No pude, simplemente no pude. Regreso a la noche oscura con un sentimiento de derrota, de fracaso – ¿y todo por qué?… Pero la lluvia me refresca un poco el ánimo y no otro sino Ringo me habla y me recuerda que “cada vez que veo su rostro me recuerda los lugares a los que solíamos ir…” En este caso sólo es uno; de ahí vengo… fracasado.
No pude, lo repito. Pero no por falta de ganas – quizás faltó un poco de valor – pero más allá de todo fue el momento el que no cedió. Y los momentos son muy importantes, sobre todo en casos como este; casos en los que se juega uno la vida – pero no al volado, no. Uno se juega la vida en los misterios -¿dirá que sí? ¿Dirá que no? ¿Será ella? Y más importante aún, ¿seré yo? But it ain´t me babe, no no no, it ain´t me, babe, it ain´t me you´re looking for, babe…
No pude, por tercera vez lo digo. Por maldita tercera vez, que como dicen la tercera es la vencida. La tercera, no más. Esta fue la segunda y no pude. Esta vez quedamos iguales. La primera fue su ausencia, ésta la falta del momento. Mañana será la tercera… mañana será otro día – en juramento con Scarlett… Tara no volverá a caer y no volveremos a sufrir hambre.
Todo por una mujer. Antes hubieran sido dos o tres, pero esta vez sólo es una – ¡y qué una! No como aquellas otras… las Otras, tan ajenas ahora, y aún así tan íntimas, tan próximas. Las otras, las bukowskianas. “Todas las mujeres que he conocido son putas ex prostitutas o locas.” Pero a mí siempre me tocan las de la última categoría. Locas, locas, locas – sin Piazzolla, claro. Me pregunto en qué categoría terminará ella…
Ella, que ahí ha estado… y no está – ¿estará? “Recuerdo cuando nos sentábamos en Trenchtown observando a los hipócritas” ¿Pero qué estoy diciendo? ¿En Trenchtown digo? ¿Hipócritas? ¡Pura basura! Eso es lo que es… pura… basura. “Good friends we have, oh good friends we lost – de aquí en adelante dejaré de poner comas, cursivas o cualquier otro signo de citación – along the way. Ah, aquellos buenos amigos. Y el amor. Hace mucho tiempo amé profundamente a una argentina… y todo terminó con la pérdida de un buen amigo. Él también la amó – tal vez más de lo debido… terminó desquiciado. ¿Y quién no termina desquiciado cuando se trata de mujeres? She´s going to break your heart in two, it´s true. La puta de Nico… puta… ¡todas putas! Before you start you are already beat. Beat-nick, Beat-les – que con otra s en el nombre, la historia de la música habría sido distinta, tal vez.
¿Dónde estaba? Voy y vengo, vengo y voy… vengo – con un pronombre reflexivo en primera persona del singular para los buscadores de esas cosas que siempre digo y que no siempre caen bien – y es difícil escribir con tanto en mente y tan pocos dedos para teclear el teclado, con tan poco tiempo y tan lineal para llevar una palabra después de la otra, y siempre en ese mismo orden. Habría que cambiar el tiempo al escribir. Escribir como realmente pensamos, o como pensamos que escribimos. En varias dimensiones… con los verbos todos juntos antes de los sujetos y los sujetos confundidos con los adverbios y en una mezcolanza toda revuelta y encimada que sorprendentemente tiene toda la coherencia y la lógica del universo propio. Pareciera que al escribir eso que se enmaraña dentro lo único que hiciéramos es ir jalando el hilito de ideas… lineal cuando sale de la cabeza, pero que no contempla los otros niveles, las encimaduras – sí encimaduras… Como el jazz – sí, tengo la manía de Cortazar de relacionarlo todo con el jazz, ojala tuviera también un poquito de su talento. Es como si tuviéramos toda una orquesta de Nueva Orleans tocando en nuestra cabeza. Cada idea es un instrumento, cada frase que sale de esa idea es un tema que va combinándose con toda la maraña de armonías que se mezclan y remezclan.
Waaaa, wuuu wu wuu wuuuu – para quien no sepa que es lo que está pasando en mi entorno les cuento que Jim Morrison está fingiendo que es una guitarra eléctrica. Yo he fingido que escribo, y a veces he fingido hasta que vivo. Pero generalmente me siento como una piltrafa cada vez más dislocada de todas sus partes. Y eso justamente es lo que he tratado de hacer en este escrito. Una gran dislocación. Una gran putería… quisiera prescindir de los signos de puntuación – ¡Wow, qué original!- y confundirme con todas las dimensiones que me acosan y que no logro visualizar en su totalidad. Solo visualizo el fracaso de hoy… y la mierda.
Pero no hay que ser tan dramáticos, la lluvia ha parado – que en todo caso eso no es muy satisfactorio. If it wasn´t for bad luck, I wouldn´t have no luck at all. A veces pareciera que el destino se empeña con ironizar mi camino, y ahí es cuando uno tiene que aprender a reír. Reír con todas las ganas, con todo el cuerpo, con toda el alma… reír hasta estallar. Eso es lo que busco… el estallido. Pero, ¿cómo lograr ese efecto en un escrito? ¿Usando onomatopeyas? ¿Boing? ¿Boom? ¿Tschak? ¿Palabras altisonantes? ¿Letras al azar intentando la plasticidad? Y el momento que no cedió…
¿Habría dicho que sí? ¿Habría dicho que no? Pero no todo es tan oscuro… sólo que en este momento no logro ver bien la claridad. Y en este instante surge la pregunta: ¿Cómo terminar una mierda como ésta? Ya en alguna ocasión hablé de la orina y algunas de sus vertientes y formas… en este espacio no pienso hacer lo mismo con su coetáneo. Solamente apuntar la cuestión de la finalidad de la cagada… y no hablo de la finalidad como su telos, sino como su terminación temporal, su conclusión. ¿Cuándo sabe alguien que ya terminó de cagar? Digo, no hay un verdadero aviso, algo así como el pedo final que concluya la sinfonía de porcelana. No. Tampoco es como la orina que uno sabe que acabó porque ya no sale nada, ya que cuando uno caga, a veces uno puja y sin advertir sale un trozo más. O a veces uno sabe que todavía hay un gran mojón escurriendo por los intestinos, pero se está conciente que por más que uno puje ese ente simplemente no saldrá, así por sus pelotas. Entonces, ¿cómo sabe uno que ya termino de cagar? Mi conclusión es la siguiente – y aprovecho para concluir de igual manera toda esta sarta de pendjadas. Uno termina de cagar, generalmente – y a lo que se le llama una buena cagada y no una cagada interrumpida por x o y razones, o una cagada diarreica interminable que se tiene que detener porque el orto ya no aguanta de dolor – cuando queda satisfecho. Cuando los ojitos ya no le lloran y las rodillas ya no tiemblan. No importa que todavía haya más por expulsar, pues uno sabe perfectamente que eso puede esperar un rato más. Se termina una buena cagada cuando uno puja tantito, ve que ya no hay nada inmediato, y ya se siente bien. En este caso admito que todavía hay un enorme mojón de ideas y delirios que sé que no saldrán por más pujidos que dé, así que, como ya no me lloran los ojitos, ni me tiemblan las rodillas lo tomo como señas de que fue una buena cagada y termino con un pedo que dice: No pude… pero tal vez mañana lo haga.
Gazmogno
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