El genio y el daimon

El genio y el daimon

 

Los hombres de genio son a los burgueses casi como los cristianos son a los fariseos. Tan conocidas son las acusaciones de los burgueses a los hombres de genio como las respuestas de Jesús a los fariseos. Menos atención ha generado -y el historicismo es el principal responsable- la relación entre Jesús y los hombres de genio, así como las consecuencias de la ensarkosis para la genialidad. Explorar la relación entre Jesús y los hombres de genio, además, nos dará la posibilidad de pensar la condición de la política y la individualidad tras la encarnación. ¿Cómo pensar la posibilidad de la política ante la cancelación de lo necesario?

Los hombres de genio necesitan negar la historia de la salvación para salvar la posibilidad de sí mismos. Ante Jesús, los hombres de genio preguntan: “¿Qué tenemos nosotros que ver contigo, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí para atormentarnos?” (Mt. 8, 29) Ante los hombres de genio, Jesús se presenta como expulsador de demonios, como desacralizador (cfr. Nietzsche, Anticristo, §26). El tormento de los hombres de genio ante Jesús es la desacralización de su genialidad: la genialidad deja de ser un dón divino y la encarnación inaugura en todos los hombres la responsabilidad de la salvación. Negar la salvación es asumir el propio destino como quien es echado a los cerdos. Aceptar la salvación es negar la posibilidad del genio. Tras Jesús no es necesaria la genialidad. Después de Jesús parece innecesaria la filosofía.

Para los hombres de genio su genialidad extática es heredera del daimon socrático. Los hombres de genio consideran la filosofía como una inspiración libertaria. Su arquetipo es la caverna platónica: el genio se libera de sus cadenas (“había estado atado muchas veces con grilletes y cadenas, pero él había roto las cadenas y destrozado los grilletes, y nadie podía sujetarlo” Mc. 5, 4. cfr. Rousseau, Del Contrato Social, libro 1, capítulo 1, párrafo 1). En cambio, considerando a la filosofía como actividad erótica, el daimon socrático no es liberador, sino disuasor: eros delinea la intimidad del filósofo. Concebir la intimidad filosófica como libertaria es cancelar la posibilidad de eros. La experiencia de la vocación filosófica no es la del rey-profeta (Cfr. Maquiavelo, Príncipe, VI). El daimon bosqueja la política del filósofo. Por su posibilidad política, el daimon socrático no es el genio; eros no empodera.

El filósofo socrático lleva su vida en una tensión constante entre el eros y el honor. El daimon delinea la posibilidad política del filósofo. Cuando comprendemos que “eros es la gracia de la naturaleza”, entendemos la dimensión propia del santo. Cuando entendemos socráticamente la gracia, comprendemos por qué después de Jesús tanto la filosofía como la política son posibles. Después de Jesús, por tanto, es indispensable volver a preguntar qué sea eros.

 

Námaste Heptákis

 

Para no olvidar. 1. El pasado 22 de junio fue asesinado en Veracruz el vocero de la Brigada Nacional de Búsqueda de desaparecidos, José Jesús Jiménez Gaona. 2. Antier, 23 de junio, se cumplieron tres meses de la desaparición forzada de la activista del colectivo de búsqueda de desaparecidos «¿Y quién habla por mí?», Claudia Ivonne Vera García. No hay novedades sobre su caso. 3. Mañana 26 de junio se cumplen 21 meses de la desaparición forzada de los normalistas de Ayotzinapa. Tras la entrega del «libro blanco» no hay novedad alguna sobre el caso. 4. El lunes 27 de junio se cumplen dos años del encarcelamiento de José Manuel Mireles, preso político.

Escenas del terruño. 1. La indignación selectiva de Fabrizio Mejía Madrid, quien formará parte de la Asamblea Constituyente de la CDMX por parte de Morena, le hace protestar airado por las amenazas a los periodistas que cubren el conflicto oaxaqueño y mofarse de las amenazas que la Asamblea de Barrios y sus grupos afines han hecho contra Héctor de Mauleón. En la mente del señor Mejía, como en la de tantos indignados selectivos, la censura y la amenaza son aceptables contra quien no contribuye a su movimiento. ¡Y ahora legislará! 2. El enfrentamiento entre simpatizantes de la CNTE y las policías Federal y de Oaxaca, el pasado domingo, ha sido una fuente de confusión y de cambios en las disposiciones políticas del país. Por una parte, del señor que tiene el puesto de gobernador de Oaxaca, Gabino Cué, se obtuvo un deslinde casi inmediato tras señalar como responsables del enfrentamiento a grupos radicales “ya por todos conocidos”. Por otra, uno de los aludidos, Flavio Sosa, advierte que el conflicto en Oaxaca es más serio que en 2006 y que por tanto las fuentes oficiales lo están minimizando. Además, las versiones de los funcionarios y de los testigos del enfrentamiento, no coinciden. Tampoco coinciden los señalamientos sobre quiénes son los muertos, quiénes los heridos y qué hacían en el lugar de los hechos. Tras el enfrentamiento, la respuesta oficial ha sido doble. Primero, destinar la investigación a un grupo de élite. Segundo, la Secretaría de Gobernación ha aceptado el diálogo con los líderes de la CNTE, sin que parezca posible una solución dialogada al asunto. 3. «El que celebra se descuida», señaló Manlio Fabio Beltrones en entrevista radiofónica sobre la actitud del presidente nacional del PAN, y con ello da la clave  para entender la «derrota» del PRI y su renuncia a la dirigencia del partido. Si el que celebra se descuida, ¿el que renuncia se cuida?

