Pequeño tratado sobre las sustancias espirituales

Pequeño tratado sobre las sustancias espirituales

 

a los corazones solitarios

 

Mi poema favorito de Luis Cernuda es uno que ahora llamaríamos gay. Me gusta su sensualidad, me emociona su ritmo y me intrigan sus imágenes. En su parte más bella, un hombre descubre con expectación la belleza corporal de un ángel recostado junto a él, de un ángel que le da la espalda perfecta y del que el espectador no puede más que enamorarse. No será difícil al lector reconocer la estupefacción que produciría despertar junto a un ángel, junto a un ángel de espalda perfecta, sobre todo cuando todos sabemos que ningún ángel tiene una espalda perfecta y que nuestra visión de la misma se limitaría inevitablemente por las puntuales alas. Pero el lector que eso piense no tiene más remedio que renunciar al juego cernudiano y fingir que el poeta sólo dice ángel para no decir hombre y que, por tanto, el poema ya no le puede decir nada más. Allá el lector estrecho y lo que quiera hacer con sus estrecheces. Quien sigue en el juego, despertando en esa cama compartida con un lindo ángel que recostado de lado mira hacia la pared, más bien podría sorprenderse de que el lindo ángel al que admira con sus recién abiertos ojos tenga cuerpo. Sabemos que, perfecciones aparte, los ángeles se distinguen sustancialmente de los hombres por el cuerpo. O el que admira no está mirando un cuerpo, o el que todavía duerme no es un ángel. Si no es un ángel, el poema ya no tiene nada más que decirnos. Si lo admirado, con todo y su linda y perfecta espalda, no es cuerpo, el poema se nos vuelve un enigma erótico.

Mirar enamorados y somnolientos a un lindo ángel durmiendo junto a nosotros, recostado de lado entre nuestro yo expectante y la pared impasible, yaciendo tan perfecto entre el deleite sensible y la estabilidad material –yo despierto, él dormido y la pared enclaustrada en su vigilia inexpresiva-, conjugando entre los tres las posibilidades todas, nos deja a las puertas de la que –quizás- es la clave para pensar el erotismo: la realidad y el deseo.

El poema nos enseña que nos enamoramos conjugando realidades, que despertamos al deseo para velar el sueño, que llevamos nuestro amor como perseverancia de lo imposible ante la finitud de las cosas. Y en la vida, como en el poema, el bonito ángel durmiente junto a nosotros desaparece –en el amor, el ángel cae por nuestra soberbia-, se diluye en sensaciones que se diluyen en recuerdos mientras caemos de la vigilia expectante a la inexpresiva vigilia, y en la inexpresividad nos desmoronamos al reconocer que no somos cosas… Nos llevamos a la imposibilidad tras imposibilitar al ángel; nos vamos del amor tras negarlo. La realidad se empobrece si se elimina al deseo; el deseo se esfuma si se imposibilita lo real. Y el poeta Cernuda nos enseña que el amor entre dos hombres nos enseña a pensarlo. Sospecho que pare nuestros tiempos que sólo buscan producir y ser más, todo esto es tan inaceptable como el ángel mismo. Pronto nos descubriremos enclaustrados, desmoronados en la materia de las meras cosas, desangelados.

 

Námaste Heptákis

 

Garita. Enrique Vargas del Villar, candidato del PAN a la alcaldía de Huixquilucan tras un amañado proceso, fue el primer (y único –hasta ahora-) candidato que afirmó públicamente la posibilidad de reelección inmediata si gana el proceso en curso. Insisto, que los candidatos no lo informen es, cuando menos, deshonesto.

Escenas del terruño. Suceso casi desapercibido, pero muy importante. El pasado martes 5 de mayo comenzó el proceso electoral 2018 con el final de la guerra entre Grupo Carso de Carlos Slim y Televisa. Todo se reconfigura. Todo.

Obituario. Cuenta la leyenda que el día que la tristeza aprendió a sonreír, había escuchado a B. B. King. Descanse en paz el músico genial.