Brevísima elegía

Para que exista el árbol ha de haber tierra.

Para vivir necesitamos aquello

que derribó el inmenso hachazo en segundos.

JEP

Quien pierde todo, sufre melancolía. Un hogar no sólo se agrieta en sus paredes. El edificio se derrumba con sus habitantes, aun cuando ellos lo vean caer. Bajo los escombros quedan sepultados fotografías engañosas, libros hermosos, juguetes quebrados, alacenas amorosas. Las aves de rapiña encuentran solamente cadáveres; el rapiñador merodea y hurta cosas. No escuchas la voz cálida de tu abuelo ni el griterío a las dos de la tarde en la primara. Ha sido callada la algazara de la avenida. En minutos, el polvo se levanta, nos oculta y sume en un mundo desolador. En vilo esperamos por quien tal vez jamás aparezca. Espectros que deambulan en el limbo de los recuerdos. El espíritu es avasallado por la materia absurda e inerte; sufre melancolía.

Luto

In memoriam Chocobo, mi pajarito bebé.

Cruento dolor

que asfixiando al corazón

nos mata en vida.

Hiro postal

Cuesta de enero

“Febrero loco”,

mi corazón por vos;

“marzo otro poco”,

pasa el tiempo veloz.

 

Abril robado,

según canta Joaquín.

Calor de mayo,

tú y yo en el jardín.

 

Juntos, por junio,

varios meses ya son.

Asueto en julio:

sentirás mi pasión.

 

Adiós me dirás

en agosto sin más

y al mes que viene

mi olvido retiene.

 

Lunas de octubre,

sollocen conmigo:

¡Luto salubre,

noviembre perdido!

 

Diciembre glacial,

se acerca el final.

Mientras yo espero

la cuesta de enero.

Hiro postal