Algunas notas sobre la libertad de expresión

No todos podemos decir lo que sea cuando queramos y como queramos. Estaría dispuesto a afirmar que nadie puede hacerlo. Al menos nadie puede hacerlo sin que medien consecuencias. Las frases no se quedan en letras escritas, voces o señas. Hablar por hablar muestra un trasfondo vacío.

Las polémicas son parte de la natural disensión que encarna y permite un régimen con rasgos democráticos. Ninguna postura va a satisfacer a todos los ciudadanos. Mucho menos una provocación. La provocación concentra la atención, pero también la disuelve.

El disenso nace de la libertad de expresión. Pero si no se disiente con razón en los temas importantes, la libertad de expresión se transforma en libertad de provocar, en libertad de insultar. En las redes sociales parece que todos tienen la razón; por eso nadie la tiene.

Las posturas, las enseñanzas y las doctrinas son vitales. Las palabras pueden llevarnos a entender la justicia, a vivir mejor. Pero con palabras el orador se hace fuerte. El que convence para ser fuerte cree domar a la justicia. De ahí la importancia en reflexionar en la verdad de lo que se dice. Por una mentira han muerto millones de injustamente.

Yaddir