Falsas Esperanzas

El árbol se conoce por sus frutos: el misericordiado da misericordia; el miserable, miseria.

Caras salieron las falsas esperanzas, ingenuos resultan quienes esperan tener larga vida cuando cimentan la fuerza de ésta en la muerte, el odio y las divisiones.

Julio César lo entendió en el Senado, justo cuando pasaban los Idus de Marzo. Él dividió, venció y por su propio hijo fue cruelmente asesinado.

Maigo.

Adendum: Desde esta categoría nos sumamos al dolor que embarga a México y al resto de Latinoamérica.

Creo que Yaddir habla bien del costo de la indiferencia, aquí el post

Indiferencia en América latina

Salvar al mundo, muchas explosiones, un protagonista indudablemente bueno y un villano indudablemente malo son los ingredientes centrales de toda película de acción norteamericana. Dudo que alguna persona haya vivido la trama de una película semejante. Si mi educación sentimental se vio profundamente influida por esas películas, lo más probable es que exagere, que sí haya héroes completamente buenos en el lado norte del continente que nos hayan librado no una, ni dos, sino innumerables veces de las tinieblas del comunismo o males semejantes. Pero no es algo que la mayoría de ciudadanos de esa zona del continente vivan; a diferencia de la parte sur, de Latinoamérica. Las series de acción más famosas de esta parte del mundo son sobre narcotraficantes. En todas las series, incluyendo las menos dramatizadas, la ficción se aleja de la realidad. La realidad del narcotráfico, y el crimen organizado en general, es peor que en la ficción. Apenas se logra retratar en líneas generales el daño y el sufrimiento que padecemos los latinoamericanos a manos de los criminales y sus cómplices. Sin exagerar, en Latinoamérica generalmente no buscamos vivir con lujos excesivos, tener mansiones, vivir de la fama máxima, buscamos sobrevivir. No carecemos de ambición, estamos sobrexpuestos al crimen.

«La vida es un riesgo, carnal», dice un emblemático personaje latino de la película Sangre por Sangre. La usamos en memes, la tomamos a la ligera, porque desafortunadamente vaticina lo que vivimos los latinos. Un asaltante se sube a un camión con una pistola y accidentalmente puede matarte. Estás en un bar, una fiesta, o comprando algo en una calle abarrotada, y puedes ser víctima de un fuego cruzado. Te manifiestas y puedes ser agredido, incluso asesinado, por la policía. Regresas del trabajo, en un transporte en el que te sientes seguro porque es poco probable que te asalten o te suceda algo, y el transporte se desploma. Vivir en la parte sur del continente es un riesgo al que estamos acostumbrados.

Lo peor de vivir así, cuidándote la espalda, es que no hay opción de vivir bien; o sólo vives bien si ya asumiste que el riesgo es parte de tu vida. Casi de manera inevitable se vive buscando paliativos al miedo o con la más completa indiferencia. Pero esa misma indiferencia, la que nace tras creer que vivimos en un infierno del que no se puede salir, al que nos vemos destinados, es la que lleva a que los riesgos aumenten. Pues si hacer bien las cosas no sirve de nada, ya que inevitablemente somos víctimas antes de conocer a nuestros victimarios, se actúa y trabaja con indiferencia. La indiferencia extrema es peligrosa, terrible, cobra vidas. Esto se vivió cuando la estructura de un tramo de la línea más reciente del Metro de la Ciudad de México se quebró, causando la muerte de 24 personas (hasta el día de hoy) y más de 70 personas. La indiferencia de no hacer nada ante las fisuras que anunciaban el quiebre causó el accidente. La indiferencia de no darle mantenimiento a un transporte que usan millones de personas diariamente es riesgosa. La indiferencia ante esas vidas, ante el sufrimiento que provoca un accidente que pudo evitarse es cosa tan común que ni nos sorprende. La indiferencia es principalmente de los supuestos administradores públicos, a quienes no les importa que el estado se destruya, se vaya a la mierda. ¿Qué podemos hacer los ciudadanos para seguir aspirando a vivir bien?

