Hay quienes dicen que hay que vivir haciendo lo placentero, suena fácil de seguir y hasta placentero de escuchar.
Pero por desgracia para los espíritus democráticos, no siempre se reconoce como placentero aquello que no todos alcanzan, y esto ellos lo hacen al preferir lo dulce por lo salado y echar por tierra la capacidad de discernir entre dos posibilidades.
Maigo