Figuración de Swift

Figuración de Swift

 

Sobre los cinco sentidos

A todos en uno se hallará,

Hermanos de raza que fascinará.

Aunque unidos, nadie de nosotros

tiene alguna pista de los otros.

En asiduas juntas nos reunimos,

nuestras propias señas proferimos,

y ahí, ignoto, un encargado

las toma, a oscuras él sentado.

Es él quien todo así registra

de nuestra pequeña y grande vista;

con esto hace su ley y reglamentos,

amo es él, nosotros instrumentos;

mas con parsimonia hemos de poder

virarlo y corvarlo siempre a placer.

Sólo uno es el que puede dormir

y nadie guardia le podrá rendir;

al llegarle así el tiempo de cerrar,

los demás yacen para descansar.

Si vino y viandas preparas presto,

uno los gozará por el resto.

Rásguennos con el acero hiriente,

por todos uno será el sintiente.

Aunque diez mil cañones truenen,

suma otros tantos que así suenen:

sólo uno entre cinco es tenido

por vigía del hórrido sonido.

Haz lo que decir nunca se podrá,

pues un solo hermano te olerá.

Jonathan Swift

Tacitus

Dos poemas

Dos poemas

 

Histeria

Mientras ella reía, era yo consciente de estarme involucrando en su reír

y de estar siendo parte de él, hasta que fueron sus dientes sólo accidentales estrellas

con talento para una marcha de escuadrón. Fui atraído por jadeos breves,

aspirados en cada recobramiento momentáneo, perdido finalmente en las oscuras

cavernas de su garganta, lacerada por un ondear de músculos invisibles. Un

anciano mesero de mano trémula extendía con prisa un

paño de cuadros rosas y blancos sobre la mesa de hierro verde oxidado,

diciendo: “Si la dama y el caballero desean tomar su té en el

jardín, si la dama y el caballero desean tomar su té en el

jardín…” Decidí que si acaso el temblor de sus pechos pudiera ser

detenido, algunos fragmentos de la tarde podrían ser

recobrados, y dirigí mi atención con cuidadosa sutileza

a este fin.

T. S. Eliot

Luna

Espejo de cenizas irisadas

y de pestañas platinadas,

pedí el peso de las aguas

y me diste marejadas.

 

En tu silencio dilatado

se adivina el corazón,

que, cual viajero limitado,

baila su eterna canción.

 

 

 

Tacitus