Gracia

— Eso ya no da risa, ya tiene mucho que Joaquín se murió.
Nos reprendió mi santa Madre aquél día en que el tedio nos llevó irremediablemente a buscar refugio en anécdotas desgastadas del pasado. El problema es que, desde aquél entonces, no habíamos podido encontrar algo que nos causara gracia similar. Y ella lo sabía, es solo que, de alguna manera, nos culpaba a nosotros de su aburrimiento, al mismo tiempo en que nos exhortaba a sacarla de allí.