De la dificultad de ayudar a los otros

“Hemos perfeccionado nuestra insensibilidad”, me dijo un amigo que trabaja en un periódico de nota roja mientras se veía sus manos manchadas de tinta. No entendí si hablaba de toda la humanidad, de todos los habitantes de nuestro país o de los que hacen posible que las personas se informen sobre los sucesos más importantes. Así que le pregunté, encerrado en la misma generalidad: “¿por qué lo dices?”. Moviendo sus grisáceas manos, empezó a decir que al día ve muchísimas fotos de personas muertas, hombres, mujeres e incluso niños; que él desearía no imaginar cómo murieron, pero a veces leía a detalle sus muertes y no podía entender qué orillaba a la gente a matar así; con sus ojos cargados de una pesada indignación, me detallaba que había ciudades en las que la muerte había dejado de ser algo natural, obra del paso de los años, y que las personas padecían el corte de sus manos, brazos u otras extremidades íntimas; eran enterradas incompletas; vivían incompletas. “¿Por qué pasa esto, por qué no se intenta enmendar esta situación?”, así remató su agitada disertación.

¿Qué decirle a mi amigo para que no se sintiera tan mal, pero para que no creyera que lo incitaba a la indiferencia? Porque en alguna ocasión alguien nos había comentado, a nosotros dos y a otros amigos, que no podíamos preocuparnos de todos los problemas que pasaban a nuestro alrededor, pues si lo hacíamos no podríamos ni dormir. Quizá ya había recordado esa frase y no le satisfacía. ¿No resultaría una respuesta políticamente correcta, es decir, que nos hace aparentar preocupación, como cuando decimos que amamos a la humanidad, pero que nos exime de hacer algo bueno porque no tenemos suficiente tiempo para preocuparnos por todos?, ¿debemos anteponer el bienestar de los demás al nuestro?, ¿en qué punto podrían coincidir el bien para nosotros y para los demás? Suponiendo que sí quisiéramos ayudar a todos con todas nuestras fuerzas, ¿cómo hacerlo?, ¿siendo parte activa de una organización no gubernamental?, ¿buscando restos de cadáveres sin identificar?, ¿dedicarnos a lo que nos corresponde? Creo que esta pregunta es la mejor, debemos dedicarnos a lo que nos corresponde para vivir bien. Pero no puede ser una respuesta simplemente pragmática, pues en ese caso tanto se dedica a lo suyo el empresario honesto al hacer dinero, como aquel que engaña, estafa y hace tratos con el narcotráfico. Los narcotraficantes también se dedican a lo que les corresponde, o a lo que ellos creen que les corresponde; un pretexto semejante se dan toda clase de criminales. Así que me pareció conveniente decirle a mi amigo: porque no nos dedicamos a lo que es bueno que nos dediquemos.

La consternación de mi amigo se transformó en curiosidad, así que añadí: por ejemplo, si crees que tu trabajo hace conscientes a las personas del país en el que vivimos y ellos, según sus capacidades, intentan actuar con justicia para evitar la violencia, me parece que es bueno lo que haces. Algo así le dije, pero con muchas más palabras y diversos ejemplos. Pareció más tranquilo, pero una mueca de incertidumbre no se disolvía de su rostro. ¿Por qué no intentó desenredar la pregunta que todavía parecía quedar pegada en su alma? Quizá no quería pasar más noches intentando averiguar si su trabajo valía la pena, o tal vez se había dado cuenta que él sólo no podría cambiar el mundo. Lo que haya pasado por su alma quizá él mismo ni siquiera haya podido sin entenderlo. Aunque me dejo tranquilo el que me mirara a los ojos y con voz sonora y segura me dijera: “debo perfeccionar el modo en el que informo”.

Yaddir

Los motivos de la paz

Los motivos de la paz

 

Para una sociedad en guerra quizás el perdón sea una buena noticia, en tanto suele considerarse benéfico el término de la guerra. A quién beneficie el término sólo dependerá de lo justo o lo injusto de la guerra, de si el término también trae justicia a las víctimas del conflicto. Si la justicia no está en el panorama, en cambio, el término de la guerra puede ser “benéfico” para muchos intereses, pero también es políticamente irresponsable. Supongamos, pues, que los intereses son legítimos: prosperidad económica, recomposición del tejido social, cambio de régimen. ¿Eso haría aceptable que las víctimas renuncien a su afán de justicia y acepten una amnistía burocrática? ¿La justicia se subordina al cambio histórico? ¿Qué es prioritario en lo político: la justicia o la paz?

