La moral necesaria

La moral necesaria

 

La crítica antiilustrada reconoce a nuestros tiempos como decadentes y al hombre moderno como timorato. Decadentes los tiempos en comparación con un pasado glorioso; timoratos los hombres en comparación con lo que podrían ser. Ante la decadencia, piensan los críticos, hay que enarbolar nuevos tiempos; de entre los timoratos, añaden, hay que rescatar al hombre. La condición del hombre moderno es crítica, dicen; y se necesitan acciones todavía más críticas, complementan, para rescatarlo. Concluyen: la historia nos emplaza a una acción definitiva.

Considerar que la historia nos emplaza a una acción definitiva es igual a considerar necesaria a la moral. En un mundo en que se ha producido el desprestigio de todo régimen, en el que el fracaso de la política es interpretado como la frustración de todo intento político, en el que la historia ha disuelto toda legitimidad, los críticos antiilustrados buscan un nuevo orden fundado en una acción definitiva: que el prestigio reluzca en una acción honorable, que en un proyecto político confluya la voluntad de un pueblo, que un hombre a la altura de la historia refunde la legitimidad. O dicho al modo de teología política: frente al fracaso del mundo moderno sólo un dios podrá salvarnos, frente al fracaso de la política sólo un milagro podrá reconstituirnos, frente al hombre timorato se necesita de un hombre honorable. La deconstrucción histórica allana el camino a la acción definitiva. La destrucción obliga a la acción definitiva. Y la acción definitiva es la fundación de una moral necesaria.

Por definición, la moral no puede ser necesaria. Cuando los críticos antiilustrados reconocen la necesidad de la moral, cancelan las bases para comprender la ley natural. La moral necesaria es al mismo tiempo humana y divina, pues cancelan la posibilidad de que el milagro que pueda ocurrir dentro de la naturaleza. Una moral necesaria que es al mismo tiempo humana y divina será necesariamente el fundamento de una política religiosa. Y la política religiosa fundada en la necesidad será la expresión eufemística de la tiranía. A esto llamo el incendio de la teología de la tiranía.

 

Námaste Heptákis

 

Los desaparecidos. Han pasado 18 meses de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa. Hay tres consideraciones importantes sobre el caso. 1. Mañana se presenta el informe final del GIEI. Así que los días siguientes serán de mucha desinformación y demasiado ruido. Ciro Gómez Leyva señala: «apuntarán a la taquillera tesis del crimen de Estado». 2. El pasado miércoles 20 el Equipo Argentino de Antropología Forense publicó el dictamen de sus peritajes en el basurero de Cocula. La conclusión: no puede confirmarse la incineración de 43 cuerpos. Además, ha habido incineraciones reiteradas en el mismo lugar, por lo que es baja la probabilidad de identificar los restos de un solo evento.  Aquí el dictamen. 3. El jueves 21, Claudia Paz, miembro del GIEI, afirmó en un evento del Colmex que hasta el momento no se ha encontrado evidencia que vincule a la normal de Ayotzinapa con el crimen organizado. En noviembre de 2014 comenté (aquí y aquí) una vía que indicaría lo contrario.

Por otra parte, ya son cinco casos de desaparición forzada en Veracruz, y de ninguno se han presentado avances en la investigación. Enumerémoslos para no olvidar. 1. José Benítez de la O, Mario Arturo Orozco Sánchez, Alejandro González Díaz y Susana Tapia Garibo fueron desaparecidos por policías municipales en Tierra Blanca el pasado 11 de enero. 2. Claudia Ivonne Vera García del colectivo «¿Y quién habla por mí?» fue desaparecida por policías estatales en el municipio de Veracruz el pasado 23 de marzo. 3. Uriel Pérez Cruz y Alberto Morales Santiago fueron desaparecidos por policías municipales en Papantla el pasado 19 de marzo. 4. Jesús Alan Ticante fue desaparecido por policías municipales en Papantla el pasado 19 de marzo. 5. Diego Arnulfo Bazán Vargas fue desaparecido por policías estatales en Veracruz el pasado 7 de abril.

