Gazmoñerismo ruso

Aunque Dios no exista, prefiero amar a mi prójimo que devorarlo.

Gazmogno

Ocasión de celebrar

“Yo no quiero catorce de febrero,

ni cumpleaños feliz…”

Joaquín Sabina

Existe un día en el año en que cada uno de nosotros pasa a ser el centro de atención de los amigos, familiares y demás conocidos, por tratarse del aniversario de nuestro natalicio. Dicho día es mejor conocido coloquialmente como cumpleaños, ocasión en la cual nuestros seres queridos nos prodigan de palabras afectuosas y muestras de cariño tales como abrazos y besos, así como también de obsequios. Esta ocasión parece embargar de tal alegría a todos aquellos que nos rodean que lo menos que pueden desearnos en ese día es un “feliz cumpleaños”.

Parece no haber duda en que el cumpleaños de uno sea motivo de celebración para las personas que nos aprecian, pero cabe preguntarse qué es lo que ellos celebran en tal ocasión: el que hayamos llegado a este mundo o el que todavía sigamos aquí. Si el motivo de la celebración es la primera opción, parecería que en realidad no nos están celebrando a nosotros, sino que festejan el hecho de que nuestros padres hayan decidido traernos a este mundo, lo cual, a decir verdad, no restaría júbilo a la celebración del cumpleaños, ya que de cualquier modo estarían gustosos de que hayamos nacido. Pero justamente es esto último lo que quiero resaltar: que no es mérito nuestro haber nacido, sino de nuestra madre y de ambos padres, nuestra concepción.

Si el motivo de celebración es que todavía seguimos aquí, parecería que, al menos, en nuestros primeros años de vida el mérito tampoco nos corresponde, sino a nuestros padres de nuevo, quienes nos han otorgado el cuidado adecuado para que nosotros sigamos vivos. Después de cierta edad, el mérito será propiamente nuestro puesto que habremos pasado a ser responsables de nosotros mismos y de cada uno dependerá que sigamos en este mundo. Con esta explicación, dicha celebración parece adquirir más sentido, pues entonces se entendería que las personas que nos quieren estén celebrando que hayamos cumplido un año más, dado que hemos sido lo suficientemente prudentes como para mantenernos hasta la fecha con vida.

Así pues, teniendo en mente este segundo motivo, hoy celebro el cumpleaños de dos personas importantes para mí. La primera es mi hermano Augusto, quien ha alcanzado la mayoría de edad, y aunque haya veces que no lo soporto de tanto que molesta, eso no significa que no me dé gusto que siga vivito y coleando y que, además, sea un adulto en ciernes. La segunda es el cantautor Joaquín Sabina, aquél tan joven y tan viejo que con su música me ha acompañado a lo largo de los últimos dos años de mi vida y de quien, mejor dicho, celebro que no haya sido todavía lo suficientemente imprudente como para ya haber estirado la pata.

¡Mis más sinceras y dichosas felicitaciones para ambos en este día!

Hiro postal