El pequeño cubrebocas

Usar cubrebocas es más que una distracción a la belleza o a la propia identidad. Usarlo armoniza nuestra actitud social con las demandas sanitarias; una muestra de civilidad, obediencia o miedo. Los rebeldes ensalzan su descontento con la autoridad mostrando su sonrisa al desnudo. “Nadie nos va a tapar la boca con nada” manifiestan orgullosos, como si estuvieran resistiéndose a una terrible tiranía. (En una tiranía no podrían sonreír sin permiso). Resulta signo de buen sentido el criticar al estado, no se me malentienda que debe obedecérsele ciegamente en todas sus disposiciones. Pero las evidencias recalcan con insistencia que se daña más a nuestros vecinos por nuestra resistencia al uso del cubrebocas que a los muy criticables servidores públicos. El más débil siempre es el más propenso a los daños. A veces la rebeldía manifiesta ignorancia y la obediencia resalta la inteligencia.

Yaddir