A dos semanas de operaciones de la Brigada Nacional de Búsqueda de desaparecidos se reporta el hallazgo de más de 300 fragmentos óseos calcinados en un paraje de Amatlán de los Reyes. Los desaparecidos no deben ser olvidados.

Escenas del terruño. 1. Arnoldo Kraus, en El Universal, reflexiona en torno a la ley de suicidio asistido. 2. Diego Enrique Osorno, en Más por más, esboza algunos movimientos en torno a la candidatura «independiente» del priista Jaime Rodríguez Calderón «El Bronco«. 3. Alejandro Hope, en El Universal, reflexiona en torno al problema del narco más allá de los grandes cárteles. 4. Interesante asunto el que Francisco Garfias reporta en Excelsior acerca de un caso de daño moral que la corrección política ya hace pasar por censura, al tiempo que reclama su derecho a difamar. 5. Por su parte, Etcétera informa sobre un caso de censura en Sinaloa. 6. El próximo lunes 25 será la audiencia en que se buscará la liberación de José Manuel Mireles, preso político. Los funcionarios michoacanos lo consideran «altamente peligroso». 7. El hombre que tiene el puesto de gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo, dijo -según informó El Sur en su edición del 21 de abril- que la violencia no afecta la actividad turística de Acapulco, y si los negocios cierran es porque no tienen buen servicio. Nopusí.

Coletilla. “Aunque nos debatamos en el laberinto de la vida y busquemos subterfugios, seremos inexorablemente conducidos al pie del madero y tendremos que ofrecer nuestras manos y nuestros pies para que se hundan en ellos los clavos”. Jacques Fesch

Del honor injusto

Del honor injusto

 

Tras conocer la condena con que la asamblea ateniense lo había sentenciado, Sócrates ofrece un vaticinio perturbador. O que al menos debería ser perturbador en dos sentidos: perturbador por lo que dice y perturbador porque ya no nos perturba. Nosotros tan ilustrados ya no nos asustamos si el filósofo nos advierte que después de él vendrán muchos más que continuarán enjundiosos su trabajo crítico. Nosotros tan ilustrados creemos que la continuidad es prueba del éxito intelectual y que la tradición es el fruto del trabajo. Nosotros tan ilustrados recibimos gustosos el pedagógico vaticinio de Sócrates. Problema de nuestro lustre que descreamos de los vaticinios.

Sócrates no dice que después de él vendrán muchos más a continuar su trabajo, sino que no estando él habrá muchos que hagan a Atenas lo que la asamblea considera que ha hecho Sócrates; la asamblea juzgará incluso en la inopia filosófica. Sócrates no afirma ser el fundador de una tradición crítica que contribuya al progreso social; la ciudad continuará progresando por sí misma a través de la crítica de sus tradiciones. Sócrates sabe que para el florecimiento de la crítica, la tradición y la educación en una ciudad, la filosofía no es indispensable. La filosofía, y esto es lo que sí dice Sócrates, es un dique. Tras la muerte del filósofo la ciudad será inundada por una multitud que haga cosas como las que hace el filósofo. Como las que hace el filósofo, pero no las que sí hace el filósofo. La filosofía contiene a la crítica, a la tradición y a la educación. El filósofo contiene a los hombres honorables.

Considerada como actividad erótica, la filosofía es la tensión entre la atracción y el honor. Desapareciendo la filosofía, la relación posible entre la atracción y el honor es de subordinación. La subordinación se expresa en la conversión de los vicios privados en virtudes públicas. No es que el honor mengüe, ni que la atracción se desequilibre; es que sin filósofo torna imposible su relación justa. Por ello, quizá, cuando desaparece un filósofo vemos la inevitable destrucción de la comunidad de sus seguidores. Desapareciendo la filosofía, ennegrece la tenuidad con que vislumbramos lo que queremos. Sócrates era un dique de eróticos. Las intimidades de eros apaciguan las ansias públicas de los cautivados por el honor; la bonhomía erótica aúpa los ánimos públicos de los parroquianos de lechos. Sócrates templaba a los eróticos. Sin filosofía es inevitable el incendio de la tiranía.

