Entelequias

Estaba yo muy tranquilo viendo Diablero en Netflix cuando se me ocurrió una idea descabellada.

Imaginé por un momento, que este asunto del Coronavirus no es un engaño. No es guerra fría, ni armas biológicas ni guerras económicas. Imaginé también (aunque no sea verdad) que no es algo que inventaron los rusos. Imaginé que simplemente es una enfermedad que se contagia con mucha sencillez y por lo tanto puede causar muchas muertes.

Imaginen conmigo por un momento, que este tipo de crisis, no dependen del hombre, ni hay un científico chino loco detrás de todo este teatro ayudando a su país a punta de pistola, a causar una recesión en la economía mundial. Imaginen, que no es un arma (creada por los gringos o rusos o guatemaltecos) que se usa contra sus enemigos y por supuesto, quien la usa posee la cura (porque claro que hay cura). Imaginen también, que el riesgo de contagio es verdad, y que conviene no salir a las calles, que todos y cada uno de los gobiernos no nos están mintiendo en la gravedad (con excepción del presidente mejicano que dice que todo está bien y que si por él fuera se comería a las niñas)  del asunto ni que el número de muertos italiano es falso.

Suena bien disparatado, ¿verdad? El fin del mundo a manos de algo que no es humano, a manos de algo que no es una técnica (que dominamos, ni que podamos dominar con una técnica) y que por lo tanto se nos puede salir de control de un momento a otro. Por supuesto esto no puede suceder, somos humanos y tenemos chingos de tecnologías y de chinos científicos vergas. Bendita ciencia que nos permite taparnos los ojitos cuando queramos.

En fin, se me antojó compartirles esta loquera que se me ocurrió, no hace ninguna diferencia, ni nos ayuda en nada. Solo quería señalar que Bátman (que es un científico también) no es gobernador de Ciudad Gótica, y que todos esos putos comunicados pedorros de científicos (y economistas) sudamericanos y mejicanos y chinos y gringos explicándote la “verdad”, me cagan. me parecen un montón de sacerdotes de un culto impío lloriqueando mientras tratan de mantener la fe y tratando de contagiarnos su miedo.

Imaginen conmigo (aunque sea mentira que me cuento y que les cuento) esta imposible y alocada idea de que de vez en diario, nuestra mamá Naturaleza se place en matarnos.