Dicen que en el infierno los oídos que castigan la pereza, de tan laberínticos que son sus pabellones no hay palabra alguna que en ellos no se disuelva — y tanto murmullo tampoco hace un perpetuo silencio.
"Una docena de años viendo cómo se parten por docenas otras cosas en el mundo"
Dicen que en el infierno los oídos que castigan la pereza, de tan laberínticos que son sus pabellones no hay palabra alguna que en ellos no se disuelva — y tanto murmullo tampoco hace un perpetuo silencio.