Derrumbes intelectuales

¿Existe algo como lo que llaman el sistema? Es decir, ¿existe un cuerpo de poderosos que manipulan a la sociedad y le impiden crecer económica, política y culturalmente? La pregunta no parte de una respuesta preconcebida y alimentada por la propaganda intelectual, por el contrario, intenta cuestionar la existencia de ese monstruo oscuro, causa de pesadillas e infelicidad llamado sistema, existencia incuestionable para algunos cuestionadores. Para que la presencia del sistema resulte indudable la retórica debe ser todo poderosa o la mayor parte de la gente sumamente manipulable, es decir, uno de los brazos armados del sistema es la propaganda, todos los medios de comunicación que trabajan para formar ideas en las personas que no pueden prescindir de dichos medios, y aunque algunos puedan prescindir de ellos, siempre estarán otras personas que compartan el mensaje y lo repliquen. Además, siguiendo con la suposición, las opiniones de los medios de comunicación deben ser tan decisivas que impacten en el modo de vida de las personas; dicho modo de vida será imitado por los hijos de quienes han sido educados por el sistema. Por otro lado, la posibilidad de hacer dinero o el control de los medios de producción vuelven más fuertes al sistema y más débiles a quienes están sometidos, imposibilitando la liberación de los esclavos y perpetundo en el poder a los amos. Pero todo lo que se supuso para aceptar la existencia del sistema, también puede cuestionarse: la retórica no es tan poderosa, hay medios de comunicación que también se asumen anti sistema y hay gente de pocos recursos que ha llegado a amasar una fortuna considerable.

El temblor del 19 de septiembre del 2017 como la oportunidad de cambio o la posibilidad de derrocar al sistema es lo que plantea Axel Plmx en su escrito ¿Qué desastre? Además de lo previamente dicho, hay un asunto que requiere de una cuidadosa reflexión en todo lo que afirma Plmx: las ideas como causantes del cambio. Evidentemente se tiene que hablar de ideas verdaderas, de ideas que guíen al hombre a la búsqueda de lo mejor y no sólo de lo que desea, pues, se podría decir, las ideas imperantes, las del supuesto sistema, no sólo lo guían, sino que lo estimulan para lo segundo. Eso quiere decir que el autor del escrito referido debe tomar cada una de sus afirmaciones como verdaderas, incuestionables, pues si son falsas pueden llevar a un despeñadero. Creo que la idea notoriamente falsa es que el desastre dejó algo bueno. Piénsese que el desastre propicio la unidad, la conciencia de nuestra circunstancia política o la posibilidad de cambio. Las tres ideas son falsas. La maravillosa ayuda vertida después del terremoto muestra el desinterés con el que la gente puede apoyar, lo mucho que un ciudadano mexicano estima a otro ciudadano mexicano, pero esa ayuda no es igual a la unidad requerida para tomar buenas decisiones que afecten a la ciudad, tampoco propiciará que se trate con justicia al delincuente, ni que las personas dejen de dar sobornos. Ayudar a quien lo necesita no es lo mismo que actuar con justicia ante quien no está en desgracia. El derrumbe tampoco propiciará la conciencia de nuestra situación política actual porque hacernos plenamente conscientes de ella requiere cuestionar nuestro propio modo de vida, no sólo a los gobernantes ni otros personajes corruptos. Y la tercera requiere de la segunda; se asume con suma facilidad que lo perverso es nuestro régimen, que éste debe cambiarse sin dilación, sin cuestionarse el modo en el que se vive, dicho de otra manera, el liberalismo económico podría estimular el mejor modo de vida del hombre, cambiarlo sería desastroso; por otro lado ¿y si el problema político central es la búsqueda incesante de dominio, sea en el régimen de la economía liberal o el del socialismo? Es decir, si el problema es cómo evitar que el hombre sea injusto con los demás, ¿hay un régimen perfecto que pueda evitarlo?  Por si esto fuera poco, no debemos dejar de lado que los gobernantes sólo detentan una parte del poder que afecta al país, la otra parte, de amplios alcances aunque indeterminados, es el narcotráfico. Este pequeño detalle parece ser omitido por Axel en su escrito; ¿un narcotraficante puede ser persuadido por un hombre inteligente (ESTUDIANTE, MAESTRO, escritor, editor, comunicólogo, sociólogo, filósofo por supuesto líder de opinión e incluso bloguero),  para que no cause terror en sus competidores? El narcotráfico ha matado a más personas de las que han muerto por cualquier desastre natural. Los narcotraficantes coercionan a la sociedad, les quitan sus posibilidades de decidir, e incluso deshumanizan. Para promover un cambio político, se requiere entender adecuadamente, en cada detalle, la realidad política.