 

Námaste Heptákis

 

Los desaparecidos. Han pasado 18 meses de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa. Hay cuatro consideraciones importantes sobre el caso. En primer lugar, Vidulfo Rosales, abogado de los padres de los normalistas desaparecidos, declaró el pasado martes: «lo que queremos es que se castigue a Guerreros Unidos. Nuestra preocupación es que Guerreros Unidos sigue estando intacto. Nosotros no tenemos que proteger a criminales y menos a la gente que junto a la policía desapareció a nuestros compañeros y los asesinó». En segundo lugar, Carlos Puig ofrece un panorama reflexivo de los desencuentros entre la PGR y el GIEI. En tercer lugar, ayer por la tarde, en una reunión privada entre los funcionarios de la PGR, los miembros del GIEI y los padres de los normalistas desaparecidos, se abrió el sobre con los resultados del análisis genético de los restos enviados a la universidad de Innsbruck; los resultados no son positivos en cuanto a identificación genética en ninguna de las 64 muestras. Por último, Héctor de Mauleón señala las líneas que conectan el caso Ayotzinapa con el caso del bar Heaven.

Por otra parte, ya son cuatro casos de desaparición forzada en Veracruz. En primer lugar, en cuanto al caso de los cuatro desaparecidos de Tierra Blanca, que el próximo lunes cumple tres meses, el señor Bernardo Benítez -padre del joven cuyo asesinato ya fue confirmado- dijo que esperan la llamada de Roberto Campa para que les informe de los resultados del análisis de pruebas de identificación del resto de los cadáveres encontrados. En segundo lugar, en torno al caso de la desaparición de la activista Claudia Ivonne Vera García del colectivo «¿Y quien habla por mí?», el pasado 23 de marzo, hay dos consideraciones importantes aparecidas en El Diario del Istmo en su edición del pasado 2 de abril: según la nota informativa, el grupo armado que secuestró a la activista está formado por expolicías; además, un columnista sugirió el nexo de dicho grupo armado con el hombre que ostenta el título de gobernador del estado. Cabe señalar que en la hemeroteca digital del diario se perdió el archivo correspondiente al día señalado. En tercer lugar, en torno a la desaparición, hace 21 días, de Uriel Pérez Cruz y a Alberto Morales Santiago, el pasado 5 de abril en entrevista con Carlos Loret de Mola, Blanca Cruz -madre de Uriel- al ser cuestionada sobre novedades en torno al caso declaró: «las cosas siguen igual, no hay avances, los policías se reservan su derecho a declarar». Tras preguntarle si conserva la esperanza de encontrar con vida a su hijo, respondió: «a veces pienso que sí, porque hasta ahorita no hemos sabido otra cosa, no hemos sabido que sepan de algo, pero se oyen rumores de que los mismos delincuentes los mataron, que los cocinaron, y eso hace decaer mi ánimo. Pienso que esto no puede ser, que está pasando, que él va a regresar». Además, en nota de La Jornada de Veracruz del pasado 31 de marzo se informa que entre los desaparecidos de aquel 19 de marzo hay un sobreviviente que, tras haber logrado escapar, los familiares de los desaparecidos no han podido ubicar. En cuarto lugar, en torno a la desaparición de Jesús Alan Ticante, su padre José Ignacio Ticante Zochihua, en entrevista con El Heraldo de Veracruz del 1 de abril, señaló que antes de la desaparición su hijo había sido amenazado en dos ocasiones por un policía; no se ha aclarado si entre los ocho policías detenidos se encuentra el que lo amenazó.

Además, en la semana, la reportera Miriam Moreno dio a conocer un caso más de «Los otros desaparecidos de Iguala». Se trata del hojalatero Joel Mauro Galicia, quien fue desaparecido por policías de Iguala el 25 de septiembre de 2014, horas antes de la desaparición forzada de los normalistas de Ayotzinapa. En noviembre de 2015 se entregó el más reciente avance de la investigación: se identificó su ADN en una mancha de sangre encontrada en una casa de seguridad en que, presuntamente, pudo ser ejecutado junto con algunos de los normalistas. Sin embargo, desde noviembre no hay contacto oficial con la viuda.

