Los pasos no se oyen, pero alguien viene allá a lo lejos. Aquí estoy yo observando cómo se acerca, pero esta neblina no me deja ver bien, intuyo una silueta, su fantasma caminando, pero, ¿no soy yo el invocado?, es su voz el recuerdo que me atrajo hasta este lugar lleno de encanto. Ya nunca estamos tan cerca. La neblina nos disuelve, y aunque amanece, está nublado.
Javel