Yaddir

La necesidad de la crítica política

La necesidad de la crítica política

El que no vive para servir,

aún no ha comenzado a vivir.

La primera respuesta que viene a la mente cuando critican nuestro trabajo es, “pues hazlo tú”, olvidándonos de que somos nosotros quienes podemos actuar en favor nuestro. Esto en el ámbito privado. En el espacio público, el representante ha de aceptar la crítica no por otra razón que la siguiente: en él se ha vertido el poder de hacer el cambio o resguardar la permanencia que se considere la mejor opción para la mayoría. Por eso, el representante político ha de saber escuchar la crítica del pueblo, pues es la otra parte del poder, sin la cual su actividad no es del todo clara. Todo servidor público y el pueblo en general, ha de saber que es un asunto complicado conocer todas las condiciones en que se encuentra un país, una región, un estado o municipio. Por eso se cuenta con ayuda de otros representantes a cargo de direcciones, ya sean de salud, de educación o de seguridad. Por eso cada colonia tiene a su representante, para decir qué no se ha hecho bien y reconocer qué sí está funcionando.

En este sentido, la crítica política se ejerce no para denostar la imagen del servidor público o representante en cuestión, sino por una cuestión más justa: poner de relieve lo que no está bien dentro de su jurisdicción, para que se cambie. El cambio no ha de molestar a nadie cuando es para bien de todos. El problema de recibir una crítica, es que se piensa más en la fama y en el lujo que se ha conseguido, que en la posibilidad de mejorar la vida de los demás. Es difícil, sino hasta peligroso, ejercer un ejercicio crítico como lo hacen los periodistas o columnistas de los diarios cuando el Estado se funda en el hambre de fuerza y no en la búsqueda de la justicia. Cuando la imagen, que no la justicia, sustentan más a la riqueza.

Además, la crítica siempre es al poder. El poder público no es tal si no sabe actuar, y tampoco si no quiere actuar justamente: desde aquí comienza la crítica. La corrupción es la muestra más clara de que la crítica es necesaria para reencauzar la actividad de un pueblo. Pues si no, todos harían lo que quisieran, como de hecho ya ocurre. Pero sin la crítica sería un caos aún peor. No obstante, para criticar es necesario conocer. No sólo basta reconocer las injusticias, hay que saber a quién dirigirnos, a quién exigirles respuestas o en todo caso, a quién decirle, para que por nosotros levante la voz. En este sentido, los analistas políticos son esenciales cuando acuden a la verdad.

Los periódicos, que eran el foco centralizado del análisis y la crítica al Estado, antes de internet, siguen ofreciendo voces claras, por eso es importante leerlos, así como buscar en la internet voces buenas que nos ayuden a hacer nuestra tarea como ciudadanos: ver, analizar, criticar, denunciar. También para saber lo difícil que es hacer justicia en un país como el nuestro conviene estar informados.

La crítica, es verdad, no se queda en el reconocimiento racional de los problemas, pero como ya dije, ésa es la primer tarea del pueblo junto a las autoridades, lo que sigue después de este reconocimiento es hacer algo. Siguen los políticos, a ellos se les dio la batuta. Y claro, el pueblo ha de estar atento. Cuando ellos no hacen nada por hacer el bien a la ciudadanía y en cambio ayudan más al crimen, es cuando se hace evidente la necesidad de la crítica, así como de la investigación; y de ambas su libertad de expresión. Pero el totalitarismo siempre imposibilita la crítica porque ansía más el poder absoluto que el poder verdadero. La crítica, que también es poder, no es posible cuando el crimen ostenta todas las formas de éste. En este caso, se vuelve adulación y nadie vive bien adorando al mal.

