Punto Final

Después de tantos años, se vio al espejo, y en el reflejo vio las muchas palabras que había gastado, los miles de discursos que había profesado, las mentiras, las contradicciones, las sonrisas sin sentido y los manoteos absurdos.

Vio que su vida no había servido ni como ejemplo, ni como sacrificio en aras del bien humano, y cansado tras tantos golpes recibidos por la realidad, decidió actuar dignamente, enfrentarse a lo desconocido y poner punto final a su perorata.

Sin despidos, ni intentos por llamar la atención de aquellos que lo seguían por haber sido por él insultados, el hombre frente al espejo en silencio se bajó del púlpito sabiéndose por su propias necedades derrotado.

Maigo

El Pejesaurio

Anoche soñé que el Peje cumplía su palabra y cuando desperté, era una hora más tarde.

¿Cómo le harás, mesías?

¿Cómo le harás, mesías?

Una vez que has separado ¿Cómo vuelves a unir?, la pregunta tiene relevancia en tiempos maniqueos. Más aún, en un futuro en que la arrogancia perdonará con la falsa careta del santo, la soberbia causará más desprecio y el perdón mesiánico no parece ser flexible, en el sentido de encarar la vida. AMLO será la vara que mida y no podrá ser medida más que por sí misma en la intimidad de la mentira.

El día que el cordero y el lobo se sienten a la misma mesa no será después del próximo 1 de julio. El cordero balará con más entusiasmo, que es el ingrediente de hoy en día en cualquier arenga pública. Todos levantan la voz para hacer sentir al que escucha que ha actuado mal, que piensa erróneo, que la voz fuerte tiene la calma y la autoridad de alguna extraña revelación social. Pero ya algunos eslavófilos veían el peligro del mesianismo popular, veían en ello una buena intención inyectada de rencor. Y al fin al cabo el rencor siempre es podredumbre. El ejercicio del poder público si llega fétido a la casa de los muertos, ¿qué cambio verdadero puede hacer si no levantar el aire mortífero por las alturas?, miento, nos encapsulará en su manto protector… porque el profeta mira y no ve más que enemigos. Ve a quien tiene que salvar; todos lo necesitan, es el complejo del arrogante servilismo. Del que para ser más se hace menos y una vez en las profundidades declama su égloga: “Yo no tengo la culpa de ser bueno. Yo los salvo porque he visto el peligro y le estreché la mano hace algún tiempo, pero no más. Perdonar es incluir, queridos pastorcitos.”

El mensaje público desde la bazofia tiene la intención de dejarnos ahí: a diferencia de la discusión abierta que tiene un respaldo, es más, un receptor, que se llama juicio interno. Hablamos en público porque juntos nos avergonzamos un poco, nos vigilamos mejor. En este sentido, la palabra nos muestra lo mal que hemos hecho y eso resuena en nuestros músculos que quisieran ir a pedir perdón o levantar la mano contra el que actuó mal. Pero este tipo de ejercicios de oratoria no existen cuando no hay libertad, cuando el que juzga piensa por nosotros, y peor aún, cuando éste se hace de la vista gorda, ¿o no recordamos cómo no juzgó la compra de boletas del Bronco, y hasta pidió que lo dejarán seguir? Apoyó al más desvalido para ganar puntos con una mentira compasiva.

Este hombre no es ridículo, es sínico; y no tiene una triste figura, sino un carácter del demonio. Caprichoso hasta saciar su ego. ¿Su ego bastará para unirnos? ¿Cómo será ese ejercicio de la voluntad de poder?

Y me preocupa esto porque creo que su definición de austeridad va de la mano del maniqueísmo: no haremos nada de lo que aquellas élites hacen. ¿El fortalecimiento del espíritu cómo será? Ya se escucha el temor por la restricción a los medios de comunicación. Si de por sí empobrecemos la palabra, ¿qué será de nosotros si seguimos su dieta? ¿Consumiremos sólo lo nacional?

¡ y lo nacional será él!

Javel

Para seguir gastando: Temo que la reconcialiación y la patria amorosa jamás podrán existir, por una simple razón: él vive del desprestigio, si trasmuta a todos los mafiosos, ¿quién será el enemigo?

Mundo

Me dejé llevar por la corriente del mundo, pero esa misma corriente me ahogó. Y ahogada en llanto me di cuenta, de que el mundo por el que perdí la vida era sólo mío.

Maigo.

