Telarañas

Todos estamos envuelto en redes digitales. El nombre de casi todas las personas vivas, así como su información, fotografías y hasta videos, están en alguna parte de la internet. En las redes sociales la información se ofrece de manera gratuita y voluntaria. La información de las redes sociales se convierte en opinión. ¿Las opiniones son subjetivas entre millones de personas provenientes de millones de lugares distintos que están padeciendo millones de situaciones diferentes?, ¿los gustos de los usuarios de Facebook, Twitter, Instagram, Tinder, Youtube, Myspace, hi5 hablan de las  preferencias, pasatiempos e inclinaciones de cada uno de ellos en general? Al parecer fue posible encontrar algo común entre tantos usuarios, y la compañía Cambridge Analytica usó la información que las personas  depositaron en Facebook para influir en el Brexit y en la campaña presidencial de Donald Trump. Es decir, sólo con poder se puede usar la mejor información semi privada, casi pública, para la consecución de más poder.

Evidentemente una red social no nos dice nada importante sobre una persona, quizá sí nos resalte la vanidad de dicha persona, pues las redes sociales son imágenes de lo que creemos ser, y a veces queremos, pero que no somos. Las redes sociales pulen imágenes y borran caracteres. Que ahí no se vea lo más importante de los hombres, y en consecuencia no sean propias para el estudio antropológico de ninguna clase, no quiere decir que las redes no sean arietes políticos. Su influencia no se limita únicamente a suplantar al de los medios de comunicación, pues, a diferencia de estos, la gente cree tener el control de lo que dice y hace en una red social; no sólo se informa, también informa. Se cree que los perfiles son propiedad de quienes los modifican, es decir, que los usuarios son agentes, cuando realmente son pacientes; que son libres, cuando están enredados; que escriben, cuando simplemente teclean; que crean, cuando apenas si borronean. Las redes sociales no dan ninguna clase de poder, pero pueden quitarlo todo.

Si mediante las redes sociales se pueden conocer nuestras preferencias políticas, se pueden manejar nuestras indignaciones y vender productos, ¿dichas redes podrían modificar nuestra manera de ser? En alguna medida acentúan nuestro individualismo al darnos la imagen de poder presentarnos de la mejor manera posible. Nos engañan haciéndonos creer que nuestro engaño es verdadero. Las redes sociales son la imagen de nuestro mundo.

Yaddir