Por eso no hay que callarnos ni olvidar, pues la voz y el recuerdo son los últimos refugios de la libertad antes de una rebelión. De hecho, son y deben de ser en todo momento las herramientas de cualquier presidente antes de encausar una guerra que podría ser a la postre una enfermedad sanguinolenta. Del otro lado de la crítica sí está la acción pero, al dirigir un país, nadie debería actuar sin saber los efectos reales. ¿Cómo se puede mejorar un país enfermándolo de guerra?, aún peor, ¿quién pide a los enfermos que no se quejen?

Ítem. La explosión en el pueblo de Tultepec nos pone ante otra emergencia nacional de la que justo habló EPN en Tlaxcala este miércoles: La infraestructura del sistema salud. Mientras él inaugura más hospitales, las voces de los quemados se dejaban escuchar a lo largo de todo el Estado, pues en muy pocos hospitales se cuenta con recursos necesarios para atender a los heridos, “¡Aquí ni jeringas hay!”, dijo un doctor ante la desesperación de no poder ayudar a los enfermos que tuvieron que ser trasladados a otros hospitales de la Ciudad de México. Es una realidad con la que se vive a diario en los recintos de salud. No hay material, no hay suficientes médicos ni enfermeras en los hospitales del país. ¿Cómo se pueden unificar los esfuerzos, como pide EPN, si no hay fuerzas para trabajar?

Ítem. No puedo entender a las autodefensas, como la suscitada  hace poco, más que como un acto de auténtica desesperación. Mirando que las autoridades no hacen nada, lo que queda es actuar; viendo que la ley no consigue nada, lo que queda es la última salida, el delito. Las autodefensas son la prueba más clara de que la violencia es la armadura de la seguridad, así como que la justicia pasó a ser un muerto más en nuestro país desde que las autoridades facilitan más la vida de la delincuencia, ¿o no fue eso lo que pasó? ¿No el delincuente quedó más tranquilo con la transacción de vidas que los pobladores del lugar?… Aquí no hubo mediadores, hubo quien tirara paro a los secuestradores.

Palabras que gasté: Pobre parque / parque mío, / parque, parque, parque… / parque ¿para qué?

Luis Eduardo Aute

Palabras para terminar el año: ¡Muchas gracias por todo!

 

Javel 

La nueva música de las esferas

La nueva música de las esferas

 

La crítica antiilustrada tiene en claro que no quiere al hombre timorato que produjo la modernidad. Además, los antiilustrados están seguros de la necesidad de producir un nuevo hombre, de reeducar las pasiones. No las reeducan ilustradamente porque, por una parte, saben que la educación ilustrada termina en la ilusión tecnocrática. No las reeducan ilustradamente porque, por otra parte, su fin va más allá del horizonte humano de la Ilustración. La reeducación de las pasiones de los antiilustrados va más allá de la técnica y mira más allá del hombre: tiene una finalidad suprahistórica. De la técnica se aleja porque ya sabe que el desenvolvimiento histórico de la razón concluyó en la razón instrumental. Si se ha de ir contra la producción histórica de la razón, se ha de ir con algo más allá de la razón misma: la crítica antiilustrada reivindica la inspiración. Y la inspiración, suponen los antiilustrados, supera al logos porque es suprahistórica, supera al sujeto porque apela al genio, supera los emplazamientos hasta ser nuevamente originaria. La inspiración antiilustrada es el murmullo de un dios inefable.

La moral necesaria que exige la crítica antiilustrada encuentra su fundamento en la inefabilidad de su dios. Una moral imposibilitada de ser kata logon es una moral originaria, y por originaria y alógica es inefable. Una moral mística de santidades inefables es la característica de la vida antiilustrada. Niega al nihilismo porque se erige espiritual… aunque no tiene razones para negar al uno o afirmar al otro. Una inspiración suprahistórica cuyos actos trasciendan la historia misma y en el acto la refunden, eso busca la moral antiilustrada. Porque inspirándose suprahistóricamente pretende recuperar la originalidad perdida: no se mide desde la razón instrumental ni desde las ilusiones históricas, sino que se pauta desde la oda cósmica al reino divino. La crítica, obviamente, debe preparar el camino para escuchar el trueno originario. La crítica cimienta la obediencia. La inspiración como una iluminación repentina y atronadora a mitad de la tormenta. El inspirado como el escucha adecuado, el que recibe las órdenes, Befehlsträger… La moral necesaria exige cantar la oda de la tiranía divina.

