Atardeciendo a la vida

Atardeciendo a la vida

 

You’re too old to lose it,
too young to choose it

El suicidio es oposición radical al progreso. El progresista tiene como visión de su futuro las posibilidades todas por venir; el suicida tiene frente a sí la ausencia de posibilidad, la imposibilidad como necesidad imperiosa y la resolución como libertad necesaria. Las posibilidades del progresista se fundan en la asunción de la historia: se asume a sí mismo como sujeto de la historia y a su condición como determinación histórica. Ante, frente y en la historia, el progresista reconoce sus posibilidades; ante, frente y en la historia, el suicida asume sus imposibilidades. El progreso es apertura a la posibilidad; el suicidio, resolución imposible, pero necesaria. El suicidio es necesario cuando el progreso no es opción.

A todos nos educan en la afirmación del progreso como opción, e incluso entre los críticos del progreso se le presenta como opción. Si el progreso es opcional, esto es una decisión histórica, la crítica vislumbra como posible el cambio en la decisión, la posibilidad de reencauzar el progreso o, al menos, humanizarlo. Si la crítica al progreso deja de considerarlo opción y lo asume como destino, sólo resta reconocer la imposibilidad como conclusión y la destrucción como salvación: la necesidad del suicidio.

Entre el progreso como opción y el suicidio como resolución, algunos críticos han intentado afirmar a la perseverancia como continuidad agónica. Quien persevera resiste lo mismo en su oposición al progreso que en su resolución suicida. El perseverante sabe lo suficiente sobre el progreso que puede decidir no entregarse a él con plenitud; al tiempo que reconoce en el suicidio una derrota que su anhelo de virtud nunca le permitiría aceptar. El perseverante permanece en agonía, a medio camino, en una contradicción constante a la que humildemente llama pensar. Quizás el perseverante, en sus más íntimos momentos de honestidad, reconozca tras su pensar los rasgos del escepticismo y vislumbre entre la angostura umbrosa de su indecisión los coritos brotes del nihilismo germinante. El perseverante vive en un injusto justo medio: injusto con la verdad, pero ajustado a sus ideas; más medio por vacilante, que por ser de veras. El perseverante en realidad no tiene razones para seguir adelante.

El progreso sólo es verdadero si el final de los tiempos es imposible. El progreso es falso ante el Apocalipsis. Si el progreso es falso, no puede ser opción, y por tanto el suicidio nunca podría ser estrictamente necesario. Si el progreso es falso, al perseverante le faltaría enfrentar la verdad. Si el progreso es falso, el progresista vivirá en el peor de los engaños. No se trata de decidir sobre la verdad o la falsedad del fin de los tiempos –o del progreso mismo-. Tampoco es asunto de asumir una posición frente a la Revelación. Sólo es problema de lo que uno mismo sabe, de saber lo que se sabe y de saber si uno puede ser testigo de la propia salvación; lo demás ya no es la vida.

Námaste Heptákis

Los desaparecidos. El abogado de los padres de los desaparecidos de Ayotzinapa ha solicitado que en su próxima visita a México, el Papa Francisco no olvide a los desaparecidos en sus discursos. Un día después de la solicitud, y ganando la atención de la prensa, se anunció la captura de tres involucrados en el caso… en el caso que los funcionarios no han sabido explicar. Mientras tanto, en Veracruz se registra otro caso de desaparición forzada. Ciro Gómez Leyva hace un buen esbozo de su seguimiento del caso. Ni Ayotzinapa ni Tierra Blanca deben ser olvidados.

Escenas del terruño. 1. En los primeros 20 días del año, la ciudad de Acapulco registró un total de 58 ejecutados. En el mismo lapso, los funcionarios anunciaron un nuevo plan de seguridad para la región. 2. Del pasado miércoles, el infaltable punto de vista de José Woldenberg sobre el caso de Joaquín Guzmán Loera. 3. En la semana se informó que El Chapo lee en prisión El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. Yo le hubiera dado a leer El conde de Montecristo. 4. De marzo a mayo, serán los tres meses en que se juega el bachillerato mexicano. ¿Se afilarán las lanzas o todo quedará para después de la elección? 5. La guerra en Siria nos recuerda el horror de la maldad, sugiere Arnoldo Kraus. Mientras que Mauricio Meschoulam advierte sobre el crecimiento del conflicto en el norte de África.

