Las musas llegaron, puntuales como siempre.
La memoria estaba atenta a las palabras que ellas dictaban, tal vez de nuevo recordaríamos a un tirano, tal vez de nuevo veríamos a las fuentes de la palabra.
Todo parecía perfecto para que a tiempo se publicara, pero la vejez y las distracciones, llamadas ocupaciones no ayudaron para nada.
Maigo