De lo íntimo, lo privado y lo público

De lo íntimo, lo privado y lo público

 

Siete astillas para uso de los astutos.

 

Continencia. Para no serlo de conciencia, fue reo de concupiscencia.

Fidelidad. Cuando cobró consciencia ya tenía toda la vida por detrás.

Templanza. Una estatua que aprendió a mentir.

Justicia social. La esperanza en la revolución lo llevó de demócrata a democríteo.

Humildad. Nos conmovió su perdón fríamente calculado.

Autoconciencia. Se conoció tan profundamente que nunca más quiso ver de nuevo en sí mismo.

Pudor. Tenía la cara roja de desvergüenza.

 

Námaste Heptákis

 

Para no olvidar. Se han cumplido 22 meses de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa. Ayer, funcionarios federales y miembros de la CIDH acordaron los detalles del mecanismo de seguimiento a la investigación del caso. Más allá del boletín informativo de la SRE, todavía no se conocen los detalles del mecanismo. Ojalá que el período vacacional no distraiga nuestras atenciones de un acuerdo tan importante.

Escenas del terruño. 1. La periodista Anabel Hernández entrevistó a Caro Quintero. 2. Héctor de Mauleón ofrece un panorama del crecimiento del Cártel de Jalisco Nueva Generación, «el cártel del sexenio«. 3. La presencia del futbol en los medios tiene implicaciones políticas. Que un equipo haga de las transmisiones de sus partidos un «pago por evento» tiene consecuencias políticas. Javier Tejado Dondé ha reflexionado sobre el asunto en el espejo de las izquierdas sudamericanas. Artículo interesante que, obviamente, hay que leer cum grano salis. 4. En contra del consenso popular, Raymundo Riva Palacio nos sugiere pensar el problema del triunfo de Hillary Clinton en las elecciones próximas.

Coletilla. El número de agosto de la revista Letras Libres, que comenzará a circular el próximo lunes, tiene por tema principal el humor mexicano. El tema se desarrolla bajo tres perspectivas. Trino Camacho y Paco Calderón dialogan sobre la caricatura política. Enrique Serna y Ana García Bergua dialogan en torno al humor en la literatura mexicana. Mientras que Enrique Hernández Alcázar y Víctor Trujillo dialogan del humor político. Comparto una frase de cada uno de los dialogantes para que se te antoje, lector, el número de agosto y leas la revista.

“Los políticos son muy cínicos, lo que ellos quieren es salir en la caricatura, les encanta”. Trino

“Lo políticamente correcto es un atentado a la democracia”. Calderón

“La falta de diálogo claro en la política, las segundas intenciones, tienen influencia en una manera de hacer humor. La renuencia al chiste dicho y la preferencia del chiste sobreentendido ha sido parte fundamental de nuestra tradición humorística, esto es lo que ha formado la cultura del humor en México”. Ana García Bergua

“La indignación política no suele producir humor, produce una sátira severa al estilo de Juvenal, que censura con gravedad a los poderosos”. Enrique Serna

“La clave del humor político es que debe estar sustentado en el periodismo”. Enrique Hernández Alcázar

“El humor es una especie de tanatología”. Víctor Trujillo

Cosas risibles

Hay chistes buenos y malos, chistes de política, de abogados o de sacerdotes, chistes colorados y de humor negro, chistes infantiles, sexistas y hasta los hay de Pepito. De todo tipo. Pero ¿qué es, con exactitud, un chiste? En México, los chistes son pequeños relatos que bien pueden ser, o no, fantasiosos y que dicen de algún suceso o dicho que produce risa, ya bien sea por su ambientación, su exageración, su franqueza o su ridiculización. La cuestión es que en nuestro país la gente ríe demasiado de demasiadas cosas, con una risa que quién sabe de dónde salga pues parecería consecuente que la situación actual entre la que vivimos dejase poco lugar para la risa. Con tanta muerte, pobreza, violencia o demás situaciones lamentables en las que está la población mexicana, resultaría casi ofensiva una risa estruendosa. No obstante, lo verdaderamente extraño es que se compongan chistes hasta de las situaciones más extremas y entonces, el mexicano sigue riendo. Todos sabemos chistes del padre Marcial Maciel, por ejemplo, o de la caída de las Torres Gemelas; hemos escuchado, y reído, de chistes de sicarios o de presidentes corruptos e incluso del mismo Cristo. Hasta la muerte nos inspira a reír. El 2 de noviembre aquí se celebra –asunto ya raro–  a los muertos entre flores, chocolates y la lectura de “calaveras” que, las más de las veces, eluden situaciones graciosas de la “flaca”.

Mantenernos riendo al parecer ha funcionado, al menos la tasa de suicido es mucho más baja en México que en países como Japón,  Francia o Canadá. Sobre la economía, el Banco Mundial de acuerdo al PIB, nos coloca por encima de países como Corea del Sur, Holanda o Rusia. Bebemos, en el país, menos alcohol que en lugares como Argentina, Portugal o Australia. Y las situaciones parecen medianamente fluir, aunque en realidad no sé qué tan bueno sea que como país superemos o afrontemos las adversidades haciendo algún comentario gracioso de lo que sucedió, sucede o vaya a suceder. Viéndolo bien, no resultan tan graciosas algunas cosas que sumándoles un poco de aquí y un poco de allá, terminan siendo el chiste del momento.

¿Eludir o sencillamente no tomar las cosas tan a pecho? Quién sabe. Pero cierto es que, al fin mexicana, una buena carcajada es el mejor remedio para olvidar (sólo)  momentáneamente la crisis, el desamor y a veces, hasta el crimen.

La cigarra