Decimos que tenemos memoria, y junto con ello afirmamos que la podemos perder con cierta facilidad, no simpre recordamos todo y no siempre olvidamos con facilidad, lo que nos muestra que nuestra memoria no siempre trabaja conforme a nuestra voluntad, auque hay ocasiones en que procuramos ayudarnos a rememorar algún asunto que es de importancia para nosotros y del que queremos evitar el olvido.
A veces auxiliamos a la memoria medinte el ejercicio constante de la misma, quien lee y relee poesía atendiendo cuidadosamente a cada una de las palabras guarda en sí mismo aquello que está repitiendo constantemente, de ahí que digamos que cuando ejercitamos la memoria grabamos en ella aquello que es importante mantener a pesar del cambio constante en el que estamos sumergidos.
También hay otras ocasiones en que ayudamos a la concurrencia de los recuerdos mediante objetos recordatorios, y no estoy pensando en esos objetos que trae la gente de las playas o de los lugares que ha visitado, pues estos más que recursos para recordar el lugar visitado son objetos que tienen sentido por el hecho de que recordamos su origen más que porque nos ayuden a recordar, más bien pienso en objetos como los calendarios santorales, que al asignar a algunas cuantas vidas un día del año, en buena memdida aseguran que esas vidas sean recordadas como ejemplos a seguir.
El santoral es un bello recordatorio, siempre y cuando éste no se limite a decirnos qué santo se festeja en determinadas fechas, más bien su belleza radica en su carácter de invitación a la memoria, mediante un santoral yo puedo ver la vida de aquellos santos varones o mujeres que entregaron su ser en un acto de fe, y al ver tan ilustres vidas es imposible no pedir a Dios que haga de nosotros un instrumento más de su paz divina. Aunque para que tal suceso ocurra es menester tener fe.
Nuestros timepos se caracterizan por el deseo de evidencias que sean demostrables, dejando a un lado a las palabras que puede dictar la fe en nuestros corazones; ante tal rechazo a la fe, el santoral pierde su razón de ser, pues ya no tiene la menor importancia saber de la existencia de hombres que dieron todo inflamados por el añor a Dios, en especial cuando ese amor puede ser reducido a simples pulsiones que les llevaron a actuar de maneras tan irracionales y efectivas. Sin embargo, a pesar de que el santoral carece de importancia entre los individuos que buscan constanmente lo valioso entre lo demostrable, seguimos ejercitando la memoria de aquello que consideramos bueno, aún cuando somos incapaces de demostrar qué es lo que hace mejor a lo que nosotros vemos como valioso respecto a lo que los seguidores del santoral vieron como tal.
Nuestro afán de tener memoria ya no se enfoca en vidas ilustres, para ello hace falta que rindamos algún culto u honores a ciertas vidas, ya sea de santos o héroes; ¿pero si ya no hablamos de lo memorable, entonces qué es lo que queremos tener en la memoria y cómo procuramos tenerlo? Podemos decir que a falta de pan tortilla y que falta de lo que brilla por ser excelente buscamos recordar lo que sea, apelando a que es importante reconocer el papel que juega lo que según nosotros debemos recordar.
Tal pareciera que ahora buscamos recordar lo que trabaja constantemente en aras de cuidar su capacidad para trabajar bien, y de garantizar con ello que así se mantenga. Si prestamos un poco de atención a lo que nos mueve a recordar algo mediante la declaración de días internacionales para recordarlo, no nos costará trabajo reconocer que lo que reconocemos es lo que está enfermo, lo que funciona mal, de la misma manera en que no nos acordamos de que tenemos estómago hasta que sentimos hambre o hasta que estamos enfermos.
Cuando ya no hay divinidad ni excelencia, sólo lo que nos causa dolor por trabajar mal es recordable, de ahí que mañana sea el día internacional del riñón y curiosamente también el día internacional de la mujer, de los riñones se acuerdan quienes sienten dolor debido alguna deficiencia de los mismos, quizá de las mujeres también nos acordamos porrque éstas padecen alguna deficiencia muy difícil de reconocer o recordar, deficiencia que al ser más dolorosa para el el cuerpo causa más gritos y desesperación.
Mañana se recordará en muchos lugares que hay riñones por el mundo sufriendo enfermedades y que estos deben ser cuidados con esmero para no enfermarse, y de igual manera mañana se verá que hay muchos seres enfermos que se hacen llamar mujeres y que como un cancer invaden a la comunidad y matan a lo que queda de saludable en ella.
Además mañana será un día más para recordar que hemos abandonado el recuerdo de lo excelente, santo y bueno por ello, para enfocarnos en el recuerdo de lo doloroso, enfermo y repugnante que casualmente parece ser bueno y memorable por ello.
Maigo.
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...