Y gracias

La gratitud puede parecernos absurda, porque aquellos que nos dan gracia no la necesitan, y los que hacen desgraciados a otros, muchas veces lo hacen buscando el aplauso y el sometimiento que confunden con una gratitud debida.

Ingrata sería, si al partir no actuara como si no conociera a quienes han tenido la paciencia para leerme o para escribir junto conmigo aquí.

Fueron años de acordes y desacordes los que compusieron la música que sonó aquí, muchas de esas armonías se perdieron y otras prosperaron, Muchos instrumentos tejieron el tapete multicolor que se formó con el discurso.

Ahora, tras llegar a una costa que parece segura, y después de recordar a los fieles difuntos y a quienes con su vida fueron tejiendo el sentido de la mía, dejo esta barca para ingresar en nuevas tierras y vivir nuevas aventuras.

No sé si ahí me encuentre con locos viviendo en opulentos palacios, o si me tope con tiranos que ríen mientras Roma se incendia, tampoco sé si veré florecer las rosas en primavera, o si encontraré una forma de entender las pecaminosas acciones que a veces me tientan.

La barca junto a la costa se queda y me enfilo a explorarla porque si bien parece segura, no deja de ser desconocida.

Los acordes que aquí sonaron callan; sin embargo, el silencio es bello y también nos prepara, para poder decir mejor lo que corresponde a la palabra, pero por el momento hay que cerrar las partituras y poner un punto al habla.

A quienes me invitaron a este Big Band, a quienes me comentaron y me acompañaron a reflexionar y a quienes atentos a lo que escribí me leyeron, aunque nada les puedo dar sólo me resta decirles Gracias.

Al César lo que es del César

Sin un discurso que repartiera abrazos y amor hueco, Cristo anduvo por la tierra, criticó a los que hacían como que hacían bien para recibir alabanzas de los demás, en algún momento señaló que una mano debe actuar sin que se entere la otra, además supo distinguir entre lo que pertenece a César y lo que es propio de Dios.

Dejando de lado el hecho de hacer el bien sin necesidad de la alabanza del que lo recibe o de los otros que rodean al benefactor, creo que conviene pensar por un rato en la distinción entre lo que es de César y lo que es de Dios.

Se nos dice en los evangelios que para poner una trampa se le cuestionó a Cristo sobre el pago de impuestos, y él señaló que hay que dar a cada quien lo que le corresponde, luego entonces la distinción entre lo que es para el político y lo que es para lo divino depende de correspondencias.

Tratar de eliminar la distinción entre lo político y lo divino trae desastres anunciados de mil maneras, se puede apreciar el intento de servir a dos señores al mismo tiempo cuando se intenta igualar al Estado con lo divino, las monarquías lo intentaron y no fueron capaces de alimentar realmente a sus pueblos, al menos no en tiempos de crisis.

Pensando la igualación al revés, tampoco salimos airosos, y eso creo que lo demuestra un personaje Dostoievskiano que pretende igualar al Estado con la Iglesia al convertir al primero en el segundo, con él hasta la antropofagia termina siendo válida.

Distinguir entre lo que pertenece a César y lo que pertenece a Dios no es fácil, es necesario pensar en qué es lo que le pertenece a cada uno y qué es lo que le corresponde como para entregar lo propio sin hacer mezclas que sólo revelan una mala comprensión de lo que es un Estado o de lo que es lo religioso.

La vida de Cristo podría ayudar a lograr esa distinción, y para ello resulta conveniente pensar en lo ocurrido después de que alimentara a más de cinco mil hombres. El evangelio de Mateo relata que muchas personas ávidas de escuchar a Jesús lo siguieron, al ver que se hacía tarde tanto Cristo como los apóstoles alimentan a la multitud.

Aunque algunas reflexiones sobre este pasaje se concentran en el hecho de que Cristo le dijera a los apóstoles que ellos le dieran de comer a la gente, yo me concentraré en lo que pasó después.

Jesús ordenó a los apostóles que se embarcaran, despachó a la multitud y se retiró a la soledad.

