Tiende de mi carne un hilo,
su cabo va lejos,
se pierde de vista
y de oído se acalla
aun grite lanzando
voces cual cantos de río
tirados al mar.
Pende sobre mar y olas,
se adentra en la arena,
ahueca las calles
y anuda una nube:
ya alguien se cuelga
como tocando campanas.
Repica mi piel.
Tiende de mi carne un hilo,
cual cantos de río,
sobre mar y olas.
Tiro y trina la memoria
amueblada y llena y
luminosa y quieta.
Como tocando campanas
tiran y yo trino
donde más hay eco
suena en armonía un suspiro.
Proteófilo Cantejero