Tallaba sus patitas delanteras frente a su rostro de una manera desesperada. Como un boy scout tratando de encender el vital fuego en la hoguera de un anoche de invierno. Tal vez fue lo primero que aprendió a hacer, lo hizo mucho tiempo antes de aprender a pesar.
Al igual que sus hermanas, primos, padres abuelos y todo el árbol genealógico de las moscas fruteras, ésta, había tenido ideas brillantes desde que era una larva. Y como es costumbre entre todos estos animalitos, se la pasaba su corta vida saboreando los planes que hacía al elucubrar con sus patitas.
Sin embargo, esta mosca fue distinguida de entre toda su especie. Ya Dios sabrá por qué, es algo que los seres humanos nunca nos enteramos, pero no hay otra explicación a estas alturas de la vida. Dios quiso, que ella viviera más de un día. Y no fue un truco sucio como el que jugaría un genio maligno de la lámpara, que le concedería un día con un segundo para cumplir su deseo. No, en esta ocasión, le concedió nada más y nada menos que 200 años.
Ocurrió, además, que esta mosca en particular, como ya después nos venimos a enterar, soñaba desde pequeña con nada más y nada menos que la conquista del mundo. No era una soñadora vaya como sus hermanas o parientes, que soñaban con gozar toda su vida de dulces sabores de azúcar y miel. No, ésta mosca en particular se placía en el dominio y el ejercicio del poder absoluto.
Para mala suerte de nosotros, los hasta entonces reyes del planeta, nos tomó por sorpresa. Y es que nadie sospecharía de una mosca, aunque ahora que ya sucedió la conquista, es muy obvio que saborean sus planes con cada tallón que se dan entre sus manos. Planean, salivan y desmenuzan una y otra vez sus planes, de manera tal que no quepa el más mínimo gramo de error. Por suerte para nosotros, la vida les era demasiado corta como para realizar lo que planeaban. En fin, Dios sabrá por qué hizo lo que hizo, y ahora que el Rey Supremo de la tierra nos tiene esclavizados a todos, es mi deber, contar el mito de su derecho divino, de manera tal, que las generaciones por venir de seres humanos jamás duden del por qué vivimos como vivimos en la actualidad.