No se hizo nombrar rey, aunque bien hubiera podido hacerlo, su reino no es de este mundo y eso quedaría claro en la cruz, tampoco llamó a una revolución ya que tenía la atención de la gente sobre sí mismo, no pretendió un cambio en los demás poniéndose como un líder moral y honesto a diferencia de los fariseos o de los romanos, lo que hizo fue despedirlos tras alimentarlos.

Jesús no buscó el poder sobre la tierra, mostrando que el cristianismo no se trata de eso, se trata de dar a Dios lo que le corresponde, y lo que le corresponde es la gratitud, y a mi parecer esa gratitud Jesús la muestra en la soledad, ya que se retiró del mundo de los hombres  para orar a solas antes de continuar su andar por esta Tierra.

Maigo

Lugares del otro

Lugares del otro

 

La ingratitud demerita la vida; algunos compromisos la frivolizan. Comprometerse no es malo en sí mismo, sino que es bueno en tanto el compromiso nos reúna en lo mejor. Problema de algunos comprometidos es que reducen su experiencia al cumplimiento fácil: prometen con desparpajo, elogian con liviandad, confunden la simplonería de la obediencia imbécil con la convicción esforzada de una acción notable. El problema no es el compromiso, sino comprometerse para reposar plácidamente en la insulsez. Comprometerse con la frivolidad hace a la vida ingrata.

         Frívola y comprometida ha sido la nota con la que Elena Poniatowska homenajeó a Fernando del Paso. Véase el primer párrafo: “Más que ningún otro escritor, por medio de La Jornada Fernando del Paso manifestó su indignación ante injusticias sociales y participó con su pluma en los acontecimientos políticos y sociales, entre ellos el apoyo definitivo a Andrés Manuel López Obrador en los meses que precedieron a la elección del 1º de julio”. No sorprende la simplonería de matraquero, sino que quien se dice escritora decida homenajear a un colega por algo muy distinto de las letras. Reducir al escritor a comparsa del movimiento político, soliviantar el acto creativo por la jactancia de la convicción abajofirmante, confundir la crítica literaria con el pase de lista, no es indigno de la Poni, sino ingrato para don Fernando. ¡Aprovechemos la fama efímera e inmediata del escritor fallecido para propalar nuestro mensaje! ¡Utilicemos la muerte de del Paso para nuestra causa! ¡Aprovechemos que el cadáver no se ha enfriado para sumarlo a la Cuarta Transformación! “Hágase todo para conservar el poder”, se rumora con sevicia en los pasillos del nuevo régimen. Vamos, jóvenes, gánense los favores del poderoso siguiendo el ejemplo de la falsaria. Mientras, los demás podemos leer, podemos esforzarnos por tomar en serio a Fernando del Paso, que es tomarnos en serio y tomar en serio al otro.

         Leo uno de los “Sonetos para un cuerpo ajeno y propio”.

Cuerpo de lento, tardo entendimiento:

tarde te has descubierto, cuerpo amado;

largo tu sueño ha sido y desdichado,

breve tu amor, tu aprendizaje lento.

 

Solo en tu desolado pensamiento

y al rencor de ti mismo abandonado

tarde aprendiste a amarte, tarde has dado

muerte a tu olvido y a tu vida aliento.

 

Lento cuerpo sin nombre y sin edades,

cuerpo de lentitud impronunciable:

deja que larga, dulce, lentamente,

 

y cuerpo a cuerpo, acariciadamente,

en una soledad inacabable

se junten nuestras lentas soledades.

Primera lectura: el personaje del poema habla del cuerpo ajeno. El cuerpo ajeno, tan deseado, tarda en entender, en saberse deseado. ¿Cómo es que no logra ver la retinal incandescencia con que lo atrapo? ¿Cómo le pueden pasar desapercibidas mis manos heladas por la distancia? ¿Cómo es que no ha aprendido a ver la excitación que se levanta en los cuidados, o el anhelo que despierta en los esmeros? Tu aprendizaje lento. Para la segunda estrofa la lejanía se distiende solitaria. Nos sabemos separados, distintos. Tarde aprendiste a amarte y la tardanza clausuró tu soledad. Por el mundo buscas, cuerpo ajeno, lo que no conseguimos juntos, pero nada funciona, todos son cuerpo sin nombre y sin edades. Tardaste tanto en aprender a amar que sofocaste el misterio de los otros. Donde no hay otro, donde no hay más, todos son largamente iguales y la soledad inacabable. El cuerpo ajeno, cerrado en sí mismo, carga su ajenidad como castigo: solo sabe del amor enajenante.

