta uruguaya Delmira Agustini, originalmente publicado en 1910 en el poemario “Cantos de la mañana” [disponible aquí] e intitulado Tú dormías.

Engastada en mis manos fulguraba

como extraña presa tu cabeza.

yo la ideaba estuches, y preciaba

luz a luz, sombra a sombra su belleza.

 

En tus ojos tal vez concentraba

la vida, como un filtro de tristeza

en dos vasos profundos… Yo soñaba

que era una flor de mármol tu cabeza;

 

cuando en tu frente nacarada a la luna

como un monstruo en la paz de una laguna

surgió un enorme sueño taciturno…

 

Ah! Tu cabeza me asustó… Fluía

de ella una ignota vida… Parecía

no sé que mundo anónimo y nocturno…

Se nota la forma clásica, la medida de los versos, el lugar de los acentos, la exactitud de la rima, ¡los tenaces encabalgamientos! Pero hay algo raro, inquietante, en el poema; quizá la efectividad que reúne al amor y a la muerte. Hay una claridad digna de ser hablada. ¿Acaso ve el lector el centro del poema? ¿Acaso puede verse el lector en en el centro del poema? ¿El lector puede envolverse en esa claridad?

 

Námaste Héptakis

 

Escenas del terruño. 1. Comienza a perfilarse lo que parece ser la nueva mentira sobre Ayotzinapa. Primero, fue necesario insistir en la «inocencia» de los perredistas José Luis Abarca y María de los Ángeles Pineda. Segundo, fue de utilidad la declaración del fiscal de Guerrero sobre la filiación partidista del líder del grupo delictivo de «Los Tequileros». Y ahora, algunos andan promoviendo la hipótesis de que la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa fue obra de una célula de aniquilamiento, oportunamente nombrada como «Matanormalistas», del grupo de «Los Tequileros». Siendo priista el tequilero mayor, por fin tienen con esta hipótesis modo de exculpar al PRD y culpar al PRI. Sin embargo, promover dicha hipótesis tiene como problema que no hay, en el larguísimo expediente de la investigación oficial o del informe del GIEI, rastro de «Los Tequileros» -quienes, además, cobraron fuerza tras el debilitamiento de «Guerreros Unidos»-. La nueva hipótesis no tiene sustento en nada de lo conocido en las investigaciones -tanto la cuestionada investigación oficial, como la investigación y el seguimiento del GIEI-. Además, la nueva hipótesis también busca exculpar a la banda delictiva «Guerreros Unidos», a quien ya se ha intentado proteger al insistir -sin pruebas- en que los ahora detenidos fueron torturados para confesar la desaparición de los normalistas. ¿A quién le interesa promover esta nueva hipótesis del caso? 2. Cosa tan rara: los políticos e intelectuales de izquierda apoyan a la patronal y niegan su apoyo a un grupo de trabajadores que inicia una huelga para reclamar el pago completo de sus prestaciones. Porque, evidentemente, siempre es inmoral no pagar a los trabajadores por el trabajo realizado, pero -para los intelectuales y políticos de izquierda- es más inmoral aún criticar a la patronal que no paga a los empleados cuando la patronal es de izquierda, es revolucionaria y es progresista. Me refiero, claro está, al curioso proceso de huelga de La Jornada. La justificación más común para defender a esa patronal que no paga a sus empleados es que la huelga se trata de un ataque a la independencia del medio crítico, un modo de censurar a un medio progresista, de inhibir la revolución. Todo lo cual suena muy bonito y hasta podría ser conmovedor. Por ello son tan interesantes los trabajos de Orquídea Fong y Marco Levario Turcott en Etcétera: revisando las notas principales del medio crítico de México se puede concluir que La Jornada es un medio oficialista. 3. Nuestra vida pública parece la de un matrimonio en problemas. Apenas publicó El Universal una nota sobre irregularidades en la designación del consejo ciudadano del Sistema Nacional Anticorrupción, comenzaron los pleitos. En lugar de investigar la nota, de aclarar, de reconvenir los malos entendidos, lo habitual es tomar partido, denunciar componendas, atacar. Así, comenzó a decirse que los políticos, temerosos por el Sistema Anticorrupción, lo querían tumbar; que el diario que dio voz a las irregularidades se estaba vendiendo; que todo era una confabulación maligna para acabar con el organismo anticorrupción. El Sistema Nacional Anticorrupción, ahora se sabe, es inatacable; mas si osare un extraño enemigo cuestionarlo, un soldado en cada pluma al SNA se le dio. Seis columnistas de El Universal ya renunciaron; cuatro ONG también lo hicieron. El diario fue descalificado públicamente -y ayer por la tarde su sitio en la red sufrió un intento de hackeo– y, oh gran misterio, nadie ve ahí un problema con la libertad de prensa. ¿La corrupción se combate con guerrilla editorial? 4. Las grandes civilizaciones crecieron a la vera de los ríos; los mexicanos, en cambio, estamos en los márgenes de la civilización. Lo observa y expone Guillermo Sheridan.

Coletilla. Ahora que Anagrama pertenece a una compañía italiana son varios los cambios en las políticas editoriales. La más preocupante de las nuevas disposiciones del plan editorial de Anagrama es que, para ahorrar en gastos de bodega, ya no se aprobarán reimpresiones. ¿Cuántos libros del fondo editorial Anagrama se perderán?