Desorden

Esperar de otros que arreglen nuestros desórdenes es traición a nosotros mismos.

Maigo.

Mal amante

Mal amante

¿Y si nos perdemos en el apático vacío?

Sí, así, abrazados al olvido.

¡No nosotros, obviamente¡ Que no ha caído

en nuestra mente pensar aquél vicio.

 

Nuestras almas corren libres del ocio

y soliloquios tan dañinos. Oído

lo tienes: somos los más libres de todo lo acaecido.

Pero olvida todo esto, que ningún resquicio

 

se nos está permitido poseer

si es que nada, humildemente, queremos

ser. Volvamos a los besos, mujer

 

que ya ni el deseo amontonamos.

¡Pero veo que comienzas a desaparecer!

¡Ay!, se me olvidaba que solos nos encontramos.

 

Javel

 Para ir gastando

El deseo por la justicia es lo que posibilita la aplicación de las leyes y el cumplimiento de ellas. Lo que el GIEI nos mostró al respecto del poder judicial no es novedoso para nosotros, es una obviedad que lastima. El daño no es sólo por la herida que siempre causa la injusticia, el olvido voluntario de la justicia, sino por el mensaje que se reafirma a los posibles delincuentes: Poder, significa impunidad; impunidad no es ya vivir al margen de la ley ni por encima de ella, sino vivir sin ley. Pero así nos deshumanizamos más, así llega el impune desorden, aquel que es necesario para el nuevo hombre, este que va forjando su destino sin saber si lo que hace es verdaderamente bueno, es decir, sin saber si llegará a ese destino tan soñado.

La injusticia nos deja ciegos de lo mejor que podríamos hacer, por esto es importante que no olvidemos a los desaparecidos, para no quedar ciegos de justicia.