Por último, hoy comienza sus actividades la Brigada Nacional de Búsqueda de Desaparecidos. Su finalidad: encontrar a los desaparecidos y darles un entierro digno. Este es nuestro país, el de los mal enterrados que ni mueren ni reposan -como dice la canción-.Los desaparecidos no deben ser olvidados.

Escenas del terruño. 1. El periodista Salvador Camarena ha dado seguimiento a algunas irregularidades en la operación de Liconsa. 2. El hombre que tiene el puesto de gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo, está desatado. El 5 de abril, como lo señaló un colaborador del blog y lo ponía de irónica nota principal El Sur, el hombre que tiene el puesto de gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo, pidió a los medios de comunicación hablar bien de Acapulco, al tiempo que los invitó a un «pacto de silencio» para que no se hagan públicas las «desafortunadas circunstancias que vive Guerrero». En Guerrero nada pasa, dice la versión oficial. El miércoles 6, a la llegada al hotel en que el rector de la UAGro rendiría su informe, el hombre que tiene el puesto de gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo, encontró en su camino al estudiante de medicina Alejandro Román Rodríguez, quien portaba una cartulina blanca con un retrato y la leyenda «Exijo justicia. Me mataron a mi papá». Los escoltas cerraron el paso al joven y el hombre que tiene el puesto de gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo, fingió no verlo., En entrevista para Reforma el joven contó que su padre fue asesinado afuera de su domicilio el 25 de marzo de 2015 y desde entonces los funcionarios no le han informado el estado del caso.  «Aquí en Guerrero no pasa nada, no hay seguridad, no hay nada, no hay ley», concluyó el estudiante. En Guerrero nada pasa, dice la versión oficial. El jueves 7, después de que los medios de comunicación cuestionaran sobre la inseguridad en el estado, el hombre que tiene el puesto de gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo, respondió: «es jueves, mejor vamos a echarnos un pozolito». En Guerrero nada pasa, dice la versión oficial. En la semana El Sur publicó que el número total de ejecuciones en Guerrero en lo que va del año es de 527. En Guerrero nada pasa, dice la versión oficial. 3. Para no olvidar la declaración de Hiram Almeida, Secretario de Seguridad Pública de la Ciudad de México, en entrevista con Denise Maerker, en torno a los recientes asaltos en la colonia Condesa: «Hay asaltos porque la gente no denuncia. Pero lo bueno es que no son grupos organizados, sino individuos que se reúnen para asaltar». 4. José Woldenberg presenta consideraciones importantes para entender que vivimos una guerra civil.

Coletilla. “Estar dichoso consiste en que los discípulos tengan la disposición de ánimo debida tanto cuando el maestro está presente como cuando está ausente”. Juan Crisóstomo

Herencia

Siempre que hablamos del pasado resulta un embrollo. Enfrentamos la dificultad de hablar acerca de algo que propiamente no está presente aquí. Recordamos, por ejemplo, a nuestros amigos fallecidos que no viven entre nosotros o analizamos los hechos históricos que ya acaecieron. Los sucesos pasados son tan escurridizos que terminamos perplejos en nuestra relación con ellos. Si recordamos a los fallecidos, ¿eso no es una manera de volver a traerlos al ahora? ¿En qué sentido podemos decir que no están aquí? Este embrollo se enmaraña y enreda todavía peor en nuestro lenguaje; quién no se la pasaba mareándose con la precisión y variación en los tiempos verbales.

Brevemente podemos reflexionar y apuntar que nuestro pasado podemos verlo a través de la historia. Comúnmente encontramos hombres que deciden relatarnos su vida a través de una historia, los célebres tienen publicados estos relatos como biografías y otros deciden revelarlos en confianza. La narración de ellos se va tejiendo entre episodios uno detrás de otro. De modo análogo también se ha entendido al paso del hombre sobre la Tierra. La denominada historia universal resulta un estudio de los episodios que ha vivido la humanidad en distintos países. Entre guerras, auges y caídas de civilizaciones, se nos cuenta el tránsito humano hasta nuestros días. En ocasiones se asume que los descubrimientos y errores cometidos nos hacen arribar a un mejor sitio. De ahí que, por ejemplo, varios se congratulen de haber superado épocas de oscurantismo o haber fabricado la brújula que pudo revelarnos los secretos del Atlántico. Bajo esta actitud alcanzamos a notar una relación interesante con los antepasados. Por un lado no podemos prescindir de ellos; asumir a la Edad Media como una caída humana resulta necesario para poder justificar el resurgimiento. Sin embargo, pese al vínculo guardado, también existe un rechazo y superación.