El inspirado encuentra su libertad en la obediencia. La libertad se redefine como la participación en el acontecimiento cósmico. El inspirado se vuelve a sí mismo instrumento del milagro. Su instrumentalidad reespiritualiza el mundo. El inspirado de los antiilustrados devuelve al mundo su sentido místico y al hombre su sentimiento religioso. La religión de la obediencia resignifica al hombre desde un punto más alto, eleva sus miras y le reinfunde ánimo: por su obediencia acaece el Acontecimiento. La nueva religión: un hombre a la altura del cosmos que se aterra con el sentimiento originario: el acontecer de la nada: koan. La nueva religión inventa la catarsis de la tiranía.

 

Námaste Heptákis

 

Los desaparecidos. Han pasado 19 meses de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa. El pasado domingo 24 de abril el GIEI presentó el informe final de su investigación. Para Ciro Gómez Leyva, los miembros del GIEI «no encontraron a los normalistas, no apuntaron al lugar en donde pueden estar los restos, no perfilaron metodológicamente al autor intelectual, pero hicieron avanzar la información, ayudaron a comprender la historia y, con sus recomendaciones, le clavaron un aguijón a la política y al sistema de justicia, que terminará marcando un antes y un después». En opinión de Héctor de Mauleón «el informe final de los expertos arroja pocas respuestas sobre lo ocurrido aquella noche. Pero nos arroja a la cara el retrato de un sistema de investigación atroz. Indicios de tortura, posible siembra de evidencias, encubrimiento de autoridades federales, obstrucción e inexplicable abandono de nuevas líneas de investigación… y de paso, el demoledor video de una diligencia de la que no hay registros en el expediente». Por su parte, Jorge Fernández Menéndez pregunta: «¿Por qué el GIEI insiste en desconocer el más importante de los hechos? Que el enfrentamiento es de Guerreros Unidos contra un grupo en el que estaban convencidos de que venían integrantes de Los Rojos para matar a sus jefes de plaza. Guerreros Unidos ordena el secuestro y la matanza y los policías trabajaban para ellos. El GIEI lo ignora porque no le gusta la tesis, lo que ellos vinieron a comprobar era un supuesto acto de contrainsurgencia que resultó que no coincidía con la realidad. Pero, entonces, decidieron enviar al diablo la realidad». Mientras que Salvador Camarena piensa que a partir del informe podemos afirmar que «la maquinaria de la PGR no sirve ni para mentir». En tanto Carlos Loret de Mola considera que el informe está redactado de tal modo que garantiza su uso político tanto por parte de los opositores al gobierno, como por parte de sus seguros defensores. Considerando las consecuencias de los señalamientos del informe, Héctor Aguilar Camín señala: «en seguimiento de su lógica y de sus pruebas, el GIEI y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos deberían plantear para México la consecuencia judicial que se sigue de sus conclusiones». Y Raymundo Riva Palacio concluye: «Nunca como ahora el Caso Ayotzinapa estuvo en mayor riesgo de caerse».

