El árbol se conoce por sus frutos: el misericordiado da misericordia; el miserable, miseria.
Caras salieron las falsas esperanzas, ingenuos resultan quienes esperan tener larga vida cuando cimentan la fuerza de ésta en la muerte, el odio y las divisiones.
Julio César lo entendió en el Senado, justo cuando pasaban los Idus de Marzo. Él dividió, venció y por su propio hijo fue cruelmente asesinado.
Maigo.
Adendum: Desde esta categoría nos sumamos al dolor que embarga a México y al resto de Latinoamérica.
Creo que Yaddir habla bien del costo de la indiferencia, aquí el post