Tal vez, si no hubiese perdido aquel borrego, el pastor se habría quedado en su tierra siguiendo una vida sencilla, como la que decía llevar cuando ya estaba ávido de sentarse en la silla más grande que había en aquel lugar.
Pero no, el borrego se escapó, el niño se escondió del castigo y con el tiempo justificó la muerte de su hermano, señalando que no era él quien le mataba, más bien era una nación parecida a Fuenteovejuna que otro nombre portaba.
Maigo