Por otra parte, ya son cinco casos de desaparición forzada en Veracruz. 1.En el caso de los desaparecidos de Tierra Blanca (José Benítez de la O, Mario Arturo Orozco Sánchez, Alejandro González Díaz y Susana Tapia Garibo, desaparecidos por policías municipales en Tierra Blanca el pasado 11 de enero), el subsecretario de Derechos Humanos de la Segob, Roberto Campa, se reunió ayer con los familiares de los desaparecidos para presentar avances de la investigación. «No vamos a estar en paz porque ya estamos muertos en vida, pero al menos vamos a tener algo de nuestros hijos», afirmó en entrevista radiofónica Dionisia Sánchez, madre de Mario Arturo. «Lamentablemente ni una pizca de esperanza tenemos de que nuestros hijos estén vivos», añadió José Benítez. Queden consignadas las tristísimas declaraciones en el catálogo de nuestras miserias. 2. Claudia Ivonne Vera García del colectivo «¿Y quién habla por mí?» fue desaparecida por policías estatales en el municipio de Veracruz el pasado 23 de marzo. No hay novedades en la investigación. 3. En el caso de los desaparecidos de Papantla (Uriel Pérez Cruz y Alberto Morales Santiago, desaparecidos por policías municipales en Papantla el pasado 19 de marzo), Roberto Campa aseguró que no se ha dado carpetazo al caso y que los funcionarios buscarán a los familiares. Por su parte, en entrevista para Milenio, Ninfa Cruz -madre de Uriel- afirmó: «Todavía no tenemos respuesta. Nos dicen que los policías están encerrados y se reservan el derecho a declarar». Cuestionada sobre estas semanas en que ha buscado a su hijo, añadió: «Es una muerte lenta. Cuando te levantas a las 5 y dices es un sueño, no está pasando, pero cinco minutos después dices no es un sueño, ya no lo voy a volver a ver». 4. Jesús Alan Ticante fue desaparecido por policías municipales en Papantla el pasado 19 de marzo. Roberto Campa, subsecretario de Derechos Humanos de la Segob, aseguró que buscará a los familiares. 5. Diego Arnulfo Bazán Vargas fue desaparecido por policías estatales en Veracruz el pasado 7 de abril. No hay novedades sobre el caso.

A tres semanas de operaciones de la Brigada Nacional de Búsqueda de desaparecidos se reporta el hallazgo de más de 500 fragmentos óseos calcinados en Veracruz.

Los desaparecidos no deben ser olvidados.

Escenas del terruño. 1. Interesante la diferencia que publicó El Universal en torno al «debido proceso». Por un lado, la opinión del ministro José Ramón Cossío; por el otro, la opinión de Isabel Miranda de Wallace. 2. Alberto Patiño advierte sobre cambios en la legislación sobre el aborto. Desde el 24 de marzo el personal médico de las instituciones públicas está obligado a practicar el aborto a mujeres que lo soliciten y afirmen haber sido violadas. La medida se basa en el principio de buena fe, por lo que el personal médico no necesita verificar el dicho. 3. Interesante la opinión de Alejandro Téllez sobre los bloqueos legislativos a la ley 3de3: «El movimiento #YoSoy132 representó la ruptura de mi generación con un medio de comunicación masiva como es Televisa. Las protestas por los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa representó la ruptura de mi generación con las verdades históricas del Poder Ejecutivo. El bloqueo en la Cámara de Senadores a la iniciativa ciudadana Ley 3 de 3 representa la ruptura de mi generación con la esperanza de representatividad en el Congreso de la Unión».  4. Juan Villoro reflexiona: «Sería grave que Trump gobernara Estados Unidos. Más grave es que nos gobierna Peña Nieto». 5. Y Carlos Puig resume con precisión una semana nefasta.

Recomendación. A partir de mañana circula el número de mayo de la revista Letras Libres. En el ensayo de portada, Enrique Krauze reflexiona sobre el desaliento de México y pregunta «¿a qué se debe nuestra desilusión democrática?». Responde: «violencia, corrupción e impunidad». Imprescindible leerlo, aunque nos agríe el ánimo que EPN se empeña en mantener idiotamente alto.

Coletilla. Fernando García Ramírez ha escrito una buena reseña del excelente nuevo libro de Gabriel Zaid. Hay que leerla.

Desilusión destructiva

Desilusión destructiva

 

Las sociedades modernas son necesariamente críticas: ejercen la crítica porque creen en el perfeccionamiento y se descubren en crisis para creer en el progreso. La Ilustración cimentó popularmente el valor de la crítica; los antiilustrados van propalando con éxito la realidad de la crisis. Si el mundo ilustrado ha producido a un hombre pacífico a partir de las comodidades tecnológicas, el discurso antiilustrado va denunciando la pusilanimidad de la paz moderna fundada en el imperio de la técnica. Si el ilustrado elogia la civilidad con que ha producido al hombre moderno, el antiilustrado vitupera el evidente consumismo de la producción moderna. La crítica produjo al hombre moderno y el hombre moderno produjo su propia crisis. La producción del hombre moderno es la técnica de la moral.

