Pesadilla escolar

Tuve un sueño que no me pareció un sueño. Todas las instituciones educativas estaban tomadas en todos los niveles. Las avenidas principales estaban vacías. Los pocos autos que transitaban mostraban la gravedad de la situación. Nadie quería entrometerse con la situación. Los partidarios creían que los opositores se cansarían de esperar. Pero la verdad era que ya no esperaban nada. Los motivos podían ser variados. ¿Cómo podrían oponerse a una situación tan extrema? Si no podían atender a todas las demandas, el país seguiría detenido, si lo hacían, podrían detener el país en cualquier momento. Al menos eso era lo que ellos creían. Porque los partidarios suponían que se trataba de una estrategia de desgaste, que los opositores no querían perder todos los recursos con los que contaban. Ambos se equivocaban. Ninguno de los dos grupos tenía tanta fuerza como el otro creía. Pero la situación se había extremado tanto que nadie habría podido imaginar que se llegaría a esos lugares. No había paso a una situación intermedia, porque los partidarios creían que esa sólo beneficiaría a los opositores y los opositores creían que esa sólo beneficiaría a los partidarios. Era todo o nada. Ahí fue cuando me di cuenta que estaba en una pesadilla. Pocos se comprometen a tal extremo con una ideología. Los intereses son variados. Algunos prefieren ganar poco, pero que sea seguro y para ellos, que optar porque gane todo un grupo. Hay quienes no son partidistas ni opositores. Aunque la educación siempre ha sido una valiosa moneda de cambio. Supongo que principalmente tiene que ver con la idea de que la educación siempre es buena. Por eso es grave que se cierre una escuela, mucho más si se cierran todas. Además, buena parte de la población estudia, porque se cree, a veces no sin razón, que un profesionista tiene mayores oportunidades de vivir bien. En la educación, en las escuelas de los distintos niveles, se fincan los sueños. No es exagerado pensar que un país con educación de alto nivel es un país poderoso o un país donde puede vivirse bien. En la educación también se pueden fincar las pesadillas.

Yaddir