Ocurrencia

La Esperanza se convierte en absurdo cuando ya no hay nada que hacer, y deja de haber quehacer cuando actuamos gobernados por la ocurrencia del momento.

Maigo

3 Comentarios

  1. Proteófilo Cantejero dice:

    Pero ¿no pueden ocurrir y ocurrirse cosas que revelen una inesperada esperanza para quien esté atento a la posibilidad? Aunque tal vez tengas razón y precisamente estar en esa posición revela lo absurdo del panorama.

    Por cierto, ¡no lo digo para nada porque mi categoría se llame «Libreta de ocurrencias»! No se te vaya a ocurrir semejante absurdo, ¿eh?

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  2. Maigo dice:

    No creo que se me ocurra tal cosa como restar esperanza a lo que publiques en tu categoría.
    Pero no logro ver cómo es posible que la esperanza pueda andar de la mano de la ocurrencia, si la primera es la que da sentido a la acción. Actuamos porque esperamos que sea para bien, aunque pensar que cualquier cosa que se me ocurra sea buena es muy ingenuo.

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  3. Proteófilo Cantejero dice:

    Tal vez no estamos pensando en las mismas ocurrencias. Yo pensaba que no parece muy sensible suponer que uno sabe perfectamente que lo que hace está bien, en todos los sentidos que le parezcan importantes. Pero el esperanzado puede actuar con esa confianza porque puede esperar que, en efecto, así ocurra. A esas ocurrencias decía yo que no se vale desesperanzarlas, o arrebatarles la posibilidad de que se dé un encuentro inesperado, afortunado, con el bien.

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