No es raro, en absoluto, que la crítica del hombre moderno se centre en los efectos morales, pues es ahí donde los críticos del hombre moderno diluyen la diferencia entre el hacer y el producir, y con ello entre la teoría y la práctica. La crítica antiilustrada plantea que la producción del hombre moderno ha olvidado la formación moral y que, por ende, se ha modificado la moral misma. Un antiilustrado ve en el hombre moderno a un burgués anerótico; otro ve a un hombre despojado del thymós; alguno más a un despiadado utilitarista. Coinciden, en cambio, en que la técnica alteró la moral, en que la distancia entre ellas se ha borrado, en que lo que es el hombre ha cambiado. Coinciden en creer que el hombre es una producción. Y por ello perfilan como camino de crítica de la producción moderna a la deconstrucción histórica. La deconstrucción histórica sólo podría tener un efecto práctico si ya se ha anulado la diferencia entre la teoría y la práctica, y con ello la diferencia entre el hacer el producir. La deconstrucción histórica sólo podría hacer frente a la crisis como una nueva producción: la producción destructiva de la desilusión.

Si el funesto diagnóstico del anerotismo del hombre moderno deriva inevitablemente en la desilusión destructiva, la idea de crítica ha llegado a su posición extrema: una crisis que cancela toda crisis, una crítica que cancela toda crítica. Destrucción: el final de los tiempos sin fin y sin tiempo. Destrucción: el momento de amar la nada. Destrucción: la teología de la tiranía.

 

 

Námaste Heptákis

 

 

Los desaparecidos. Han pasado 18 meses de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa. Hay cuatro consideraciones importantes sobre el caso. 1. La presentación de lo que podría ser el informe final de la investigación del GIEI será el próximo 24 de abril. 2. La CNDH dio la nota al presentar un informe de su investigación sobre el caso. Mediáticamente resaltó, otra vez, el quinto autobús. Ayer, Milenio informó que el testimonio en que se fundamenta la posición de la CNDH no es de lo más confiable. 3. En la revisión de la segunda parte del expediente del caso, que está haciendo el equipo de Ciro Gómez Leyva, resalta una inconsistencia importante en las declaraciones del GIEI. En septiembre de 2015, cuando presentaron su primer informe, los expertos del GIEI afirmaron que en el expediente no se encontraba el video de la central camionera de Iguala, y que ellos tuvieron que conseguir el video y anexarlo al expediente en julio de 2015. Sin embargo, en el expediente consta la integración del video por parte de la PGR desde el 8 de abril de 2015. O los expertos no leyeron bien el expediente, o los expertos mintieron en septiembre. 4. Héctor de Mauleón, quien también está revisando la segunda parte del expediente sobre el caso, ofrece algunos datos sobre la participación de los militares la noche de los hechos y sobre los testigos de la presencia de sicarios en el basurero de Cocula.

Por otra parte, ya son cinco casos de desaparición forzada en Veracruz. En primer lugar, ya han pasado tres meses de la desaparición forzada de cuatro jóvenes en Tierra Blanca, Veracruz. Destaca que en la semana el subsecretario de Derechos Humanos de la Segob, Roberto Campa, dejó plantados a los familiares de los desaparecidos, quienes habían sido citados para conocer los avances de la investigación. En segundo lugar, ya se cumplieron 24 días de la desaparición forzada de la activista Claudia Ivonne Vera García del colectivo «¿Y quién habla por mí?», sin que se reporten avances en la investigación del caso. En tercer lugar, en torno a la desaparición de Uriel Pérez Cruz y Alberto Morales Santiago, que el martes próximo cumple un mes, destaca la petición de los padres para que el gobierno federal asuma la investigación del caso, pues la fiscalía de Veracruz no ha dado resultados. En cuarto lugar, en torno a la desaparición de Jesús Alan Ticante, que hoy cumple 28 días, no hay información nueva. Aunque es importante desmentir las notas del pasado miércoles en que se confirmaba la identidad de un cadáver encontrado por peritos de la fiscalía; oficialmente se informó que el examen genético determinó que no se trata de Ticante. Por último, el pasado 7 de abril un grupo armado que se presentó como policía estatal ingresó al departamento de Diego Arnulfo Bazán Vargas, de 28 años, y se lo llevó detenido sin especificar la causa, mientras otros miembros del grupo permanecieron en el departamento sustrayendo las pertenencias del ahora desaparecido. Se ha denunciado la desaparición y se está en espera de los primeros resultados de las investigaciones.

