Al final del incendio

Por fin se apagaron las llamas, los que sobrevivieron tenían todavía lágrimas y miedo en sus miradas. Las cenizas volaban por los aires, el frío del viento se sentía en cada poro de la piel y las ideas sobre las causas del incendio empezaban a surgir en las mentes de los que quedaban ¿Por qué pasó?¿Dónde inició esto?¿Qué sigue ahora?

Entre los escombros mojados por la lluvia se encontraban algunas cosas aún útiles, parecía que la vida seguiría igual, el calor del fuego ya no estaba, pero entre los lugares donde estuvieron las llamas estaban los restos de muchos seres queridos por aquellos que escarbaban.

Las dudas seguían, los dolores no cesaban, ¿es posible una normalidad después de esto? ¿Es posible acostumbrarse a lo que queda?

El tiempo dio la respuesta, un tirano halló culpables para que las dudas de los sometidos a su voluntad cesaran, las nuevas costumbres y la nueva normalidad llevó a los leones y a ejecuciones diarias a los seguidores de un Dios unitario y amoroso que en lugar de buscar culpables ordenaba perdonar poniendo siempre la otra mejilla frente al otro.

Ojalá que la nueva normalidad de la que tanto se habla no se parezca a la normalidad que llegó con la era neroniana.

Maigo

¡Culpables!

Tras el incendio de Roma, Nerón culpó a los Cristianos. Con todo y que el pueblo romano se dio cuenta de la frivolidad del emperador, aceptó perseguir y matar a los culpados, pues debían descargar su ira en contra de aquellos que entraban como víctimas al circo.

Buscar culpables para justificar la impotencia, ante tragedias como la acaecida en Roma en el año 64 D.C,  es algo propio de los que se piensan como gobernantes siendo Tiranos y que buscan dirigir la ira del pueblo contra parte de sus mismos gobernados.

¡Ay Nerón, decidiste hacer historia de la peor manera posible!

Maigo

Respuesta ante la emergencia

Respuesta ante la emergencia

Durante el gran incendio en Roma, Nerón tocó la cítara, y pensó en que este suceso le ayudaba a transformar la capital del mundo, sería una transformación para bien y le permitiría mostrar su grandeza ante todos: con la construcción de una colosal estatua levantándose de las cenizas de edificios y personas.

Lo que no pensó el tirano del mediterráneo, es que su colosal proyecto tenía los pies de barro y que su gobierno caería, más que por otros, por propia petición a manos de un esclavo.

Lo que no pensó es que el buen recuerdo que quería dejar para la historia se perdería por la teatralidad, que lo caracterizaba, y pasaría al recuerdo de todo el pueblo romano como un loco incapaz de responder adecuadamente ante las emergencias.

Maigo

Nerón y Lisístrata

Entre planes para reformar al mundo conocido hasta entonces, y comedias representadas a la luz de un gran incendio, a Nerón se le escapaba la posibilidad de un buen gobierno.

¿Sería Lisístrata de Aristófanes alguna de sus obras predilectas? O quizá fue otra comedia la que lo movió a componer hirientes versos mientras su ciudad ardía sin tregua.

No sabemos lo que pasaba por la cabeza de este hombre que en Roma fue gobernante, posterior a un loco y otro que estuvo más o menos cuerdo.

Nerón, cual loco emperador sólo en la daga de su esclavo encontró consuelo una vez que vio que el teatro ardía realmente y no sólo por juego.

El emperador teatral fue amante de lo antiguo, de las comedias  en las que probablemente veía femeninas huelgas y otros inusuales movimientos, pero también lo era de lo moderno, como las ejecuciones sistemáticas que organizó para entretención de su pueblo.

Nerón desde el escenario se burlaba del pueblo entero quemándose y de las ejecuciones que en el poder lo sostuvieron, entre las víctimas estuvo su madre, a quien le debía el trono y quizá algo de respeto.

El emperador matricida, no contó con que su comedia levantaría a varios en su contra, que acabaría huyendo y señalando en su desvarío que junto con él moría un artista que jamás se tendría de nuevo.

¡Ay, en tantas cosas se equivocó Nerón!, que no se percataba de que su modo de estar en el mundo era parte de la condición humana, pues no es el único que insensible se burla del dolor mientras monta para sus gobernados un terrible drama.

Maigo.

Los seguidores del Fénix

Cuentan algunos sabios que el ave Fénix resurgía de sus cenizas una vez que ésta ya se había consumido por completo.

Una vez que se había extinto el flamígero pájaro, éste renacía más brillante y esplendoroso que nunca, y eso jamás se dudó, hasta que empezamos a preguntarnos qué es lo que hace del Fénix una criatura tan insistente en nuestras ideas.