         Hace sesenta años José Revueltas publicó su incómoda novela Los motivos de Caín. Incómoda porque nos coloca frente al problema del perdón y la justicia, de la paz imposible y la guerra intolerable, de la persona evaporada en la gigantomaquia de las ideologías… Una novela, pues, incómoda para los años 50, incómoda para nuestros tiempos.

         De manera general, Los motivos de Caín narra la conversión de un hombre moderno en una imposibilidad humana. Jack, el personaje principal, desertó del ejército estadounidense en la guerra de Corea tras ser arrastrado por el deber profesional a un crimen barbárico. Tras la deserción, Jack vaga por las callejas de Tijuana intentando comprender su situación. La incomprensión de la propia vida es paralela a la necesidad de perdón, a un arrepentimiento insatisfecho que anula el sentido de la vida. El otrora responsable soldado termina en medio de la podredumbre humana envidiando para sí el sentido de la vida que todavía tienen los criminales y las prostitutas de Tijuana, pues el arrepentimiento que él mismo ha experimentado por sus actos no le da la satisfacción de la justicia. El planteamiento de Revueltas es impecable: un criminal arrepentido es un criminal que ha perdido el sentido de su vida, sin justicia es imposible que la vida del arrepentido tenga algún sentido nuevamente. ¿Qué impide la justicia?

         El primer impedimento para la justicia del arrepentido se encuentra en la falsificación humana de la modernidad: el crimen no es mera inclinación a la maldad, sino resignificación del sentido propio en los límites de la heteronomía. Finalmente cristiano, el trotskista Revueltas interpreta el origen del crimen no sólo en la convención social, sino en la falta de sentido natural de la organización humana: el hombre caído no reconoce ley natural alguna, de ahí que la supervivencia de su situación económica lo conduzca con facilidad al crimen. Sin resolver el asunto de la ley natural, el novelista nos muestra que el crimen de Jack es tan inevitable como involuntario: el hombre moderno no sólo carece de una orientación natural respecto a lo bueno, sino que su condición histórica lo impele a cumplir con lo correcto, aunque lo correcto sea criminal. ¿Acaso es un crimen que un soldado en plena guerra torture y mate al enemigo? Desde la corrección burocrática no lo es; desde la ley natural dependería de la justicia de la guerra. Si el mundo moderno no puede determinar guerras justas, todo asesinato bélico es correcto en tanto se ampare en un reglamento; el crimen siempre será imperdonable.

         El planteamiento literario de la novela le da un giro interesante al problema del perdón y la justicia, y con ello nos muestra el segundo impedimento. El autor se nos presenta como aquel que transmite algo semejante a unas memorias incompletas, fraguadas en la mesa de un bar tijuanense, o a una confesión insatisfecha, nacida en la solitaria oscuridad de la culpa. El relato de la historia de Jack es deliberadamente incompleto: el autor no juzgará al personaje. Ni el culpable, ni el que nos cuenta la culpa, ni el lector, juzgan plenamente al personaje. La vida del criminal aparece tan carente de límites como las personas nos aparecen muchas veces en la vida cotidiana. Sabemos lo que pasó, conocemos nuestras propias culpas, pero no siempre imaginamos a dónde llegarán las consecuencias de nuestras acciones. Los hombres modernos estamos, como Jack, siendo contados por novelistas que no conocen toda nuestra historia. Ir más allá, advierte Revueltas, sería poetizar… Las posibilidades de la justicia no están tan sencillamente en nuestras manos. Lo que ha quedado en nuestras manos carga culpas inevitablemente. ¿Qué hacemos con ellas?

         Los motivos de Caín es una novela recomendable para una sociedad en guerra que no sabe qué hacer con sus culpas. Cuando un conjunto social se alista a disputar ideológicamente su propia fisonomía, vale pensar a dónde nos llevan las ideologías, cómo nos enceguecen, de qué manera enardecen los ánimos para pelear, por qué nos inculpan, para qué nos llaman a olvidar. Creo que es bueno perdonar criminales, pero la injusticia no se acaba con un decreto, sino con el resarcimiento del daño. Las víctimas piden justicia en este mundo, el mundo de siempre, el mundo en el que andamos nuestra historia incompleta. Las ideologías creen en el poder de cambiar al mundo, creen conocer la historia completa.

