Que siga el juego
El principio: En el número 86 de la extinta revista Vuelta, Gabriel Zaid presenta una investigación ociosa respecto de una curiosa cantina que lleva por nombre “Las quince letras”, advirtiendo que esa oración es autorreferencial. Además de señalar esta peculiaridad, comienza a investigar si se pueden formar más oraciones de este tipo, encontrando que tanto “Las dieciocho letras”, como “Las diecinueve letras” son igualmente referentes de sí mismas. Termina aquel artículo diciendo que esto, seguramente fue encontrado por “un ocioso entretenido en este enigma. Como tú, mi querido lector.” Como si tratara de decirnos que el ocio es ocasión para comenzar a poetizar, aunque sea de una manera que pudiera parecer simple.
Simples también son los juegos, pero con una carga de seriedad y responsabilidad en ellos, porque hay reglas que seguir. En respuesta a esto, Ululame Gonzales de León, escribe referente al artículo de Zaid en el número 88 de la misma revista, una respuesta a la investigación de su compañero, que llama Con ganas de jugar. En ella expone cómo el ocio de Zaid, la llevó a intentar otras formas en las que las letras que hacen las palabras, fueran autorreferenciales, encontrando fórmulas como: En doce letras; Mis letras son veintiuna; Escribo veintidós letras; Me forman veinte letras; Aquí leerás veintiséis letras. Termina diciéndonos que seguramente hay más casos, pero que se siente satisfecha de haber encontrado éstos y otros que ya no cito. El ocio también implica esfuerzo y satisfacción, nos sugiere Ululame Gonzales de León.
Este juego ocioso se va extendiendo por más números de la revista. En cada uno, poniendo reglas más estrictas; primero toma la forma de un soneto que compone muy bien el ocioso instigador (Gabriel Zaid). Ese soneto se llama Las 400 letras (número 89 de la revista). Zaid invita al final de esa entrada a escribir una décima, arguyendo que por su estricta figura, es màs difícil. Ya para estas alturas el deseo pide tomar el lápiz e intentarlo. Ululame le contesta primero con dos sonetos que contienen 300 letras cada uno y otras tantas letras en verso, que hacen referencia a la cantidad de letras que los componen, pasando por las 300, 100, 80 40 y 37 letras. A partir de las revistas 91 a 97, la revista ofrece las respuestas que lectores y colaboradores dan al reto zaidiano.
Zaid nos mostró en la práctica, que, como él mismo dice: La inspiración creadora no sólo hace versos: sopla y lo mueve todo.
El otro inicio: Todo lo que te he contado, lector, lo supe por gracia de la amistad. Namaste Heptakis me enteró de todo esto, pues fue él quien me presentó los artículos donde vienen tan emocionantes juegos. Y yo, queriendo participar de ellos, he intentado hacer una décima y éste fue el resultado:
1 En doscientas letras poso 22
2 alguna breve ofrenda 18
3 que doy para que se entienda 23
4 que en verdad el ingenioso 22
5 mueve todo con un verso. 19
6 Hablo del sabio Gabriel 20
7 Zaid, que bondadoso él 18
8 creó un ocioso reto 16
9 que mueve los intelectos 21
10 para pulirlos con pincel. 21
200
Ahora te invito a ti a participar con una décima autorreferencial. He de confesar que yo comencé al revés, pues Zaid sugiere que la última línea sea la referencial y diga algo así como: “y verás que son doscientas”.
Javel
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