Certero abrazo

Certero abrazo

 

un alfiler atrás del corazón

Adolfo Castañón

Anudados los ojos, nublada la garganta, la memoria acecha a punto de llorar. Cavilación y duda. Conoce uno al amigo, sabe cómo lo está pasando. Certeza en lo que se tiene que decir; incertidumbre de la posibilidad de decirlo. No, nuestra amistad, nuestro compartido amor por la palabra, no está renunciando a decir, a decirnos. Certeza en que lo dicho antes puede ser vivido ahora; incertidumbre de que la vida ―no tú ni yo, la vida― nos alcance para decirlo todo. No claudica la fe, en ella nos encontramos: el rezo de la noche amaina la distancia. No claudica el afecto, el cariño que hace desear que el amigo sea reconfortado: el aliento es un pálpito suspenso, la preocupación hormiguea en los brazos, tu ausencia es la esperanza del abrazo. Claridad: mi ilusión a veces aspira a proteger la vida. Incertidumbre: ¿seré suficiente para acompañarte? Certeza: sin esta cavilación y duda seríamos extraños. Acechamos nuestra fe, a veces desnublamos las palabras y vivimos la amistad con nuestras vidas anudadas.

 

Námaste Heptákis

 

Coletilla. A mi juicio, esta es una de las mejores interpretaciones de Montserrat Caballé, que descanse en paz.

Abrazo

Te veo en la cruz y te sé a mi lado,

en las alegrías y en las tristezas

sólo tú Jesús me has acompañado.

No te han importado todas mis bajezas.

 

Tú no te has fijado en mis pecados,

pues no soy un ser de grandes proesas.

Hay ocasiones en que te he negado,

y soberbio caigo viendo otras promesas.

 

Pero, a pesar de mis faltas, ¡oh Jesús!

Abres para mí, y otros como yo,

los brazos, entregandote en la cruz.

 

Y nos miras como el fiel amigo,

que limpiando nuestras fallas, a todos

nos hermanas en un mismo abrazo.

 

Maigo.

 

 

Brazos abiertos

Quien abre sus brazos ofrece su pecho, quien ofrece su pecho entrega su corazón. Sólo quien entrega un abrazo comprende la grandeza que éste encierra, porque para dar un abrazo es menester la confianza, pues el abrazado puede herir traspasando el pecho, o puede confortar cuando lo que motiva al abrazo es un dolor compartido.

Quizá sin pensarlo mucho nos demos cuenta de todo lo que hay en un abrazo, quizá por ello sólo abrimos nuestros brazos ante quienes nos son suficientemente conocidos. Las razones que nos mueven a aceptar o rechazar al otro son tantas que cada abrazo suele ser distinto y limitado a uno solo, o a unos cuantos.

Somos limitados e incapaces de ver lo que acontece en el corazón propio o ajeno, y nuestros límites se ven también en los abrazos que solemos dar y en el modo en que apreciamos los que vemos. Es justo reconocer que no siempre nos encuentra el otro con los brazos abiertos, a veces por nuestra ceguera, a veces porque no queremos verlo.

Pero, tembién hemos de admitir que si bien a veces abrimos los brazos procuramos mantener el corazón en otro lado. Dentro de poco comienza una época de abrazos, muchos de ellos seguro serán fatuos y dejarán de lado la belleza del abrazo.

Para evitar el daño que contiene un falso abrazo hemos de reconocer al que sí es verdadero y entregado; y en Dios que se entrega por completo, a sabiendas de lo que somos, lo que pensamos, lo que hacemos y lo que padecemos podemos ver al abrazo real que salva, conforta, da vida y sana el alma.

Así pues, debemos cuidarnos del abrazo falso, ese que muchas veces damos sin dar y pretendemos recibir sin antes soltar todo lo que nos estorba para ello.

Maigo.

 

Radiografía (inexacta) de un beso

“What’s in a kiss?

Have you ever wondered just what it is?

More perhaps than just a moment of bliss.

Tell me what’s in a kiss…”

Gilbert O’Sullivan

No es el mero acto de juntar nuestros labios presionándolos ligeramente unos contra otros lo que hace ser a un beso y quizá, al contrario de lo que muchos piensan, tampoco sea este su comienzo. El beso, me parece, comienza de más arriba, ahí donde se ubican los ojos: con una mirada para ser exactos; aquella mirada que se encuentra constantemente con esos labios que uno muere por besar.

