Días de cuarentena

Nos levantamos pensando que este día va a ser como el siguiente, y como el pasado. No tenemos manera de diferenciar los días. Entonces hay quienes duermen un poco más. También quienes duermen un poco menos. Vemos nuestras redes sociales. Se repiten constantemente videos de gente intentando ser chistosa, de accidentes que terminan en africanos cargando un ataúd mientras bailan con música pegadiza de fondo, mensajes de personas positivas pidiendo ser positivos, de expertos en política mundial que saben con exactitud matemática quiénes son los titiriteros que nos mantienen en casa, de información, se repiten videos que nos muestran cómo es la vida en cuarentena. Pero la vida no es repetitiva. Los enfermos se alivian o empeoran, acrecientan su número y, lo más importante, exhiben al estado. Exhiben la capacidad para tomar decisiones, las instalaciones hospitalarias, los insumos con los que se hace frente al virus. Los opinólogos se exhiben con el ruido de su politiquería. Se exhibe el trato que le echa el estado al personal de salud. El virus exhibe la importancia de un buen sistema de salud. Exhibe que no siempre se les da el justo reconocimiento a los trabajadores de clínicas y hospitales (médicos, enfermeras, especialistas, secretarias, internistas, practicantes). Exhibe la ingratitud de quienes atacan a los trabajadores de la salud porque no quieren enfermarse; peor aún: se exhibe que hay miserables que prefieren dejar morir a sus vecinos que permitirles se atiendan en un hospital público. Exhibe la vil ambición de proveedores (de equipo médico e insumos básicos), quienes se aprovechan de la emergencia sanitaria para generar dinero. La pandemia exhibe nuestros límites: lo que podemos hacer y de lo que somos incapaces.

Yaddir

Poder

Desde tiempos inmemoriales ha habido hombres ávidos de poder que dejan todo y todo sacrifican con tal de tener lo que promete felicidad duradera, lo trágico es que no se dan cuenta de los cuidados que necesita el bien anhelado. Porque si bien es cierto que promete algo duradero, también lo es que el poder perece a manos de alguno más poderoso que el primero.

Maigo