Frases contundentes

Hay frases que de tanto escucharlas se usan como verdaderas; les llamamos clichés. Hay otras frases, repetidas y de un origen difícil de ubicar, que intentan clarificar algún aspecto del alma humana; les llamamos refranes. ¿En qué se diferencia un cliché de un refrán? Además de que los refranes son metáforas o analogías tan buenas que todos podemos entenderlas, el refrán explica; el cliché simplifica. Cuando escuchamos que alguien dice “al nopal namás lo van a ver cuando tiene tunas”, perfectamente entendemos la conveniencia que anida en las personas, pues sólo cuando alguien tiene algo dulce, algo que sirve o complace, es cuando las personas lo frecuentan; el aspecto áspero o sencillo de una persona es complejo de valorar, quizá por eso pocos o nadie busca al simple nopal. Quien tiene en claro lo anterior, podrá imaginar qué puede esperarse de alguien que recientemente lo frecuenta. El refrán aconseja.

El cliché es dicho como si se estuviera escupiendo una verdad amarga, como cuando alguien afirma “todos los hombres son iguales”. Podría parecer un consejo, inclusive podría parecerse al refrán mencionado porque pretende definir un aspecto de las personas (específicamente del género masculino), pero no deja espacio a la duda, a pensar que, aunque muchos hombres sean egoístas, existen quienes no lo son. En el refrán, al menos el nopal podía ser buena persona, inclusive podríamos pensar que mientras nadie busque desmedidamente a una persona, sus intenciones son sinceras. El refrán se refiere a una situación en específico, por eso la explica. El cliché pretende abarcar todos los aspectos posibles; en esa generalización se pierde y anula todo su sentido.

Pensemos otro cliché: “las personas nunca cambian”. Éste generaliza más que el anterior, pues ahora se incluyen a todos los géneros. Su sentido, por lo tanto, es mucho más vago y oscuro, ¿no cambian en cuanto a sus aspectos perversos, en cuanto a sus defectos o en cuanto a sus cualidades más generosas?, ¿la obviedad de la permanencia de los defectos no permite que dudemos del sentido del cliché? No deja posibilidad alguna a la educación para que cambie a las personas; de manera análoga, tampoco la religión podría hacerlo. Pero lo único obvio es la falsedad del cliché; la simplificación del cliché. El cliché es tan obvio que nada explica.

Yaddir