Es difícil dejar de hacer lo que he venido haciendo desde hace más de diez años. Un día, como cualquier otro, te levantas, te aseas, desayunas y vas hacia donde siempre. ¿Qué puede cambiar? La rutina es de esas pocas cosas seguras en la vida. He intentado improvisar, cambiar pequeños pasos de mi casi cronometrada mañana. Pero, cual manecillas de reloj avanzando de izquierda a derecha inexorablemente, avanzo en la misma dirección, haciendo todo exactamente de la misma manera en la que lo he hecho. ¿Quién puede echarle dos de azúcar al café si todos los días de los últimos diez años le ha echado sólo una?, ¿tienen idea el estrés que podría generar desafiar ese pequeño paso? Sería casi como salir a la calle sin ver una sola persona. Las casas, las puertas, los patios, las banquetas, los autos y los árboles, todo ello está en su lugar, pero no hay personas. ¿Qué les sucedió a todos y cada uno de los humanos? Debió pasar algo horrendo, digno de una catástrofe nuclear o de un guionista amante de las series de zombis, puede que unos seres desconocidos desaparecieran a los seres conocidos. Sólo algo ajeno a la humanidad sería capaz de un cambio semejante. Decir rutina es decir constancia, es decir seguridad. La tierra gira siempre de las mismas maneras durante el mismo tiempo. Sería terrible que un día decidiera hacer algo distinto. ¿Qué sería de la vida humana si la tierra se quedara en el mismo lugar, si siempre tuviéramos sol o si siempre tuviéramos noche, si siempre tuviéramos nieve o si siempre tuviéramos sombra? No creo que podríamos soportar un cambio tan estático. Además, qué aburrido sería si siempre tuviéramos el mismo clima. Esa sí que sería una catástrofe. ¿Qué haría si debiera cambiar mi día a día? No creo estar preparado para responder a esa pregunta. Mejor sigo haciendo lo que hago todos los días, sin preocuparme más de lo que estas mismas reflexiones me preocupan el mismo tiempo diariamente.
Yaddir