“Dios escribe derecho sobre renglones torcidos”
Aquel pueblo no era uno famoso, pocos lo conocían, especialmente los traileros del norte que iban y venían camino a Guadalajara, San Luis o Zacatecas. No era un pueblo mágico, aunque tenía bellas construcciones, casas e iglesias. Guardaba historias del siglo pasado, de la revolución y las guerras cristeras. No era conocido por su alta gastronomía, por sus deliciosas gorditas, papas locas, quesos, tunas y otras maravillas. Aquel pueblo no era conocido siquiera por ser lugar de encuentro de miles, enormes y bellísimas estrellas. No había visto nacer a un santo, a un héroe, mucho menos a un presidente. Era un pueblo pequeño, mocho, sin cines, gimnasios, ni siquiera súper-mercados. Pueblo bicicletero. Pueblo olvidado de Dios. A pesar de haber sido algún día pacífico ahora estaba infectado del narco, de zetas y de corrupción. Pero así como casi todo estos días, aunque pocas, tenía bellezas que deslumbraban. Aunque poca, aquel pueblo tenía gente tan bella que brillaba así como esas estrellas. Había visto nacer, crecer y morir muchas millones de flores, de vidas y velas. De aquel raquítico pedazo de pueblo era la vieja Chayito. Nacida hace quién sabe cuánto.Huérfana y adoptada por los tíos más ricos, creció empapada de la religión, la Biblia y la vida de Nuestro Salvador. Se educó –como todas las mujeres en ese pueblo perdido- para encontrar marido, y lo encontró. Amó pero no fue amada; después de su tercer hijo, descubrió, señalada por todo el pueblo y llena de pena escarlata, que su esposo tenía una y más amantes. Nunca se divorció (iba en contra de los designios de Dios), nunca dejó de amarlo (iba en contra de los de su corazón). Heredó lo que su tío y padre le dejó: grandes pedazos de tierra, relojes y joyas mejores, y una casa de esas viejísimas de la Revolución. Casa que se volvió su hogar, el de sus hijos, sus nietos y unos cuantos más. Casa que aprendió después de mucho a defender con uñas y dientes. Aprendió también y con dolor, que no todos iban por el mundo buscando hacer el bien al por mayor. Perdonó robos de enemigos, amigos, tíos y a sus mismos hijos. Amó como pocas hijas, esposas y madres. Comprendió, después de tanto dolor y llanto, que su único hijo varón podía ser homosexual y no ser una barbaridad. Aprendió a valerse por ella misma, vendía productos de Avon y también de Stanhome. Vivió para contar la historia de la balacera entre narcos, federales y zetas justo afuera de su residencia. Al paso de los años el brillo de su rostro tal vez no era el mismo, pero después de tanto, de tener mucho y luego no tanto, de ser abandonada, engañada y sospecho hasta golpeada, Chayito en el fondo seguía siendo la misma. Seguía yendo a misa domingo a domingo. Mañana, tarde y noche rezaba y pedía, nunca por ella, siempre por sus seres queridos y no tan queridos. Pedía por su pueblo, su México y el mundo entero. Poco o mucho, todo lo que fuera de ella, lo ofrecía a aquél que se le ofreciera. Su dinero, sus cosas, sus deliciosas gorditas, su tiempo, su ayuda, toda ella. Le dolía no poder o saber ayudar, le dolía más que no aceptaran la poca ayuda que podía dar. No sabía nada de gramática, astronomía o matemática. No hablaba otros idiomas, no leía poemas ni entendía elocuentes frases ni rimas. Pero Chayito después de mucho, como pocos, seguía creyendo en la gente y también en Dios. No dudaba del bien escondido en aquel pueblo que ahora ardía en medio de dolor. Chayito, después de tanto con sonrisas o con llanto, cada noche seguía volteando al cielo a admirar las estrellas sin saber que ella era una de ellas. Ella, como pocos o nadie, quiso alcanzar y ser como la Gracia de nuestro Padre… Es bueno voltear al cielo de vez en cuando, aunque haya nubes, aún se hallan bellezas y encantos. Estos días así como en el cielo, en la tierra también se encuentran estrellas.
PARA APUNTARLE BIEN: Esto es de Afonsina Storni. Gracias, Námaste Heptákis por presentármela.
DOLOR
Quisiera esta tarde divina de octubre
pasear por la orilla lejana del mar;
que la arena de oro, y las aguas verdes,
y los cielos puros me vieran pasar.
Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera,
como una romana, para concordar
con las grandes olas, y las rocas muertas
y las anchas playas que ciñen el mar.
Con el paso lento, y los ojos fríos
y la boca muda, dejarme llevar;
ver cómo se rompen las olas azules
contra los granitos y no parpadear;
ver cómo las aves rapaces se comen
los peces pequeños y no despertar;
pensar que pudieran las frágiles barcas
hundirse en las aguas y no suspirar;
ver que se adelanta, la garganta al aire,
el hombre más bello, no desear amar…
Perder la mirada, distraídamente,
perderla y que nunca la vuelva a encontrar:
y, figura erguida, entre cielo y playa,
sentirme el olvido perenne del mar.
MISERERES: Hoy cumple años el papá de Mafalda. Ayer en el Reforma se publicó algo de EPN. Miren: http://laprimeraplana.com.mx/elecciones-2012/el-comienzo-del-cambio-enrique-pena-nieto/. Otro artículo (triste para mí ) fue el de Juan Enríquez Cabot titulado ¿Esperanza Tec? Dice que “ser elitista en educación funciona…. Hay que saber, a fin de cuentas quién es lo mejor de lo mejor, en quiénes hay que invertir. Esta es la gente que construye nuevas compañías, ciudades, países…Si México quiere crecer, requiere acuartelar mentes y dedicarlas al crecimiento tecnológico-económico”. Mírenlo, la página del PRD lo publica: http://agendapoliticanacional.infp.prd.org.mx/resumen.php?articulo_id=184959.
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