A una semana de operaciones de la Brigada Nacional de Búsqueda de desaparecidos se reportó el hallazgo de 11 fragmentos óseos calcinados en un paraje de Córdoba, Veracruz. El hallazgo fue posible a partir de una denuncia anónima realizada en la parroquia de Amatlán de los Reyes, lugar en que además se está componiendo una base de datos genéticos de familiares de los desaparecidos de la zona. Según el primer reporte de los funcionarios, los restos no serían humanos.

Los desaparecidos no deben ser olvidados.

Escenas del terruño. 1. Indispensable la lectura de «El empeño de ignorar» de Jesús Silva-Herzog Márquez, ensayo en que la terrible noche de Iguala y la inteligencia de John Maxwell Coetzee se encuentran. 2. Mauricio Meschoulam reflexiona sobre el futuro del Estado Islámico.

Coletilla. “Hay imaginaciones que pasan por la mente de las personas más castas como monstruos nocturnos”. Robert Musil

La pérdida del juicio

¡Cuán dura cosa es decir cuál era

esta salvaje selva, áspera y fuerte

que me vuelve el temor al pensamiento!

Dante.

 

El progreso es un movimiento conformado por contradicciones, por un lado pretende facilitarnos la vida, haciéndola más cómoda y duradera; y por el otro consigue hacer de nuestras vidas un infierno al ponernos a trabajar en aras de lo que se necesita para progresar, lo que hace de una larga vida una maldición.

Los beneficios y los maleficios del progreso se notan con facilidad, basta con comparar cómo vivíamos antes y cómo lo hacemos ahora, y una vez hecha la comparación saldrá a la luz si éste es benéfico o no. Lo que no es tan notorio, o al menos no se ve con tanta facilidad es el criterio mediante el cual se ha de juzgar al progreso, quienes consideran que éste es bueno, lo hacen porque creen que lo mejor para el hombre es la seguridad de una larga vida llena de confort; por su parte, quienes ven en el juzgado algo maléfico para el hombre se fijan en lo que la seguridad de una larga vida y el confort hacen del mismo, señalando que las comodidades traídas por el progreso conllevan la conformación de hombres cada vez menos humanos, es decir, cada vez más sumergidos en la inacción que trae consigo el abandono de las pasiones y en la pasividad que trae consigo el abandono de la razón.

Decidir respecto a esta cuestión no es tan sencillo como parece serlo si consideramos que con una comparación basta, pues lo que muestran algunos como benéfico en el progreso le es propio al hombre como ser vivo, en tanto que éste buscará la manera de mantenerse con vida desde que llega a este mundo, y lo que señalan los otros como nocivo atiende al aspecto espiritual del hombre, en tanto que se ocupa de ver cómo es que lo material termina por disolver las pasiones y el pensamiento.

Si vemos con atención el problema de defender o juzgar al progreso radica en que los argumentos de defensores y críticos se concentran por lo general en un solo aspecto de lo que es el hombre, o bien se le consideran como un ser material o bien lo ven como un ser espiritual. Aunque bien pudiera ser el caso que sea las dos cosas al mismo tiempo, lo que también tendría que ser sustentado, en especial cuando tal unidad ya no parece aceptable fuera de la experiencia cotidiana, la cual tiene el problema de no ser muy confiable después de que la razón la juzgara como insuficiente.