 

Námaste Heptákis

 

Escenas del terruño. 1. El pasado miércoles, Rodrigo Aguilar Martínez tomó posesión de la diócesis de San Cristóbal. Aguilar Martínez se enfrentó al grupo que protegió a Nicolás Aguilar en Tehuacán, al grupo de Norberto Rivera. ¿Así o más solo el cardenal Rivera? 2. De risa loca. Así nuestro periodismo crítico. La señora Dolia Estévez, recordada por inventar el contenido de una conversación presidencial, publicó una «crítica» a la tesis de doctorado en Economía de José Antonio Meade. La «crítica» fue escrita sólo para agradar a las audiencias, hacer escandalito y dar material a los de siempre. En la crítica se pueden encontrar juicios como «nerd obsesionado con un tema esotérico», que por provenir de una representante del periodismo «libre» está fuera de duda su dejo discriminatorio. O sentencias de sintaxis caprichosa como «Meade pudo haber aprovechado su estancia en Yale para abrir una grieta sobre su opacidad a través de la cual filtrar una tesis que hablara de su compromiso con México», que seguro tendrá que ver con algo (quizás una grieta), aunque la pobre redactora no sepa ni con qué (ni de la grieta). La mayor «crítica» a la tesis es que no habla de México y que el sustentante no previó que los reglamentos discutidos en la tesis serían derogados años después. Obviamente, el mexicano debe hablar siempre de México y tomar tequila y llorar como Pedro Infante. Obviamente, para ser presidente se requiere conocer el futuro, de lo contrario ¿cómo sabría qué decisiones tomar? La combativa periodista denuncia, además, que Meade recibió mucha ayuda de su asesor (¡tómenla, tesistas!). Vaya, una «crítica» de antología. Si usted es periodista urgida de atención, no deje de leer a Estévez, que algo le aprenderá. 3. Es un rumor popular: este año hubo otro gasolinazo. El rumor se preparó desde noviembre, cuando algunos seguidores de cierto político dijeron que habría un gasolinazo. En vacaciones, como siempre, ciertos medios aliados a un cierto político confirmaron que en enero habría un gasolinazo. Ahora, se ha difundido el rumor de que hay gasolinazo. ¡Pero no aumentó el precio de la gasolina! ¿A quién conviene el rumor? Responde Enrique Quintana. 4. Vaya semana para ser agorero. El jueves, en una entrevista con El Universal, el expriista, exparmista, experredista, exfoxista, expetista, exmancerista y actual morenista, Porfirio Muñoz Ledo previó un «golpe de Estado» en la elección de julio próximo. ¿En qué funda su previsión? En nada. Junta la Ley de Seguridad Interior con el alegato lopezobradorista de fraude y a eso le llama golpe de Estado. Según Porfirio, si hay compra del voto, habrá fraude; si no hay fraude, habrá golpe de Estado, y si miran sus sandalias, habrá tabla. ¡Ah, qué sencillo! Todo antes que aceptar la derrota. Así ha sido la vida de Muñoz Ledo, saltimbanqui profesional. Y el mismo día, pero en Reforma, el doctor Lorenzo Meyer lanzó el siguiente huesito para beneplácito de los carroñeros: «El régimen político actual no es el de hace medio siglo, pero tampoco es el democrático que demandaron los entusiastas inconformes del 68. El de hoy es un híbrido disfuncional y que mantiene vivas en su esencia, muchas de las razones que dieron origen a las movilizaciones del 68 y a su desenlace. Hay pues que reexaminar el 68 para profundizar en la naturaleza de ese conflicto so pena de volver a tropezar con la misma piedra en su cincuentenario». Ah, qué memoria tan veleidosa, don Lorenzo. ¿No se acuerda que algunos de esos inconformes han estado en cargos públicos en los últimos 25 años (como el culiatornillado a una curul, nunca ganador de una elección, Pablo Gómez, quien tomó su primera curul en 1979 y desde entonces no ha dejado de «ser gobierno»)? ¿No se acuerda que muchos de ellos hicieron las paces con el priismo a cambio de una plaza en el sector público (esas plazas ahora incosteables para el ISSSTE)? ¿No se acuerda que los priistas de entonces ahora andan en Morena? Cierto, hay que reexaminar el 68, pero como advirtió Luis González de Alba: para reconocer que hace mucho se ha perdido el verdadero espíritu de alegría del movimiento. Qué tiempos para ser agorero. 5. Cuestionada por la campaña contra El Colegio Nacional, Concepción Company Company respondió certera: «Si me dicen que entré a El Colegio Nacional, a la Academia Mexicana de la Lengua, o que me hicieron emérita en la UNAM por una cuota de sexo, en este momento yo, automáticamente, regreso los nombramientos porque me insulta como mujer».

