Ante las fauces del león

Sobre la existencia de mártires siendo devorados en el coliseo hay muchas dudas, algunos consideran que lo ahí ocurrido es falso, que son exageraciones de propaganda mal sana destinada a engañar a la gente sencilla.

Otros, en cambio consideran que la muerte por los leones y los suplicios del circo fue real, y que muchos murieron por defender su fe, hay santos en el calendario y libros atestados de muestras de firmeza y fidelidad incomprensibles para el pragmático.

De exactitudes históricas, respecto a persecuciones y castigos por amar al prójimo y abstenerse del militar servicio en tiempos de los emperadores, creo que no se trata la visión de los mártires.

Más bien creo que esas vidas que se nos cuentan y esos modos de muerte tan confiados nos dan cuenta de la posibilidad de gozo en medio de las dificultades más dolorosas y terribles.

No sé con exactitud cuántos de los que fueron arrojados a los leones, en los tiempos gloriosos del imperio romano lo fueron por ser cristianos, pero me parece que la visión de alguien que es capaz de sentir gozo y alegría, aún estando ante las fauces de un león hambriento, es digna de loa.

Vivimos tiempos complejos, el desierto crece, el silencio se apodera de nosotros con el ruido que no nos deja ni pensar, lo íntimo se vuelve público, y lo que debe ser público se esconde de la vista, además de que algunos cínicos sonríen y nos confunden con su desgraciado gesto, vivimos tiempos complejos porque no sabemos cómo vivimos.

Estamos ante las fauces de leones hambrientos, nos hace falta recordar que salvados ya fuimos y que hay muchas formas de vivir los últimos momentos en este circo en el que nos encontramos condenados.

Bien nos haría recordar, trayendo nuevamente al corazón, a ese sustento que mantenía en pie la fe de los primeros mártires.

Estamos ante las fauces del león

Incendio Transformador

Dicen que a Nerón se le hizo fácil culpar a los cristianos por el incendio de la Ciudad Eterna, también dicen que él ocasionó el fuego porque quería hacer una ciudad más bella. La que Claudio le dejó no le satisfacía del todo, y si la quemó no es por fea, sino porque desentonaba con su lira griega.

En su locura, a Nerón no le importó el destino de los romanos pues ya tenía a los cristianos para que los buenos ciudadanos desfogaran su furia. Esta técnica de Nerón es muy usada en nuestros días, se culpa al régimen anterior y a quien se deje,  con tal de no tener un mal día.

Los tiranos como Nerón, que gustan de escuchar su lira, no escuchan a los ciudadanos porque se dedican a graznar todo el día, y a su graznido llaman canto y con el llanto de los cristianos pretenden obtener la popularidad perdida tras los fuegos transformadores con los que dejan todo hecho cenizas.

Transformaciones, como la de Nerón, no traen nada bueno con ellas, más bien son ocasión de persecuciones contra culpables que difícilmente lo eran, además en ese ánimo transformador traen consigo la perdición de quienes creen en los tiranos y en las ocurrencias que dicen desde temprano cada uno de sus gobernantes días.

Maigo.

Tiempo de mudanzas: A partir de la próxima semana Perro de Llama publicará los viernes, cada quince días, como lo ha venido haciendo desde que llegó.

Querido lector verás sus entradas en viernes en ves de los miércoles, así que por lo pronto y sin afán de molestar anuncio que me apareceré por aquí cada miércoles a partir de hoy.