Metafísica del meme

Metafísica del meme

La tesis clásica de que el alma es todas las cosas tiene en la analogía tomista la negación de la lectura politeísta. Quizás el meme es la negación atea de toda lectura posible tras la cancelación del alma. En primer lugar, el meme funciona en el ámbito de las imágenes más simples, aquellas en las que la imaginación trabaja menos, esas que pueden explicarse con pura neurología. Las imágenes del meme no permiten lecturas, sentidos o niveles de profundidad: son superficiales, unívocas e instantáneas. En segundo lugar, la imaginería mémica se origina en una escasa cultura elemental, de ahí la renovada posibilidad de emplastar y reusar imágenes, de ahí el uso reiterativo de la misma imagen para distintos casos. El meme es la subsunción de lo particular a casos paradigmáticos cuya paradagmaticidad proviene de la reiteración; el meme no involucra a la memoria: la sustituye, la suplanta, la simula. En tercer lugar, el meme es la negación de toda analogía posible. Captar un meme no implica articular sus partes, sino sobreponerlas. Producir un meme no implica expresar una metáfora, sino imposibilitarla. El alma educada en memes es la primer alma antipoética. Y un humor que no es poético ya no puede, siquiera, ser decadente: la comedia le es imposible. El meme es la realización del ideal neurológico: el meme es pura “información” compactada. El meme es el imperio del dato. Y en un universo de datos el alma no necesita ser todas las cosas, sino que todas las cosas necesitan ser únicas, de una sola captación posible y de una sola reacción probable. El meme quizá demuestre que la imagen contemporánea de Dios ya no es la de un relojero puesto a descansar, sino la del bromuro de plata nunca alcanzado por la luz. Sin luz, sin alma y sin Dios, no faltará el que se luzca diciendo que el meme es intuición pura. Para algunos será un dato interesante…

 

Námaste Heptákis

 

Chapología. Gracias a que Carlos Loret de Mola dio a conocer el audio del video de los últimos momentos de Joaquín Guzmán Loera en su celda es que podemos saber que antes de la huida en la celda sonó “El Rey”; la musicalización exacta de la decadencia política.

Escenas del terruño. 1. Proceso mintió. El periodismo de ficción del que en otro tiempo era el gran semanario político de México quedó evidenciado por Juan Carlos Romero Puga. Proceso mintió y su “reportaje” sobre Joaquín López-Dóriga fue una vil difamación. Y por cierto: ni se alzaron las voces en contra del linchamiento, ni el “espacio plural” dio derecho de réplica.
2. Importante la observación de Héctor de Mauleón sobre la anticoncepción obligatoria.
3. Se van a cumplir trece meses de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa y la discusión seria sobre el caso es escasa. Buena reflexión la de Carlos Puig en torno a la inacción del ejército en aquella noche de Iguala. El caso no debe olvidarse.

Coletilla. “El poeta opera sobre la nostalgia que el significado siente por el significante”. Octavio Paz