A vueltas con la mentira

A vueltas con la mentira

 

El hombre honrado es aquel que no falta al honor. El honesto es aquel que actúa honorablemente. El honor es fundamento tanto de la honestidad como de la honradez. Perder del honor la mira es depreciar la honradez y la honestidad. Una honestidad carcomida es una honestidad individual: sólo encuentra sentido en la honestidad consigo mismo. Una honradez desprestigiada es formalidad práctica: el honrado se ahorra los devenires y anda en puros ires. La honradez, sin posibilidad del honor, es mera efectividad. La honestidad, sin honor posible, es pura autenticidad. Para ser efectivo basta seguir las instrucciones. Para ser auténtico basta dar las instrucciones. El hombre efectivo puede ser exitoso y famoso, aunque no por ello sea honorable. El hombre auténtico puede ser afamado y triunfante, aunque no por ello actúe con honor. Mentimos por formalidad: para “no herir”, para “evitar el mal”. Mentimos por autenticidad: porque “podemos”, porque “somos libres”. Evitamos el mal empoderándonos; sanamos las heridas morales en el despliegue de nuestra libertad. Perdiendo de vista el honor, la voluntad se tiene a sí misma como sola obsesión. La voluntad obsesionada en sí misma es la que ha olvidado amar. La mentira puede ser un ejercicio de honradez y una práctica de la honestidad, pero es la honradez y la honestidad del hombre que no ama. Sin honor, la creatividad se despliega en justificaciones.

 

Námaste Heptákis

 

Para no olvidar. Se han cumplido 22 meses de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa. La semana pasada se acordaron las reglas del mecanismo de seguimiento internacional para la investigación del caso. A cargo del mecanismo se encontrará la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que podrá enviar al país representantes para supervisar la investigación y que tendrá acceso a los avances. En marzo de 2017, la Comisión evaluará los resultados del mecanismo y, en caso de que los funcionarios mexicanos no cumplan el acuerdo, podrá llevar el caso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. En siete meses tendremos nuevamente una gran polémica.

Escenas del terruño. 1. Jesús Silva-Herzog Márquez reflexiona sobre la vacuidad del discurso de Enrique Peña Nieto ante la actitud belicosa del candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos. 2. Leonardo Boff ha reiterado, en La Jornada, que el concepto de «renta ciudadana» es una medida viable para solventar la crisis económica mundial. El teólogo brasileño retoma la propuesta de su connacional Eduardo Matarazzo, quien la postuló en 1991. En su artículo del pasado domingo, en Reforma, Gabriel Zaid reitera la propuesta, aunque hay que reconocer que el poeta mexicano la ha planteado y explicado desde 1973. 3. El equipo de Data4 presentó un análisis estadístico del incremento de la violencia en el país; según las cifras, estamos en los niveles de violencia del terrible 2011, el año del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, quizá despojados de la esperanza con que el poeta nos arropó.

Coletilla. “Los payasos que lo son por voluntad propia ni siquiera inspiran lástima”. Fiodor Dostoievski

Mentiras progresistas

Mentiras progresistas

En esto del progreso no hay elección. O se es progresista o se es reaccionario del progreso, pero aún de este modo se necesita del progreso para vivir, para ser. La libertad no es algo que se busque, es algo que se ejerce. Vivimos libres y con miras a la eternidad, porque el mantra de nuestra época es ‘si lo puedo desear, lo puedo obtener’. Lo que más desea el hombre es ser un dios con todas las potestades y sin ningún dolor. Se quiere estar pleno, no ser un hombre pleno, sino algo que nunca deje de desear, pero sin sufrimiento. Y resulta que el deseo sólo lastima cuando sé que no lo puedo obtener, o cuando sé que lo que deseo sólo me traerá más dolor del que me causa deseándolo, incluso antes de obtenerlo. Así que se hacen necesarias dos etapas, -aún no sé si una detrás de la otra o juntas-, o quizá un movimiento doble: tener certeza en todo e inventar, para cada momento, mi deseo del bien, no inventar el bien, porque inventar el bien aún al progresista lo deja vacío. Para esto último necesito decirme ‘Tú deseas eso, y lo puedes obtener’. Mentira progresista, pues busca instigar la libertad, no el pensamiento. En todo esto, siempre, se busca el cómo, no el qué.

La libertad, así, toma bríos. Camina expandiéndose hasta donde la razón la lleva, pero la razón sólo ve lo que ella puede ver, -que ya es bastante-, y ese es el otro problema, que la libertad llevada de la mano por la razón en el quehacer tecno-científico ve límites. Y lo que desea es no ver. No quedarse ciega, sino ver la disolución de los linderos que la naturaleza le impone. Superar tales límites. Por eso el progresista no puede inventarse el bien, sino, ¿qué supera? Más bien puede, y de hecho debe, reducirlo. Si el fin del hombre era ser feliz o bienaventurado, ya no más, su fin, ahora,  es no sufrir. Desear y obtener un placer infinito no parece en nada desdeñable, porque sólo así sé que soy libre.

Pero así, el hombre se ve vulnerable frente al hombre. Se busca el placer infinito y como no importa para qué, como la justificación más realista es ‘porque sí’, no hay que ir más profundo. Sólo hay que saber cómo ser más astutos que los demás para obtener más placer. ¿Qué si se vive con miedo? No, se vive gustoso buscando cómo engañar al otro, cómo engañarme, cómo saber si no me están engañando. Así vivimos paranoicos, pero gustosos. Hace mucho tiempo que ya no buscamos la verdad en y con los otros. No, ahora buscamos la mentira.

Javel