Coletilla. “En nuestro tiempo se ha producido una batalla entre la fe y la esperanza, que tal vez deba ser resuelta por medio de la caridad”. G. K. Chesterton

Le llamo fracaso

Le llamo fracaso

reposaremos nuestra miseria
en un caldo espeso

Si la evidencia de que no ha fracasado el Estado es la persistencia de la vida cotidiana, entonces vivimos la normalización de la violencia. La violencia, nos enseñó a ver René Girard, se distingue por no estar sacralizada y se reconoce cuando se necesita de la fuerza del Estado para contrarrestarla. Cuando el Estado puede hacer frente a la violencia, se mantienen los límites de lo prohibido; cuando el Estado puede incorporar la violencia, nace una nueva prohibición. La ley civil es el compás de la violencia. El crédito social se vislumbra desde el campo abierto por la ley. En cambio, cuando pretendemos hacer al consumo una ley, no hay violencia posible, pues la prohibición sólo es incapacidad. Desaparece el Estado en la sociedad mercantil porque todo es negociable, porque las incapacidades se compensan en el mercado y los créditos se falsifican en ilegalidad. La persistencia de la vida cotidiana es solamente la necesidad del consumo.

La normalización de la violencia desdibuja los límites de lo permitido y otea con indiferencia la permeabilidad de la transgresión. La violencia normalizada parece alejar la gran violencia y nos engaña sobre la posibilidad de manipular o contener las violencias pequeñas. Pero no hay violencia pequeña; y quien así lo ve ya no entiende la violencia. La violencia normalizada funda el imperio de la necesidad que se expresa en la injusticia justificada por la supervivencia. La violencia normalizada es invisible no por inexistente, sino por omnipresente. La violencia normalizada ya no nos permite reconocer la violencia: la violencia es nuestra vida cotidiana.

Aferrarse a la ilusión del Estado en el momento en que la violencia se ha normalizado sólo es explicable porque el mercado nos puede presentar a un sustituto de la violencia como un bien de consumo. Consumimos la violencia informativa con abundancia, pero sin digestión. Consumimos la violencia de entretenimiento con diversión, pero sin comprensión. Consumimos la violencia en indignaciones súbitas, linchamientos mediáticos y resentimientos injustos, pero pronto sustituimos un sentimiento por otro, un impulso por otro, una injusticia por otra. La violencia consumible es discreta; nuestra experiencia, continua; la suma de nuestra vida en la normalización de la violencia sólo puede ser contradicción. Y a esto yo le llamo fracaso.

 

Námaste Heptákis

 

Los desaparecidos. En la reunión de los funcionarios federales con los padres de los desaparecidos de Ayotzinapa se presentaron los avances de la investigación, se acordó reanudar la búsqueda y se citó a una nueva reunión el 18 de febrero –pasada la visita papal-. Fuera de las reuniones, en cambio, la guerra ideológica sigue encendida. En particular hay que poner atención a las denuncias que ha presentado el militar argentino Luis Alfonso Plazas Vega, quien advierte que Ángela Buitrago fabricó pruebas en su contra. Buitrago, por su parte, forma parte del GIEI. Hoy se denuncia en La Jornada una campaña difamatoria. Que termine la guerra ideológica, pero que el caso no sea olvidado.

Escenas del terruño. 1. Luis González de Alba advierte sobre las variaciones en el índice de esperanza de vida en el México actual. 2. Según cifras de la organización Alto al Secuestro, el promedio de plagios a nivel nacional en los tres primeros años del gobierno de Enrique Peña Nieto es de 6 secuestros cada 24 horas. 3. Tras la humillación que significó la fuga, los funcionarios federales han filtrado información personal del preso del momento: ¿la disfunción eréctil es compensación simbólica de la impotencia que exhibió el escape? 4. La avalancha informativa del caso de Joaquín Guzmán Loera ocultó el mayor logro periodístico en lo que va del año. La reportera Lourdes Murgía logró en entrevista, presentada en el noticiario de Ciro Gómez Leyva, que el futbolista Cuauhtémoc Blanco alcanzara la altura de político. 5. Consígnese uno de los fallos de la Suprema Corte de Justicia más importantes en los últimos años. 6. No se acusen sorpresas posteriores. Mauricio Meschoulam ofrece un panorama de la guerra siria en este inicio de año.

Coletilla. El mejor ensayo sobre la muerte de David Bowie es del indudable genio literario de Álvaro Enrigue y se intitula Bowituario.