Frente a esta relación de superaciones y mudanzas, encontramos a los hombres que resguardan sus tradiciones. Para ellos el pasado no  ha permanecido en el olvido, viven conforme a él. Sus antepasados resultan ejemplares y no tienen motivo para rechazarlo, incluso algunos se asumen como herederos. Comprensión gastada de ello la tenemos en México donde algunas personas exaltan a los tlatoanis y guerrero águilas. Incorporándose a un linaje —quizá inexistente— quieren volver a vestirse en piedras preciosas y oro. A pesar de que aparentemente sea una confrontación, están más emparentados de lo que creen. Quienes creen en la superación de la historia, ven la mejoría en la corrección de errores pasados. Su perfección está basada en el curso de la historia. El heredero es lo mismo pero a la inversa: su corrección del presente hace apreciar la perfección en el pasado.

En una lectura superficial, alguien como Aristóteles es considerado como un tradicionalista ya explicado. Al comenzar sus obras retoma ideas de otros hombres y decide reflexionar a partir de ellas. Así puede pasar como un heredero que no se sabe solo en el mundo antiguo. Dicha concepción cambia cuando atendemos que generalmente critica deficiencias y rechaza algunas ideas de poetas o naturalistas. De ahí que muchos gusten destacar su ideal «científico» o «crítico y objetivo». Curiosamente lo que mayor destacan, mayor descuidan. El estagirita no lleva este rechazo sólo por superación, de haber sido así no hubiera tenido caso prestar mucha atención a las ideas antiguas. Justamente las atiende lo suficiente para pensarlas, digerirlas y rebatirlas.Si resultan falsas no es por ser antiguas o la intención de imponer la ideología aristotélica. El repaso de la tradición, entonces, se hace para acercarnos a la verdad.

Gracias al filósofo que no vive hoy, vemos que sería imprudente demeritar la tradición. Su importancia no viene sólo porque seamos producto de ella, en realidad tiene algo qué decir. Si rechazar al naturalista falaz le permite hablar mejor de la naturaleza, en ese sentido lo ha mejorado. Y esta perfección no ha sido juzgada por el curso de la historia. Quien emprenda realizar una historia de las ideas debe saber lo inútil y engañoso en dicha tarea.

Bocadillos de la plaza pública. Pretende aliviarnos la declaración emitida por Osorio Chong acerca de lo confiable y seguro que estuvo Guerrero en estos días de asueto. Hace días en este blog se retomaron las palabras del secretario diciendo que el aumento en ejecuciones sólo se dio entre miembros del crimen organizado. Seguramente está en lo cierto. Seguramente, en sitios como Acapulco, los restaurantes que vienen y van por supuestas amenazas, deben tener nexos sucios. En general todos los negocios amenazados deben tener historial negro. Seguramente los mercados locales también pertenecen a esa red de inmundicia. Seguramente todos los que acuden a compartir la mesa o disfrutar del puerto, están involucrados. Seguramente los niños asesinados ya traficaban la droga. Sin duda alguna los periódicos locales y relatos callejeros son pura mentira. Haciendo honor a su columna, Carlos Puig agrega un duda razonable a aquella declaración.

II. Y frente a la violencia desatada en la región guerrerense, el gobernador exhorta a un convenio de silencio. Si no se logra la paz, al menos podemos fingirla: ya se extrañaba al PRI.

III. Dando un vuelco interesante aquí, Elisa Alanís denunció hace días el acoso de una de sus compañeras. Tal hecho indignó a más de uno: «inmoral» que Eruviel se vuelva candidato. Un problema lastimoso pero muy silencioso para el gobierno mexiquense, así pretenden promover alternativas para estos días sucios.