Así pues, el juicio sobre las bondades o perjuicios del progreso requiere no sólo de nuestro conocimiento respecto a lo que sea el hombre, sino de la certeza que podamos tener sobre el conocimiento mismo.

El bosque en el que nos perdemos al tratar de ver qué es lo mejor para el hombre se va haciendo más oscuro, poco a poco se van perdiendo los rayos del sol y el horizonte se va junto con ellos.

Maigo.

Miro Imágenes

Miro imágenes siempre, todo el tiempo.

Todo el tiempo hacemos eso:

miramos la lluvia, imagen del flaqueo

imagen del sollozo,

imagen del pasado,

¿o lo que vemos es la luz

lanzada por el agua

en un brutal rechazo?

Miramos los mismos parajes, todo el tiempo.

Los que sucumbían al miedo,

sucumbían al tedio, sequía inmisericorde,

los miramos descansar

alabando los cielos

empapados por tratados,

juramentos renovados

de vitalidad postrera.

Los miramos gratos de ungirse

con el divino cristal.

¿O es todo un reflejo?

¿Como el hombre de líneas indecisas

apenas dibujado sobre el charco

de la fría calamidad recién pasada?

¿Como faz de un enemigo enfurecido

que arroja sobre el fango a un joven magro

en su escudo nunca usado y reluciente?

No puede serme todo tan lejano,

no puedo ver tan sólo la charada,

deseo la cercanía, y miro el mundo

y miro bien las cosas, y veo gente,

a la misma que me dice con su voz

viajando por los vientos citadinos

que yo no puedo ver, que nada escucho;

que no he probado nunca cosa alguna,

que el postre más exótico del globo

con todas sus historias registradas

y el centenar que aún guardan por contarse

no ha sido más que fantasmagoría.

Que nada es más que fatuo pensamiento,

dicen con la voz fría como la lluvia.

Que alguien urdió el nombre «naturaleza»,

con bien accidental para nosotros

pues la ilusión lo ha tomado prestado.

Que yo nunca he sabido o sabré nada,

que yo nunca he tenido recostada

sobre mi brazo a la mujer que amo.

Dictan también sentencias de belleza:

que es un bonito adorno entre las cosas

de este vertiginoso y negro cosmos

del que nadie nunca ha podido decir nada,

y que es por eso el único recurso

para comunicarse con la farsa

de lo que todos creemos que buscamos

sin esperanza de que llegue el día

en que podamos dejar de creer.

Dicen también que los colores

son sólo un hato fausto de temblores

de fibras íntimas que nadie nunca ha visto.

¿Y qué es la imagen entonces?

¿Qué es eso que pasa en el mundo

cuando en el mundo sé que miré algo

que es más humano que quien soy yo mismo?

Dicen que nada tengo,

sólo a mi reflejo:

tratando en un perpetuo fracaso

de imitar los contornos desdibujados

de todo lo admirado,

de todo lo amado,

de todo logro y perdón y pena y llanto,

apenas dibujado sobre el charco

de mis ojos.

Que la música la invento,

que la justicia la sospecho,

que la paz la tejo solo

como cada quien con su telar.

Y, aún así, lo sé: miro tus ojos, lejanos,

y escucho bien tu voz, más lejana y más dulce

y miro tu reír y me conmueve

el interior que nadie ha explorado,

mas de tanto tener esos reflejos sólo quiero

tenerlos reflejados en mi pecho

donde imagino que serán verdad.

Me agota el frío color, agua de lluvia,

que cae en un jardín que no es el mío,

tan lejos que yo apenas siento el golpe

de un tenue roce líquido en el techo,

¿y es esto lo que vemos, todo el tiempo?

¿Es todo un espejismo tan certero

que burla el buen sentido y lo acapara,

del juicio siendo el único criterio?

Exclamo a los cielos, impío,

que renueven tratados,

que clamen hondos juramentos

que muestren en un reflejo, un vistazo siquiera,

que nada es en vano.

Quisiera mirar el reflejo de todas las cosas

y que muestren un solo centelleo de las estrellas,

que se mire allí la lluvia y las noches y las voces,

que se mire que allí estoy, de algún modo reflejado,

reflejado todo el tiempo,

reflejado siempre en ellas.