Beso en silencio

Beso en silencio

El problema de que discurra la carne políglota terca, es que cancela la seducción de la palabra; el ingenio del seductor tiene como límite y como acicate la perennidad de la carne, que no es misterio, sino todo lo que hay. El verdadero amante discurre entre beso y misterio; entre verdad y tristeza; entre alegría por el cuerpo y plenitud hallada en lo común humano. Quizá por eso el poema es tan eficaz, Ana, por ser pensamiento perfectamente dilatado por la llama de la pregunta: ¿Por qué me amas?: Esa impertinencia que aborrece el mal amante, y que en medio del silencio carnal, el amante verdadero la encuentra sensata y salvífica, llena de éxtasis.

Quizá también por eso sólo el amante verdadero disfruta más del beso y del abrazo. Y cual tierno canalla te dice temblando: “Sé que te amo, pero no sé bien decir por qué.” Este misterio gozoso es el que ignora, por voluntad, la carne políglota terca, que se pudre y envicia por sí sola.

Y es que la carne nos acerca a la medicina, pero nos aleja del dios. Todo se hace posible, medible, fácilmente reemplazable. Y no hay hombre que soporte la tan apisonada existencia, menos los amantes que buscan y se equivocan y juegan alegres y piden perdón por el temor que temen a alejarse ¿ves?

…pero los carnívoros sólo lastiman y lloran en secreto y nunca dicen nada para salir de su triste fantasía.

Javel