Y, por último, ahí va una anécdota…

El endurecimiento del Hoy No Circula fue duro para varios. Indignados reclamaron la severidad de la medida y reprocharon lo insensato de ella. A pesar de ello, la luminosidad juvenil salió como siempre al rescate. Por Feisbuc, el ágora o agonía de los chavos, una veinteañera —borreguita regiomontana— reprendió a todos sus coétaneos por no hincarse ante la tempestad. Su admiración por Lennon no impidió reprocharnos nuestra preocupación por habernos «quitado el carro para la peda» (pinche albañil o conserje bestial que va a perderse con sus amigos). Arguyendo que a la ciudad le urgía un detox, nos sugirió que, frente a las necesidades laborales y lo triste del transporte público, siempre había alternativas como compartir el coche con el vecino. Quizá aprender ejemplarmente de su colonia donde todos los vecinos trabajan en el mismo lugar y se toman de las manos cada Navidad. Tuvo algunas observaciones y críticas, pero ella sólo respondió a quien le dejaba un amor y paz o le decía «tienes razón, deberíamos aprovechar esto para empezar a hacer consciencia». Debió haber pensado que era un sinsentido darle importancia a los haters e insensibles. Su optimismo con las medidas verdes recuerda a Tanya Müller. Durante una entrevista radiofónica confiaba en la necesidad y éxito de las innovaciones ecológicas. A pesar de no saber un carajo dónde regular los vehículos federales (entre ellos camiones de carga donde un día fuera hace peligrar su encargo), confiaba que se acoplarían al programa. No debíamos quejarnos tanto, decía, en lugares europeos como París las medidas eran más radicales. Seguramente todos los mexicanos seremos felices cuando vivamos en Amsterdam. Sin darse cuenta o a veces intentarlo, estas mentalidades verdes detestan a sus ciudadanos. ¿O será que no creen que haya ciudades? Diría Lennon que no sería difícil imaginarlo. ¡Ah! Y en cuanto a la borreguita, un par de días después, hizo un roadtrip con una amiga a Plaza Naútica Juriquilla. Sí, ese lugar queretano que debe mucho a la presa con el mismo nombre (¡si vieran cómo ellas se deleitaban y fotografiaban esa vista!). Qué bueno que no me enteré si su amiga casquivana —o feliz y libremente bisexual dirían algunos— quiso divertirse, de haberlo hecho hubiera tenido que contar esa anécdota más… Esto ya se hizo muy largo, ¡hasta la próxima!

Señor Carmesí

El insoportable y espectacular fenómeno de la indiferencia

¡Cielos de lo mismo!

Perderse en lo mismo.

Encontrarse en lo mismo.

Gabriel Zaid

Aunque suene paradójico, la indiferencia ha sido de lo menos indiferente en nuestros días. Cotidianamente solemos tener experiencia de ella, en ocasiones parecemos ensordecer por la costumbre. Recargamos la cabeza en la ventanilla del carro y vemos cómo todo se esparce perdiendo su composición. Los sitios comunes pierden su interés y no volvemos a voltear a los mismos comercios, árboles y esculturas que confiamos permanecerán. Así llegamos a vivir, dedicando toda nuestra concentración a ocupaciones productivas y minorizando la prioridad por las que tomamos por ociosas (no habría que sorprendernos por que aparecieran pequeñas rebeliones que defiendan la vida extraordinaria y denuncien que la cotidianidad está sumergida en el sopor). La indiferencia no sólo aparece con discreción, también se hace explícita en los recintos universitarios. Varios académicos la estudian con minuciosidad, su influencia e importancia, incluso al grado de asumirla como originaria en el hombre.

La dramaturgia ha servido para representar situaciones humanas y en este caso no es la excepción. En Esperando a Godot encontramos el fenómeno señalado. Los personajes principales, Estragón y Vladimir, parecen cascarones humanos. Careciendo de bravura, el aburrimiento los alcanza y no hallan qué hacer para soportar la espera (sí, la espera del personaje mencionado en el título). Ni siquiera discusiones teológicas en torno a la existencia de Dios o la salvación de un condenado satisface el aburrimiento de los personajes. Rápidamente se fastidian de lo que conversan y vuelven a la misma indiferencia por todo. Las indagaciones hechas por palabras o los mismos sentidos no son suficientes para complacerlos o inquietarlos.

