Y a la vuelta de unos días, descritos en corpulentos volúmenes de diarios, nos dimos cuenta de que la vida se nos fue.
Entre proyecciones, ilusiones y desencantos. Con la compañía de soles, de resolanas, pero jamás de profundas sombras, salimos a caminar siempre: primero sin ver en donde estábamos, después … con gruesos bastones en la mano.
A la vuelta de unos días, que se fueron convirtiendo en semanas, meses y años, pasamos por la vida creyéndonos arrojados.
Todo esto nos sucede, cuando por imaginarnos cada mañana haciendo lo que nunca logramos, dejamos de ver que ahora somos salvos.
Maigo