Yaddir

Poeta moderno

Huelga decir que el poeta culpa a la musa por no acudir a su llamado, por no estar lista cada vez que algo le solicita, por no jugar con él a los dados.

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Sobre el desgaste ondulatorio en la vía de las libertades

Sobre el desgaste ondulatorio en la vía de las libertades

Quizás el sitio con mayor pluralidad en la ciudad de México sea el metro; no por ello, empero, es el lugar más convivencial. Dentro de sus límites, el metro congrega una efusión de variedades, acoge todos los gustos, resiste a casi todas las actividades, es el producto mejor logrado para enmarcar la espontaneidad caótica. Al mismo tiempo es funcional y efectivo; al menos en cuanto lo permite su propia imperfección. El metro podría ser, después del PRI, nuestra más exacta imperfección. Por ello, como con el PRI, el metro es para algunos disfrutable. El metro, glosando a Vargas Llosa, es nuestra anarquía imperfecta.

Defender al metro porque lo admite casi todo y pretender que esa es una defensa democrática es tan absurdo como pretender que la poligamia es la organización más igualitaria de una sociedad y que esa es una defensa democrática. Si bien la democracia es imposible sin la pluralidad, la sola pluralidad no hace democracia. Mejorar al metro cancelando la pluralidad que permite en vista a la efectividad es empeorarlo; aferrarnos a la pluralidad derruyendo las reglas es el modo más efectivo de acabar con la efectividad relativa del metro, empeorándolo igualmente. El metro no se puede mejorar ni con trenes más rápidos ni con modas más estrafalarias; ni vigorizando sus reglas ni extenuándolas. Al metro, como a la democracia, sólo se le puede mejorar con la convivencialidad.

El metro, como sistema de transporte, pierde mucho lo mismo si se cancela una línea, que si se limita la entrada a alguna moda; no es posible, empero, dejar andar un tren del metro en malas condiciones o fingir que los autolíticos son una pluralidad más de todas las que admite el metro. Llorar, levantar con ira el puño, cerrar afiebrados las calles y denunciar maquiavélicos complotes por la sola defensa de la pluralidad es tan excesivo como pedir un vagón del metro para cada moda, un horario para cada actividad y un servicio eficiente para los gustos de todos. Para que el metro funcione en su imperfección son necesarias las reglas. Para que la pluralidad sobreviva a las reglas es necesario cumplirlas sin alimentar la inquina social. La pluralidad, para ser buena, debería trabajar por la convivencialidad.

Námaste Heptákis

Garita. La audiencia donde podría determinarse la libertad de José Manuel Mireles ha sido programada dos días después de la elección a gobernador de Michoacán. Entre los dos posibles ganadores, el amarillo dijo que actuaría en coordinación con el gobierno federal en cuanto al tema de las autodefensas; la azul dijo que escucharía las recomendaciones del gobierno federal, pero haría valer su autonomía.

Escenas del terruño. El equipo de expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha ofrecido su primer reporte sobre los desaparecidos de Ayotzinapa; por desgracia el reporte ni añade algo a lo que ya sabemos, ni cambia en algo la situación. Estamos a unos días de que se cumplan seis meses de aquel suceso y el caso ha dejado de estar en la discusión pública. Ni siquiera el aviso de un evento entre los padres de los desaparecidos y el EZLN en mayo próximo reavivó la discusión. El caso no debe olvidarse.

Coletilla. “Cuando los jóvenes apasionados resultan ahuyentados por la vulgaridad de la democracia, Platón puede indicarles que también el valor, el orgullo y la voluntad de gobernar pueden conducir al despotismo de una élite espiritualmente corrupta, en lugar de llevar a un gobierno justo; y cuando los demócratas elogian la libertad y la igualdad, olvidando que el gobierno requiere formación espiritual y disciplina intelectual, puede advertirles que se encuentran en el camino de la tiranía”. Eric Voegelin

Confusión subterránea

 