Curiosamente ambos personajes se asemejan al árbol en la escena, el vegetal que permanece mientras el día concluye. Estragón y Vladimir se mantienen vivos por la expectativa, son hombres que sólo están ahí mientras arribe Godot. Tal hecho no impide que el tiempo avance, justamente cada acto termina en el reino de la noche. Los protagonistas se ven conducidos —¿o arrastrados?— por la espera. Su indiferencia a otros propósitos resulta tanta que se vuelven impotentes para librarse de ese siniestro camino: no se atreven a colgarse por si acaso ese hombre inexistente llega al encuentro. La cita con Godot resulta un pendiente mayor, incluso, a su misma voluntad.

En varias escenas ambos personajes se enfrentan a la incertidumbre por lo que hay en sus sombreros, zapatos o bolsillos. Repetidamente observamos cómo hurgan sin encontrar nada o algo inesperado. Por ejemplo, ante el reclamo de hambre de Estragón, Vladimir cree darle una zanahoria cuando éste recibe un nabo. Poco después discuten si es mejor o peor acercarse al final de la verdura naranja, nuevamente el aburrimiento y tedio evapora la conversación. Sucede lo mismo en escoger qué comer, Estragón se frustra ante el rábano negro ofrecido y Vladimir afirma que esto cada vez tiene menos interés. No se detienen mayor tiempo para distinguir entre la piel áspera y salada de cada rábano o confrontarlo con la dulzura leve de la zanahoria. En ese sentido da igual quien pueda satisfacer el apetito, no vale la pena dilatarse por reconocer o curiosear las verduras en el bolsillo.

Cualquier acción humana es insuficiente para soportar el transcurso del tiempo. Mientras el día avanza la vida de los personajes se vuelve un sinsentido. ¿Para qué saborear, abrazar, conversar o dialogar? Ninguno acorta la espera de ese evento último. En una escena hasta el mismo ejercicio intelectivo queda desacreditado como vano e inútil. Acatando la orden de pensar, Lucky teje frenéticamente un soliloquio que termina por desesperar a sus oyentes. Quizá la historia del pensamiento sólo sean discursos que nos maquillan la tragedia de Godot. El siervo sería afortunado por tener este secreto, bajar la cabeza para hacer la desgracia inadvertida. ¿Y si la existencia no fuera motivo de indiferencia? ¿Si no estuviera cubierta bajo la neblina grisácea? En dado caso no cabría fastidiarnos o hartarnos por la vida, sino elogiarla.

Bocadillos de la plaza pública. Llama la atención una cifra revelada por el presidente del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa. Participando en un foro acerca del nuevo Sistema Nacional Anticorrupción, señaló que en juicios por corrupción «el 51.33 por ciento lo gana el particular. El 48.67 por ciento lo gana el Estado» (Reforma, 8,092). Esto significa que poco más de la mitad de funcionarios enjuiciados por el delito de corrupción han librado sus acusaciones. Frente a esta cifra cerrada, queda una pregunta en el aire: ¿cuál de las partes tenido mayor éxito y destreza para defender sus intereses?

II. Otra declaración que llama la atención  vino de boca del gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo. Sí, en el mismo evento esperado donde el presidente volvió a pisar Iguala, el gobernador guerrerense mencionó lo siguiente dentro de su discurso: El estado de Guerrero no está postrado, siempre y desde siempre ha estado de pie, no lo abate la pobreza, ni la tragedia. Hoy son otras batallas. Encontrar a Guerrero siempre en los indicadores más bajos de pobreza y educación, extorsión en obras de Chilpancingo (como otras donde ni los españoles se salvan), asesinatos casi diario en Acapulco hacen que no cantemos victoria tan rápido.

III. Universitarios, habrá que estar pendientes de un problema añejo en la UNAM, uno que estalla de vez en cuando como hoy en la mañana.

Señor Carmesí