         Segunda lectura: el personaje del poema habla de su propio cuerpo. Aquí el poema tiene pasado y a quien habla en el poema por fin se le ha presentado el cuerpo como propio. El que habla reconoce el suyo como un cuerpo de lento, tardo entendimiento. Es lento porque se descubrió a destiempo. Amándose tanto a uno mismo, el cuerpo inventa su leyenda de la tierra ignota (largo tu sueño ha sido y desdichado), fabula en sus deseos terribles amazonas que destruyen a viajeros osados y hábiles conquistadores (en tu desolado pensamiento y al rencor de ti mismo abandonado), fatiga sus virtudes simulando los vicios (muerte a tu olvido y a tu vida aliento), e incluso implora escandaloso por el fin del autoengaño (deja que larga, dulce…) Quien habla en el poema se ha apropiado de su cuerpo sólo cuando ha llegado a saber que, ajeno a las caricias y alimentando el mito de su rectitud, ha terminado en una soledad inacabable. El cuerpo propio, aferrado a su propio mito, cincela con culpas su soledad: solo sabe del amor vergonzante.

         Tercera lectura: el poema muestra la apropiación de los cuerpos. En la intimidad maravillante descubro mi cuerpo de lento, tardo entendimiento, pues las caricias rebasan las explicaciones: el deleite del cuerpo que acaricia se diluye en la delectación del cuerpo acariciado. “Tarde te has descubierto, cuerpo amado”, no es una sentencia del tiempo, sino la perturbación misma de la expectación: no hay caricia plena que respete los planes. “Largo tu sueño ha sido y desdichado”, aquí sí aparece el tiempo: afán de perdurar, miedo a descubrir un nuevo anhelo acechante en la tibieza de una caricia nueva. Breve tu amor para mi esperanza. Tu aprendizaje lento para mis ansias. En la hoguera de la excitación fulgura el descubrimiento: solo en tu desolado pensamiento. En la caricia plena, el pensamiento desolado: Eros es locura. Y al rencor de ti mismo abandonado: palinodia. Tarde aprendiste a amarte: condena del moralista. Tarde has dado muerte a tu olvido y a tu vida aliento: “si yo no conozco a Fedro es que me he olvidado de mí mismo” (Fedro 228a). Mas el olvido, la locura, relampaguea en eternidad: lento cuerpo sin nombre y sin edades. Suplicio de las alas, besos demorados, caricias que se esfuerzan dolorosas por perdurar: cuerpo de lentitud impronunciable. Límite de la palabra: luz. Los cuerpos se encuentran larga, dulce, lentamente. Larga la extensión de la piel explorada a besos. Cálida dulzura de férvidas caricias. Lentamente, y cuerpo a cuerpo, acariciadamente, apropiación mutua, comunidad. En la intimidad, los amantes quisieran ser una soledad inacabable, reunión de nuestras lentas soledades. El amor como vida nueva; amar como gratitud de la vida. Gratuidad y promesa: compromiso de amor. La vida se amerita por amor.

         Sólo por el amor, cabe decir, podemos comprometernos con lo mejor. Los compromisos viles frivolizan la vida. La frivolidad de la vida siempre es un injusto desprecio del otro. Cuando se trata con frivolidad a la muerte, la injusticia tiene su lugar asegurado. Ojalá aseguremos un lugar justo en nuestra memoria a Fernando del Paso: un espléndido hombre de letras que valoró como compromiso mayor a la literatura, a la belleza y a la creatividad. Quizás el mérito del escritor sea la justicia.

