“Así habrían ocurrido los hechos, aunque de un modo más complejo;
así puedo soñar que ocurrieron…”
Era domingo. Siete la mañana: despertaba gris y nublada, y con el dolor de pierna que no se callaba. Prendí un incienso: vainilla. Y música. Todo así se animaba poquito. Todo se ponía como de amarillo. Ese domingo no sería como cualquiera, desde la mañana olía distinto. No obstante, éste, como cada domingo, era de la familia. Después de mucho aprendí que la familia no puede ser tan mala. Buena combinación, como el café y la leche; a ellos les encanta hablar, a mí me gusta escuchar. En la calle todos, jóvenes y adultos, también hablaban: de los peligros para México, del miedo, de que España ganaría y lo haría también el dinosaurio. Y ganó España, lo otro aún era sorpresa. Doce en punto: el sol, indeciso, decidió por fin salir. Fui a caminar. Volví. Leí. De pronto, de nuevo, el cielo era gris. Olía a tierra mojada. Llovía azul y llovía fuerte. Dos y media de la tarde: mojada, hice fila, esperé y voté. Taché azul y amarillo. Regresé mojada y con pulgares negros. Llovían también comentarios, en la radio, en la tele, en internet, en mi cabeza también…De pronto todos éramos analistas políticos. Llegó el hambre, comí y volví. El dolor de pierna no se iba. Dormí. Desperté y seguía nublado. Siete de la noche y seguían los comentarios, resultados de “encuestas de salida” comenzaban a asomarse, anunciaban las sospechas de muchos. Comenzó la ansiedad, los nervios y náuseas, como de aquella vez que siempre deseo ya no acordarme. Ocho y cuarto: el cielo profundo y negro, esa noche no había luna ni estrellas. Podía escuchar los pasos, el dinosaurio estaba cerca. Los números, como casi siempre, no mentían. Las estadísticas, seguras como siempre, revelaban una verdad que dolía, un futuro que temía. Llegaron, no sé a qué hora, los discursos. Los resultados, aún indeterminados, parecían ser los augurados, los temidos por tantos y deseados por unos cuantos. Una, dos, tres, y hasta cinco horas pasaron. Insomnio. Otra vez quería pero no podía dormir. Se ponía rojo; cenaba Fresas Salvajes. El enojo y la tristeza se encontraban y convivían. Estaban en el ambiente, estaban también en mí. Una de la mañana: pensaba. En realidad no había sido un mal día, pero ojalá el siguiente fuera mejor. Aquel domingo se fue a dormir, así como amaneció, gris. Aquel domingo hubo nubes, sol y lluvia. Domingo de charlas, de risas, de enojos y llantos. Exhalaba orgullo pero también melancolía. Victorias y derrotas. Ganó España, sí. Ganó México, decían algunos. Ojalá lo mismo pudiera decir yo también. Gris, negro, azul y amarillo. El día neón fue un domingo…México durmió, aún después del insomnio, y cuando despertó del letargo panista, el dinosaurio aún estaba ahí.
PARA APUNTARLE BIEN: Para no estar tan tristes. Esto es de A. L. Tennyson:
Though much is taken, much abides; and though
We are not now that strength which in old days
Moved earth and heaven, that which we are, we are—
One equal temper of heroic hearts,
Made weak by time and fate, but strong in will
To strive, to seek, to find, and not to yield.
MISERERES: El último corte del PREP dice así: PAN 25.40%, PRI 38.15%, PRD 31.64%, PANAL 2.30%, Votos nulos (alcanzaban para el registro de un partido) 2.42%. Participación del 63.14%. Las encuestas que señalaban una “amplia victoria electoral”, se ve ahora, no eran tan sinceras. Las diferencias no fueron tan amplias. El PRI se recupera, pero por suerte hay contrapesos; no tienen aún mayoría en el Congreso. Al PAN lo castiga el pueblo: ahora es tercer lugar. La izquierda: no ganó, se recupera. Pero sigue rota y dividida.
Y para saber tantito de la impugnación y nulidad de la elección aquí tantita información:
Recontar los votos. La ley señala que esto podrá hacerse si: las actas y copias de las actas no coinciden, si hay alteración en los paquetes. Si –ojo- los votos nulos son mayores a la diferencia entre el primer y segundo lugar. Si todos y cada uno de los votos de una casilla son para un mismo partido. O si la diferencia entre el primer y segundo lugar (por casilla) es menor a un punto porcentual.
Ahora, puede haber un Juicio de inconformidad de la elección, pero sólo la pueden hacer los partidos, no los candidatos, e igualmente deben presentarse pruebas y revisarse casilla por casilla. Este juicio puede ser por compra y coacción de votos, por inconformidad en el cómputo de casillas o puede inconformarse con todo el resultado. Ahora, para declarar nula una casilla, deben presentarse pruebas de que: la casilla, el cómputo o paquete se entregó en un lugar distinto, por impedir a miembros de partidos, casillas o electores, por violencia física o presión o por irregularidades graves (están en negritas, porque se sospecha que por aquí se hará la impugnación). Las irregularidades sólo proceden si –de nuevo- en el resultado hay diferencia mínima de votos entre el primer y segundo lugar.
También se habla del Rebase de tope de campaña: el topE de campaña fue de 335 mil millones de pesos. La izquierda declara que se gastaron 5 mil millones. No obstante, además de comprobarlo, es necesario recordar que el tope de campaña no es causa de nulidad para la elección federal (hay lugares donde sí como en el DF). Esto sólo es causa de sanción. Y esto no lo determinó el IFE, lo determinaron todos los partidos que aprobaron la reforma (no sólo el PRI). Aunque podría argumentarse que se viola el principio de equidad que sí está en la ley y está determinado como irregularidad grave.
Para que proceda y se declarar nula la elección está difícil. NO HAY NULIDAD ABSTRACTA, SON NECESARIAS PRUEBAS. Es necesario, desde la última reforma, ir casilla por casilla: se anula la elección si y sólo si se anula el 25% de las casillas. Y, si se habla de la compra de votos, ha de comprobarse que el número de ciudadanos “comprados” es igual o mayor a la diferencia entre el primer y segundo lugar. Es decir, para declarar nula la elección, el PRD –o quien impugne- ha de comprobar que tres millones y pico de votos fueron comprados. Lo cual es, por gracia o desgracia, remoto. No (al menos yo no creo) que el IFE esté mal. Todos estos puntos fueron puntos que acordaron los miembros de todos y cada uno de los partidos. Que sólo así pueda impugnarse no es cosa de la institución (en este caso del IFE). Antes de decir o hacer cualquier cosa, primero saber.