Un sueño

Tuve un sueño que no era un sueño. ¿Dormí o sólo empecé a divagar? Una amiga, a la que no veo desde hace cinco años, me dijo que no podía más con los problemas de su vida. La declaración me movió a la preocupación. Me sorprendí de saberme ajeno a la sorpresa. ¿La justifiqué?, ¿me di cuenta que ella dijo eso sin intenciones de lesionarse, sólo como una reacción de desahogo? ¿Por qué en mi sueño ella tenía un aspecto casi infantil, como el que seguro tuvo cinco años antes de conocerme? Nada tenía sentido y todo lo tenía. Porque era un sueño. No se regía con la lógica con la que supuestamente categorizamos lo que suponemos es nuestra realidad; sinceramente creo que nuestra realidad es tan nuestra como las historias que vemos en televisión. Después de mucho navegar en mis ideas todo cobró sentido. Todo lo del sueño, por supuesto. Mi realidad estaba más inmiscuida de lo que creía. Cuando, estando despierto, me acucian las preocupaciones, la mejor manera de aplacarlas es resolviéndolas. Pero si son preocupaciones que no está en mis manos resolver, el escuchar a otro, intentar entenderlo y darle alguna opinión, me ayuda a mí tanto o más que a ese otro. En breve, las preocupaciones de mi amiga eran las mías, más un dejo de exageración onírica. Le marqué para comunicárselas y cerrar el círculo.

Yaddir

Color de las ideas

 

Color de las ideas

 

Revisito “Diciembre de 1903” de Constantino Petrou Cavafis. Lo dedico, claro está, a quien claro esté.

 

Así que no puedo hablar de mi amor,

de tus cabellos, tus labios, tus ojos;

llevo en el alma, adentro, tu rostro,

y en la cabeza muy clara tu voz.

Los días de septiembre, luego del sueño,

forman mis frases, palabras, color,

en cada tema, idea, pasión.

Escenas del terruño. 1. «El presidente piensa que la autoridad es autoritaria o simplemente no es», apunta José Woldenberg. 2. Para simular la simulación, el simulador se volvió nutriólogo. Martha Anaya interpreta una foto. 3. Dice La Jornada del miércoles 3 de abril sobre las pensiones a adultos mayores: «Aumentará el monto en Ciudad de México: AMLO». Pero, ya lo sabemos, los números son fifí. Hasta el mes anterior, los adultos mayores de la CDMX recibían mensualmente $1209 de un programa federal y $1789 de un programa local. Ahora se anuncia un «aumento» en un pago bimestral de $2550, anulándose el programa local de apoyo. Hasta el mes pasado, la suma de apoyos era de $1789 al mes. Con el «aumento» el apoyo mensual será de $1273. Un «aumento» que resta $516 mensuales. Régimen de la simulación, no cabe duda. 4. Ojo en el Congreso del Estado de México, pues la mayoría morenista ha presentado una iniciativa de reforma de la ley constitutiva de la Universidad Autónoma del Estado de México por la que, a 30 días de su promulgación, será obligatorio nombrar un nuevo rector y reorganizar los organismos de gobierno. Quizá la UAEMex será la primera de las universidades que dejarán de ser autónomas. La 4T también controlará las universidades. 5. «Heredero de Ibargüengoitia, practica el humor con lúcida irreverencia y ejerce una erudición nunca agobiada por el tedio. A su manera, es conservador y radical», dice Juan Villoro para celebrar a Guillermo Sheridan, quien hoy recibe el premio Jorge Ibargüengoitia.

Coletilla. «Cuando un amigo se va, se detienen los caminos y se empieza a revelar el duende manso del vino». Alberto Cortez [1940-2019]

Cocinando

Por ausencias en el ágora, las ideas no seSigue leyendo «Cocinando»

El cuerpo de las palabras

Usamos tantas palabras que pensamos que al decirlas se irán volando por el aire hasta que un sorpresivo recuerdo las alcance. Pero las palabras tienen ideas que no flotan, sino que se apersonan. Avanzan, crecen, se congregan con sus semejantes, fraguan planes, cambian, deciden, dudan o mueren. Hay ideas que saben cómo vestirse, cómo colarse a los eventos que se consideran importantes, que están a la moda; a veces esperan su momento, saben cuándo conviene presentarse, cuándo es prematura su presentación. Otras son astutas, saben disimular, disfrazarse para casi cualquier evento. Pero hay ideas que son secuestradas, torturadas y cercenadas para los más perversos fines; a fuerza de tortura, cual hierro al rojo vivo, se somete a las ideas y se les da una forma que no les corresponde para que puedan justificar un uso distinto del que realmente les convenía seguir. Aunque también pueden resistir, aparentar que van acorde con la corriente o fingir que duermen, pero viven, en espera de algo que les muestre su verdadera finalidad. Las ideas también hacen como que flotan, que nunca tocan tierra firme, que se encontraban en otro lado si es que son cuestionadas. Por más alto que vuelen, las ideas siempre tendrán vida, siempre respirarán, siempre podrán sangrar, siempre serán parte de una acción.

Yaddir