Námaste Heptákis

 

Escenas del terruño. 1. El pasado 7 de julio comenté que la negociación sería la siguiente: Puebla para el PAN, pero Marko Cortés como dirigente. ¿No que no? 2. Vaya batalla que dio la senadora Kenia López en la discusión de la Ley de la Fiscalía General. La mayoría en el Senado no sólo se mofó de la propuesta de la panista para crear una Fiscalía Especial para Feminicidios (la expresión sardónica de Martí Batres no debería ser olvidada), sino que una de sus miembros declaró más que sibilina: “no se requiere una Fiscalía especial para las mujeres porque todas las mujeres somos diferentes, unas por una cosa, otras por otra cosa”. ¡Chíngale! 3. ¿De veras en el PRI andan leyendo mucho a Maquiavelo? No parece. El asunto es así: ¿qué enemigo le conviene más al nuevo régimen? Murat ofrece negociar con la CNTE; del Mazo ofrece una oposición a modo; lo que Chong ofrezca no se necesita, pues Morena tiene mayoría. ¿Quién vale más: Esteban o Delfina? El problema no es la grilla interna del PRI, sino la del nuevo régimen. ¿Ser temido o ser amado?

Coletilla. Esta semana, Radio Educación inició transmisiones en FM. También esta semana nos enteramos que en el gobierno que viene la radio pública se administrará desde Gobernación. Sí, los encargados de la política interna tendrán el control de las estaciones que no son comerciales. ¿Alguien va a convocar a la marcha por la libertad de la radio pública y contra la censura?

Riqueza

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Imperfecto

Si le pidiéramos a Dios la gracia para amar como él nos ama, viviríamos dispuestos al servicio con gratuidad, y corresponderíamos de algún modo a Dios, a sabiendas que no hay correspondencia posible, porque no es posible dar algo a quien tiene todo ya.

Pero, la posibilidad de pedir ese tipo de amor es poca, ya que vivimos buscando ser amados en vez de amar aunque nada se nos dé, buscamos correspondencias e intercambios y nos limitamos a recibir en lugar de entregarnos como Cristo lo hizo en la cruz.

Si hiciéramos o pidiéramos conforme a la voluntad del creador, no hablaríamos de las cosas buenas usando un imperfecto, pero imperfectos somos y parece que en ello nos confortamos para no hacer el bien o siquiera averiguar lo que éste sea.

 

Maigo

 

Gratitud interna

Gratitud interna

 

No recordamos a los muertos en general, sino a los difuntos en particular. Porque son los difuntos, no los muertos, a quienes echamos en falta, a quienes extrañamos, por quienes nos sentimos en disfunción. Sólo los difuntos, no los muertos, pueden ser nuestros muertos. Y recordamos a nuestros muertos a veces por homenaje, a veces por gratitud, a veces por lealtad; siempre, en cambio, porque el recuerdo se impone en eso que la gente llama “la vida interior”. No hay recuerdo exterior, así como no hay difunto ajeno. Sólo hay olvido interno, así como hay quien ve cadáveres en vez de muertos. Nuestros muertos, los difuntos del recuerdo, habitan nuestro interior. ¿Eso del interior es algo más que una metáfora?

         En un primer acercamiento, parece que quien habla de la vida interior parte por necesidad de un dualismo: supone la existencia del cuerpo, hipostasia algo contrario al cuerpo y deduce la necesidad de un interior. La falsedad del procedimiento, empero, se exhibe cuando se considera que todo parte de un supuesto tan popular como falso: el cuerpo existe. En un segundo acercamiento, parece que quien habla de la vida interior parte por necesidad de un supuesto: el ser no está a la vista, por lo que se supone interior todo aquello que tarde o temprano se expresa, expresa o se niega a expresarse. Quien así piensa, lo mismo puede suponer que existe el subconsciente, que la naturaleza ama ocultarse o que el ser se ha retirado. No es sencillo demostrar la falsedad del supuesto, pues requeriría de toda una fundamentación metafísica (Ya realizada, por cierto, en la Metafísica de la expresión de Eduardo Nicol). El acercamiento más cuidadoso a eso que la gente llama “la vida interior” lo aprendí de uno de mis muertos.

