Hay quien se apasiona más por los honores que por la virtud, pero obtener honores sin poseer virtud alguna es deshonrar al alma, que es lo más valioso que puede haber en el hombre.
De igual manera hay quien se apasiona más por ganar las contiendas que por la verdad, y deja lo que es valioso en manos del reconocimiento que algunos cuantos ignorantes conceden.
La búsqueda de honores y el deseo de apabullar a los contendientes son los que han marcado la vida de muchos durante los últimos 90 días, y tanta constancia en esa búsqueda nos ha dejado enfermos del alma y casi amantes de la mentira.
Ojalá que el diálogo sobre lo justo retorne a nuestras vidas y dejemos de estar contentos sólo porque así dicen estarlo las mayorías.
Maigo
Adendum: Faltan unos días para unos comicios llenos de encuestas y quién sabe que tan carentes de votos o de respeto por los mismos.