Coletilla. “A una sociedad escindida corresponde una poesía en rebelión”. Octavio Paz

Salud y Suerte.

Salud y Suerte.

 

La técnica propia de la medicina no es tan fácil de aprender, al parecer se requieren más de diez años para poder decir que se tiene algún dominio de la misma; sin embrago, el estudio de ésta no garantiza que el médico siempre mantenga los pies en el suelo (bien arraigados a sus propios límites). Más bien parece todo lo contrario, porque un buen médico es aquel que no acepta en sus diagnósticos la presencia de la buena suerte, pues considera que todo funciona debido a causas perfectamente asequibles al entendimiento humano.

Quien es médico difícilmente verá que los límites de su técnica están junto a los linderos de la fortuna; y si llega a ver tales considerará su deber para con la humanidad que esos linderos se pierdan después de las debidas batallas por conquistar a esa dama escurridiza y caprichosa, que impide que las cosas salgan tal y como la razón lo ordena.

Considerando estas cosas, no es de extrañar que aquellos que pretendan ver en el cuerpo político a un cuerpo enfermo necesitado de la mejor de las medicinas se vean a sí mismos como médicos, capaces de curar cualquiera de las enfermedades que amenazan la supervivencia de su paciente, y que emprendan las batallas más difíciles con tal de dominar a la fortuna, la cual ha de ser desterrada del Estado con tal de éste llegue a las condiciones óptimas de salud.

Un buen médico según nuestra visión moderna de las cosas, no es aquel que suministra remedios para soportar los males que aquejan el cuerpo, pues el soportar no es lo mismo que curar, y la salud es necesaria cuando se pretende hacer mucho en la vida, como progresar en la búsqueda de placeres perfectos, es decir, aquellos que no traigan daño consigo.

Si tomamos en cuenta que aquel que se considera buen médico siempre sabe qué recomendar para mantener o recuperar la salud del cuerpo, no es de extrañar que veamos entre médicos y técnicos discursos enfocados a decir qué es lo que debe hacer el Estado para vivir bien, sin que ello exija que se diga con detalle en qué consiste vivir bien, pues parece que todos los que escuchan a los doctores están de acuerdo, sin necesidad de hacer exploraciones al respecto.

Escuchando la conversación de un médico y la de aquel que pretende curar un Estado es muy fácil notar que ninguno de los dos acepta la presencia de la fortuna en lo que hace o en lo que recomienda que se haga, más bien al contrario ambos ven que sus recomendaciones tienen como fundamento lo racional y el funcionamiento mecánico de aquello que pretenden curar, lo que destierra y aleja lo más posible a la fortuna. Quien deja de ser una juguetona diosa y pasa a ser una esclava conquistada y sometida por la fuerza de la razón.

Pero, no sólo la conversación del médico y del doctor delata su confianza en la razón, a veces también sus actos, en especial cuando estos conducen al fracaso aquello que pretenden realizar, siempre se presentan excepciones a la regla, y hay pacientes que mueren aún a pesar de los esfuerzos de los médicos por controlar todo lo que en sus cuerpos pasa, de igual manera los doctos fallan en sus recomendaciones, y lo que se supone sería un estado feliz se convierte con facilidad en un estado totalitario, que ordena la felicidad que no se ve en el rostro de los ciudadanos.

El médico falla y doctor también, y ambos lo hacen debido a que se presenta nuevamente la desterrada, cuando menos se le espera, como siempre ha sido, y nuevamente juega y deja ver que parte de su juego era la confianza que había otorgado al médico y al doctor en ellos mismos, pues por esa misma confianza ambos olvidan fácilmente que lo que hacen se encuentra en constante contacto con la buena suerte.

La suerte se desquita, y lo hace llevándose consigo la vida del paciente, o bien ayudando a que éste recupere su salud en la medida en que pierde al médico y al doctor que la arriesgaron en aras de una razón, que irracionalmente olvidó su sitio en el mundo

Caro pagan el médico y el doctor cuando olvidan que el hipo se cura con un incontrolable estornudo.