Si dijese que el metro de la ciudad de México es un efectivo disparador de la reflexión ontológica habría más de uno que fugaz liberaría la carcajada. Y también habría, seguramente, alguno que asintiera con pesar, que reconociese en la experiencia de ese caos cotidiano los tópicos propicios para dicha reflexión. Si, finalmente, la reflexión siempre parte de la experiencia cotidiana, habrá que reconocerle dicha posibilidad a nuestras diarias peripecias subterráneas. A modo de ejemplo puedo mencionar la siguiente situación. Imagínese el lector sentado en el asiento esquinado de esas tres plazas dispuestas a modo de escuadra que conforman las butacas de un vagón antiguo del metro. Imagínese a su lado izquierdo a una regordeta señora, infructuosamente emperifollada, rostro graso, bolsa de mandado a medio llenar. Imagínese frente a usted, de perfil, a un emaciado sujeto, caja de herramientas a los pies, pantalón ralo y cabello raído, jornalero hedor. Avizore en las rollizas manos de la señora un compuesto papelero de trece centímetros por lado la página, papel revolución, trazo fácil, blanquinegro. Observe cómo ase el señor un conjunto de brillos papeleros tamaño carta, engrapados al centro, profusamente ilustrados, fotografiadamente coloridos. Ya habrá notado, si la experiencia no lo ha engañado, que la impávida lectora a su siniestra porta orgullosa la Novela Semanal. Así mismo, no habrá podido pasar por alto que el enjuto sujeto frente a usted embelesa sus hipotiroideos ojos en el traqueteo semanal del TvyNotas. De un lado, el drama es la artera infidelidad del hombre y el sumiso sufrimiento de la mujer; mientras, en frente, el chisme es el artero sufrimiento de una mujer famosa ante la sumisa infidelidad de un hombre famoso. De un lado, producto de la imaginación prosaica de los creadores de la novela semanal, se exhibe la siempre variante posición humana en lo que al deseo respecta; en frente, producto de los pedestres azares de la farándula nacional, se ostenta la volátil fidelidad ante la debilidad de la carne. De un lado y al frente el drama es el mismo, pues la revista de chismes sólo presenta el avance semanal del caso en cuestión, mientras la historieta se limita a ofrecer la entrega correspondiente a la semana sobre el idilio mentado. De alguna manera, paradójica sin duda, o nuestras fabulaciones nacionales han tornado tan realistas que se confunden con los sucesos de la vida de los famosos o la vida de los famosos ha tornado tan fabulosa que se confunde con fantasías de caricatura. Nuestros reales calcan nuestros imaginados, y nuestros inventos parecen reales: he aquí un caso de travestismo ontológico. ¡La fábula realista de la vida subterránea!

 

Námaste Heptákis

 

Parte de guerra 2012. 4754 ejecutados al 8 de junio.

 

Garita. El candidato presidencial del nuevo PRI, Enrique Peña Nieto, se está rodeando de políticos muy experimentados y de amplia fama: René Arce, Rosario Robles, Manuel Espino, Vicente y Martha Fox –junto con sus muy agradables chiquillos-… Algunos creen que alianzas así son mero pragmatismo; yo creo que es para que en la foto no quepan los Moreira, Marín y semejantes, pues el sabor a PRI es la ostentación impune de los impresentables.

 

Coletilla. En la semana se cumplió un año más de la tragedia en la guardería ABC. Comparto un poema de Tomás Calvillo que lleva el nombre de la guardería.

 

Hay dolores bíblicos,

es decir, que perduran por siglos

 

la matanza de Herodes

es un arquetipo

 

la guardería de Hermosillo

y sus pequeños

entre lenguas de fuego

y el humo del plástico,

asfixiados –los angelitos,

decimos en México-,

están ya inscritos en la Biblia

 

sus vidas sagradas

bajo las llamas

son un inmenso vacío,

un gitanesco hoyo en la tierra,

en el desierto calcinante de Sonora

 

no tenemos suficientes lágrimas

para sus almas,

sus abecedarios perdidos

para esos bebés de ceniza,

para la costra de la tierra

que desprenden

 

la noticia pasará,

pero este dolor hundido

en las entrañas

lo puedo ver

en los ojos del águila y la serpiente

y escucharlo

en la oración del carbón.