Hojas caídas en verano

Solemos pensar que las hojas caen en el otoño, pero yo he visto cómo es que algunas frondas se vienen abajo durante el verano.

Llenas de vida, plenas de color, verdes y frescas: llenan los pasos de los caminantes.

Las hojas que caen del árbol para perder su frescura en contacto con la tierra, quedan tranquilas y apiladas en las veredas.

No es su momento para caer, señalan los que reparan en su ausencia.

Las veredas quedan forradas de verde por la vida de las hojas, y girando la vista hacia los setos desnudos a destiempo, los caminantes entienden que ellos son hojas y no saben cuando llegará su momento.

He visto frente a mis ojos a las hojas cayendo en el estío, perdiendo la frescura y alimentando con su vida a mi vida carente de sentido.

Sé que esas bellas hojas no caen porque estén secas o por frío, es un rayo en la tormenta de la vida la que las hace caer, sin que ellas puedan o quieran hacer algo para evitarlo, el rayo cae sin que las hojas quieran buscarlo. Llega y ya.

Veo las hojas frescas nacidas en primavera sucumbiendo en el verano, y aprecio la fuerza del rayo, de las lluvias y el granizo que no sólo tira a las hojas, a veces también el árbol.

Maigo