Y a todos los ciegos que degeneraron demasiado rápido, se les olvidó que el mundo no estaba mudo. Poco a poco, bajo esta nueva manera de vivir, la sociedad comenzó desde cero, de forma muy lenta y muy pesada, cada uno de los invidentes recuperó la dignidad, las técnicas e incluso aprendió a divertirse. ¿Quién necesita ojos cuando se tiene una imaginación abundante?