Se cruzan entonces ambas miradas haciendo patente el deseo por besarse, instante que se torna en un momento mágico donde el tiempo deja de existir y el espacio infinito que hay entre ambos rostros se va difuminando hasta volverse un horizonte deliciosamente anhelado, mismo en el que se juntan los cuerpos para estrecharse en un abrazo inconcluso mas cálido.

El abrazo concluye cuando, estando los labios a punto de yacer en esa otra boca prometida, los párpados se cierran con dulzura, el pulso se acelera desbocado y un último suspiro profundo se inhala, aliento del que irremediablemente habrá de nacer nuestro beso.

Sin embargo, no es la íntima unión de los labios o de los cuerpos lo que lo dotará de vida sino el deseo de que el momento no se acabe nunca, el anhelo de querer permanecer atrapado ahí para siempre, la nostalgia de atesorar cada instante porque no se repetirá jamás y, sobre todo, la esperanza de que aquel beso deje su huella no sólo en la carne, sino también en el alma donde vivirá eternamente.

Hiro postal

Del abrazo

Being alone never felt right. Sometimes it felt good,

but never felt right. “

CH. B.

Aunque, como de casi todo hoy en día, exista definición de lo que son los abrazos, tal descripción–me parece- no agota lo que éstos son. Un abrazo sin duda es cosa rara. Otro cuerpo, dos brazos enormes rodeando, tocando las fronteras de tu espacio, y tú haciendo lo mismo con el de alguien más. Son muy útiles cuando hace frío. Pero, además de esto, ¿por qué nos abrazaremos? Sin duda están presentes en el invierno, así nos calentamos tantito. Pero abundan todo el año; en otoño, en la primavera y el verano. No creo, pues, que cosas como la química y la baja temperatura sean las causas únicas de los abrazos. Todos, hasta los que somos bien huraños,  queremos o nos gusta recibir o dar un buen abrazo.  Los hay de diferentes tipos; están los avallasadores, que no te dejan moverte ni respirar. Esos que se dan los amigos efusivos luego de mil años de no verse. Los vivales que siempre quieren ver qué tan lejos pueden llegar, hasta dónde pueden tocar. Están los sangrones, que se dan nomás por pura “educación”; los que se dan rapidito y casi sin tocarse.  Otros más sinceros que son para reconfortar, cuando vemos, por ejemplo, a alguien llorar y no sabemos cómo ayudar. Están también los que suspiran deseos y amores secretos. A veces son la palabra exacta; cuando se dan en el momento y lugar adecuados, no se necesita decir más.  Y no sé cuántos tipos más habrá. Son como los besos pero, quizá, más penosos, menos escandalosos. Son de esas cosas sencillas pero también una maravilla. Aunque parecen darse con el puro cuerpo, se sienten mucho más allá. No digo que hay que ir por la vida abrazando a medio mundo, digo que hay que abrazar bien y bonito a la gente especial.  No darlos con puros signitos tecleados en la computadora o en el celular. No darlos ni aventarlos a lo tonto (ésa es una moda fea, como la de andar diciendo “te amo” a casi cada persona en casi cada lugar). Digo sólo que no hay que pasarlos por alto. Son bien especiales porque son de las pocas cosas que quedan para las que no se necesita un cargador, cambio de aceite, tintorería o baterías.   Porque nos recuerdan, incesantes contra toda la propaganda actual, que no estamos ni somos como burbujas individuales, sino que somos políticos y sociales.

PARA APUNTARLE BIEN: “Evil grows and bears fruit, which is understandable, because it has logic and probability on its side and also, of course, strength. The resistance of tiny kernels of good, to which no one grants the power of causing far-reaching consequences, is entirely mysterious, however. Such seeming nothingness not only lasts but contains within itself enormous energy which is revealed gradually.” –C. Milosz en “If only this could be said”

MISERERES: La ex –rectora de la UACM ha pedido a la Suprema Corte invalidar a Dussel como “rector interino”.  Es valiosa tal petición si se recuerda cómo llegó Dussel a tener tal puesto. Además, el líder petrolero, Romero Deschamps, de nuevo está en la mira por los llamados “manejos millonarios” de él y de su familia. Se exige que el mismo trato que se ha dado a Elba Esther –desde su arresto- se dé para Deschamps (pero no está pasando).