Algunos podrán ver en esta historia al fuego del logos del que en algún momento habló Heráclito, aunque él constante crítico de la inmovilidad y la permanencia puede disentir de la interpretación.

Probablemente, Nerón vio en las cenizas de Roma la posibilidad de reconstruir una ciudad digna de él, y quiso hacer de lo que dejó el fuego el mortero perfecto para que resurgiera la ciudad con más esplendor y gloria que nunca, después de todo había que aprovechar la limpieza que las llamas ya habían hecho.

Otros, más extremistas y hasta anarquistas, consideraron que hay que quemar y romper todo para que sólo sobreviva aquello que es digno de mantenerse, y con esta manera de pensar se dedican a destruir lo que hay a su paso, sin importar si eso es bueno o malo, lo que importa es que ellos se ven como los que trasportan la luz a los corazones de los habitantes de la ciudad, que deja de ser ciudadana para convertirse en pueblo bueno y respetable al ser transformado por la luz que el lucifer lleva consigo con la que destruye lo que en todos hay de malvado.

Tanto Nerón, como los extremistas vieron en las cenizas al pegamento ideal para reconstruir ciudades o Estados que criticaron como feos o fallidos, o vieron en las llamas el material adecuado para deshacerse de todo lo que estorbaba a su paso.

Sin embargo, unos cuantos, más humildes y dejando de lado el brillo de la flamígera ave ven en las cenizas el recuerdo de lo que somos, pues somos polvo y a la tierra hemos de volver, y ven en el arrepentimiento la posibilidad de renacer a una vida mejor y llena de sentido, esos pocos son menos escuchados y hasta carecen del esplendor que da este mundo y se convierten en criaturas despreciadas por los tiranos

Maigo

Devolver lo robado

Cuentan los conocedores que tras el gran incendio de Roma, Nerón se apropió de un terreno enorme cerca de un palacio que tenía.

En ese lugar mandó construir un lago y jardines que serían el lugar perfecto para que una estatua enorme, con la enaltecía a su persona, adornara los terrenos cercanos a la capital de un imperio que ya tenía formado desde hace algunos años.

Tras la muerte de Nerón, Galba, Otón y Vitelio, el buen Vespaciano decidió regresar al pueblo lo robado por el emperador incendiario, y construyó un enorme edificio en el que murieron miles de cristianos.

Pero no sólo mártires pertenecientes a la nueva fe morían en el Anfiteatro Flavio, cuentan los más curiosos que entre sus paredes también murieron muchos romanos, algunos siendo presos, injustamente juzgados y otros más al negarse a aplaudir los espectáculos.

Vespaciano regresó terrenos que fueron al pueblo robados y con la devolución llegaron miles de víctimas y despojados, les quitaron la vida y su dignidad por no ser ciudadanos.

Hay vespacianos modernos que dicen regresar lo que antes se había ya quitado, pero en lugar de devolverlo construyen Coliseos muy similares al romano.

Maigo.

Incendio Transformador

Dicen que a Nerón se le hizo fácil culpar a los cristianos por el incendio de la Ciudad Eterna, también dicen que él ocasionó el fuego porque quería hacer una ciudad más bella. La que Claudio le dejó no le satisfacía del todo, y si la quemó no es por fea, sino porque desentonaba con su lira griega.

En su locura, a Nerón no le importó el destino de los romanos pues ya tenía a los cristianos para que los buenos ciudadanos desfogaran su furia. Esta técnica de Nerón es muy usada en nuestros días, se culpa al régimen anterior y a quien se deje,  con tal de no tener un mal día.

Los tiranos como Nerón, que gustan de escuchar su lira, no escuchan a los ciudadanos porque se dedican a graznar todo el día, y a su graznido llaman canto y con el llanto de los cristianos pretenden obtener la popularidad perdida tras los fuegos transformadores con los que dejan todo hecho cenizas.

Transformaciones, como la de Nerón, no traen nada bueno con ellas, más bien son ocasión de persecuciones contra culpables que difícilmente lo eran, además en ese ánimo transformador traen consigo la perdición de quienes creen en los tiranos y en las ocurrencias que dicen desde temprano cada uno de sus gobernantes días.

Maigo.

Tiempo de mudanzas: A partir de la próxima semana Perro de Llama publicará los viernes, cada quince días, como lo ha venido haciendo desde que llegó.

Querido lector verás sus entradas en viernes en ves de los miércoles, así que por lo pronto y sin afán de molestar anuncio que me apareceré por aquí cada miércoles a partir de hoy.