Sicofantas de lo diario

Sicofantas de lo diario

 

Probablemente nunca había sido la vida tan pública y tan apolítica al mismo tiempo. La situación, por donde se vea, es novedosa. Ni las más poderosas dictaduras, ni las menos defectuosas democracias, habían difuminado los límites de la vida privada; sólo en nuestros días se han reunido la imposición dictatorial y la vocación comunitaria en un modelo que publicita voluntariamente lo privado, que hace público sin hacer política, que colma lo público de publicidad. Y probablemente, también, es lo novedoso de la situación, la incomprensión de la novedad, lo que da ese carácter tan insoportable a la mayor parte de las cuitas públicas. Desconfiamos de la solución publicitada porque no podemos determinar si es política, no buscamos una solución política porque primero atendemos a su publicidad y confundimos el compromiso personal con el político. Todo esto es novedoso, confuso y problemático.

         Alguna claridad sobre lo que estoy diciendo puede mostrarse si pensamos a esa amorfia que acostumbramos llamar “medios” como los sicofantas de lo diario. En una dictadura, los llamados “medios” son órganos de indoctrinación. En una democracia, los llamados “medios” son instrumentos de debate público. En sus extremos, los “medios” aparecían como el camino de lo público a lo privado. Difuminado lo privado, los “medios” sirven para la extorsión pública de la vida privada. Muchas veces a esa extorsión se le llama eufemísticamente “marcar agenda”. No todo marcaje, por cierto, es personal, o bienintencionado, ya no se diga siquiera político. Se marca agenda, por ejemplo, mediante la administración de escándalos. Abundan los casos por todos conocidos. Su esquema general es, más o menos y con sus variantes tropicalizadas, como sigue:

  1. La reconocida periodista opositora anuncia que ha llegado a sus manos una investigación que “cimbrará” la vida pública.
  2. Se publica, en al menos tres “medios”, un relato con declaraciones, documentos y testimonios ordenados para respaldar alguna afirmación que funde una sospecha sobre un funcionario público.
  3. Comentócratas y especialistas toman posición. Unos bosquejan la red de relaciones de aquel contra el que se ha lanzado la sospecha; otros comienzan a buscar modos de aminorar la sospecha. El influyente tuitero crea un hashtag. Los bots replican el mensaje. Los reporteros buscan la opinión de algún político mediocre para obtener el titular. El político mediocre manifiesta su esperanza de que se a) investigue b) tomen cartas en el asunto c) asegure al implicado. Las masas repetidoras de mensajes piden, primero, cárcel para el inculpado. Aparece un meme del presunto tras las rejas. Tres tuits después, las masas ya piden castigo para el culpable. El especialista vuelve a manifestarse, ahora en el noticiero de la noche, y expone una teoría del complot.
  4. El funcionario, la dependencia o el vocero comunica la posición oficial: Vamos a investigar… Se aplicará todo el peso de la ley… No quedará impune… (La publicidad del caso es inversamente proporcional al tiempo transcurrido entre las tres posiciones oficiales).
  5. La reconocida periodista publica una segunda parte del reportaje. Se hacen mesas con expertos y líderes de opinión. La intelectual de blusa negra de cuello de tortuga denuncia las inmoralidades del caso. El opinólogo coyoacanense vaticina: ya es claro que será una afrenta más al pueblo. Los tuiteros se envuelven en una bandera y se lanzan tras el mito del México bronco. El profesor universitario apartidista que siempre está en los mítines de la oposición añade el nuevo agravio a la flexible lista de las indecencias pasadas. Nadie puede controlar tanta emoción. Ya hay conclusión pública: el asunto quedó impune.

Si bien nos va, la investigación se podría llevar a cabo. Si bien nos va, alguno podría estar medianamente enterado del curso de la investigación. Si bien nos va y la investigación se concluye y el órgano investigador hace público el resultado, algún periódico podría regalar un cuadro inferior a una nota de no más de diez líneas en que se diga que… En raro caso habría efecto público alguno: los detalles no importan si no son morbosos, la impunidad concluida en el tercer día del escándalo se ha establecido en la desmemoria pública y hay un nuevo escándalo que exige toda la atención del pueblo bueno. La extorsión pública se ha cumplido.

Y lo llamo extorsión porque es su mejor descripción. Recurrentemente son los sicofantas de lo diario quienes presentan la sospecha y dan el veredicto sin que medie acusación legal, investigación legítima o interés político. Al asumir la simultaneidad ambivalente de denunciantes y de jueces falsifican la experiencia de lo público. Creen que difundir su mensaje, regularmente una sospecha, es igual a hacer política, que la saturación publicitaria de lo público es saturación política. Los sicofantas de lo diario usan su “medio” como muro personal, confunden adrede la publicidad de su compromiso privado con la publicación de su compromiso político. Y cuando esa extorsión es exitosa, logran que la gente confunda la publicidad de su vida con la vida pública. La extorsión es exitosa cuando se logra afianzar la idea de que la única diferencia entre la comunidad política y la comunidad tuitera es el medio. Probablemente también sea novedoso el ánimo con el que voluntariamente nos prestamos a la extorsión.

 

Námaste Heptákis

 

Escenas del terruño. 1. En el PRI se disfraza la disciplina como si fuera coincidencia intelectual, observa Jesús Silva-Herzog Márquez. 2. Eso es compromiso, camaradas. El diario La Jornada fue apoyado por el gobierno de la Ciudad de México para impedir la huelga de sus trabajadores sindicalizados. Ahora, el diario de izquierda ha despedido a los trabajadores que encabezaron la huelga, además de demandarlos penalmente. Qué raro que un diario de izquierda, que se dice defensor de los derechos laborales, se tome de la manita con los funcionarios para impedir una huelga, reprima a los líderes sindicales y todavía los acose judicialmente. ¿Cuántas protestas de la izquierda rezongona se han escuchado? Eso es compromiso, camaradas. 3. Nuevamente han amenazado al periodista Héctor de Mauleón. Curioso: sólo fueron dos los periódicos a los que no interesó el tema. Uno, el «defensor» de la libertad de expresión: La Jornada. El otro, el que más presume su independencia: Reforma. Curioso: las amenazas se dan después de que el periodista ha investigado los nexos del crimen con los gobiernos de las delegaciones Cuauhtémoc y Tláhuac. Curioso: ambas delegaciones están gobernadas por el mismo partido. Curioso: al día siguiente de la más reciente amenaza ambos diarios traían como nota la definición de la candidatura para el gobierno de la Ciudad de México por parte de ese partido. Curioso: entre los aspirantes está el titular de una de las delegaciones investigadas por el periodista. No es por intrigar, pero sí es curioso, ¿no? 4. Christopher Domínguez Michael hace una lúcida reflexión sobre el panorama venezolano: hay que descubanizar Venezuela. 5. Arnoldo Kraus analiza los problemas intrincados en un difícil caso de ética médica: el caso de Charlie Gard.

Coletilla. “El fracaso es un fraude de magnitudes similares a las del éxito”. George Orwell