         Hace ya diez años que murió la filósofa mexicana Luz María Álvarez Argüelles. En su obra principal, Ética y dialéctica [UNAM, 2007], la doctora Álvarez Argüelles ofrece la siguiente caracterización de la vida interior: “las más de las veces nos hacemos a través de nuestras reflexiones, de nuestros recuerdos, de nuestras vivencias o experiencias afectivas. Pienso que así ocurre en efecto y que la vida humana transcurre en la oscilación entre el hacer pragmático y las acciones íntimas que, a veces, se plasman en conductas observables y otras no se hacen manifiestas ante los ojos de quienes nos rodean, pero esto último no cancela ni su existencia ni su relevancia”. El ser, que está a la vista, sólo nos es cognoscible en tanto hay introspección; nuestra vida interior es en tanto hay introspección; la introspección es el modo humano en que se articula la dialéctica del ser. Somos entes tan individuales como comunitarios y la posibilidad de saberlo radica en la introspección. Somos entes tan libres como sometidos a la necesidad y la posibilidad de descubrirlo radica en la introspección. Somos entes temporales que tienden a la eternidad del Bien en tanto somos introspectivos. La introspección, el gnothi seautón de Sócrates, describe las fronteras de eso a lo que nombramos yo, de eso de lo que sabemos interior y de eso de lo que sabemos exterior. La introspección es la expresión interna del movimiento externo que la gente llama vida interior. La introspección es la semilla del diálogo.

         Quizá, sólo el introspectivo puede tener buena memoria, pues sólo él puede cartografiar los confines del alma que nunca encontró Heráclito. Quizá, sólo al introspectivo se le impone el recuerdo de los difuntos, pues sólo en la introspección reconocemos la fisonomía de las sombras que pueblan el interior. Quizá, sólo es posible para el introspectivo expresar la gratitud por nuestros muertos: sólo en él viven, sólo por él permanecen, sólo él no está solo. La única gratitud es el diálogo.

 

Námaste Heptákis

 

Escenas del terruño. 1. Pudo ser por el aniversario, o porque no hay ni tantito sentido de justicia, pero un tribunal sonorense redujo la sentencia a los implicados en el incendio de la guardería ABC, el caso más indignante de la negligencia y desidia mexicanas. 2. «Que junio sea un mes de agitación» es la declaración conjunta de grupos de extremismo político. 3. Mauricio Meschoulam explica las tensiones en el reacomodo medioriental en función de la confrontación de Arabia Saudita y Qatar. 4. «Cuando se acusan fraudes de mentiritas, se vuelve más difícil impugnar lo que de verdad importa», sentencia Javier Aparicio, quien en redes ha demostrado la falsedad de los rumores virales del «fraude» en la elección del Estado de México. 5. Julio Hubard nos explica la diferencia entre la ciudadanía al modo de los romanos y la ciudadanía al modo de los griegos; explicación necesaria en nuestra crispación. 6. Ayer falleció Sam Panopoulos, quien modificó para siempre la cultura occidental: creó la pizza hawaiana.

Coletilla. Tras la elección del pasado domingo, el historiador Enrique Krauze ha señalado: «Mi postura para el 2018: No al corrupto PRI. No al mesiánico MORENA. No al inepto PAN. Sí a una izquierda ciudadana, liberal e independiente». Y ya se molestaron los corruptos priistas del PRI, PRD y MORENA, los apóstoles del Mesías Tropical, los ineptos panistas y la izquierda partidista, conservadora y filistea. Guárdese registro.

Examen de consciencia

Un buen examen de consciencia se traduce en gratitud hacia el Creador. Con el examen atento de lo que somos vemos que venimos del polvo y en polvo nos convertiremos, nos sabemos frágiles cual estatuillas de barro, que con facilidad se quiebran, pero también vemos no dejamos de ser soberbios cada vez que somos incapaces de mirar a los pies que nos sostienen. Nos examinamos constantemente y al tratar de dar cuenta de nuestros actos y pensamientos lo que surge muchas veces es el desencanto de ver nuestro real reflejo, nos reconocemos en nuestros encadenados a nuestros errores y con disgusto aparatamos la mirada de ese cruel reflejo. Pero el disgusto no da cuenta de un buen examen de consciencia, porque el buen examen no sólo ve lo que está errado, también reconoce la belleza contenida en el alma contrita y sedienta por saber de Dios y atenta a la mano amiga que el Salvador le tiende desde la desgarradora imagen del hijo de Dios crucificado.

Cuando hacemos un buen examen de consciencia, nos sabemos criaturas salvadas por Dios y vemos que entre todas las gracias que nos ha concedido están la vida y el libre albedrío, de tal forma que podemos elegir entre las cadenas de la muerte y una vida pecaminosa, o la salvación de mano del más fiel de los amigos.

Maigo