Coletilla. Un día como hoy, pero hace 9 años, me tocó iniciar las publicaciones del blog. ¡Ya son nueve años! Que siga tocando la banda…

Letras en una burbuja

Letras en una burbuja

 

Siguen los retos cayendo; que no callen. Además de la segunda contribución de Tacitus al reto de Javel, Maigo nos propuso algunas palabras para armar una calaverita. ¿Y si reunimos el reto de Maigo con el reto de Javel? Pues salió lo siguiente (y con notas pertinentes) intitulado “Las trescientas letras emburbujadas”. Faltará reunir a la rana, las cuentas y la burbuja.

 

 

Tinaca, mujer de Tinaco,             19

llamaba a la Parca demulce          21

a que por su voluntá fulce            21

liberándola del bellaco.                20

“Se metió con la Margarita.           21

Malos hombres, infieles serán        25

con hambre, no sólo de pan”.        20

“Veo que usté sí me necesita         22

y que no me llamó en vano;           18

también se fue con la Maruja         23

y en un tiempo no muy lejano”.     22

“Ah, si será puro granuja                     19

quien trescientas entre su mano        27

letrillas reúne en burbuja”.                 22

                                                                ______

                                                                  300

 

Notas. a) Los versos segundo y tercero de la segunda cuarteta tienen una sílaba menos porque es verso oxítono y en el conteo silábico del ritmo aumenta una sílaba. b) Se considera como una sola letra a la “elle”, que existe formalmente aunque no la pronunciemos. c) El DLE tiene “emulcente” como participio de “emulcir”, voz que refiere en desuso. Se puede formar adjetivo, que es como aquí aparece. d) “Fulce” es conjugación del verbo “fulcir”, que el DLE da con un significado erróneo. Fulcire latino proviene de la palabra griega para guardia, por lo que su sentido correcto es “apoyar”. e) ¿Sólo a mí me pareció que la burbuja debía ser bruja?

 

 

Námaste Heptákis

 

Escenas del terruño. 1. Preocupante el panorama de la violencia en Guerrero. 2. En abril pasado, Fernando García Ramírez advirtió sobre la posibilidad de que las agencias de manipulación política, espionaje y hackeo de Rusia intervengan en la elección del año entrante. Ahora, García Ramírez reitera su advertencia. 3. No conformes con las calaveritas, los diarios Reforma, La Jornada y Heraldo de México decidieron iniciar una nueva tradición para el «día de muertos»: revivieron una nota vieja y la colocaron como la nota principal del día. O sólo así se explica que llevaran en sus portadas del día de muertos información divulgada ya hace meses, sin relación con ningún hecho reciente pero sí con la insidia adecuada a los tiempos: ninguno dejó de mencionar, como para relacionarlo a fuerza, a un exdirector de Pemex. ¿Hay gato encerrado o bruja celosa? 4. Y el presidente nos aseguró ayer que volveremos a administrar la abundancia. ¡Chin!

Coletilla. Se cumplen 100 años de la publicación de «el libro más maravilloso que el español ofreció durante el siglo XX», nos recuerda el crítico literario Christopher Domínguez Michael, quien merecidamente ingresó ayer a El Colegio Nacional.

 

Espejo a media noche

Espejo a media noche

 

Al amainar la lluvia, la gota de un suspiro inunda neblinosa la tristeza. De pronto el claro: sólo vaho paciente a la intemperie. Y apenas media noche…

 

Námaste Heptákis

 

Escenas del terruño. 1. Héctor de Mauleón presentó la historia del «Comandante Fierro», el hombre detrás del aumento de la violencia en Colima. 2. Algunos dirán que es estilo personal, yo creo que se trata de convicción democrática: periodista censurado que sale de una estación de radio y que en lugar de ponerse al centro a protagonizar el drama persecutorio aprovecha la atención pública para reflexionar sobre el estado actual del periodismo, de la radio y las condiciones políticas que favorecen la censura. Lean a Leonardo Curzio. 3. Entre las iniciativas rousseaunianas tras el terremoto del pasado 19 de septiembre, cabe destacar doblemente una de ellas dedicada a verificar la información compartida en redes sociales de manera que fuese posible distinguir las fake news de las notas reales. Me llamó la atención que al grupo de verificadores no le interesara verificar las versiones que afirmaban «el rebasamiento del gobierno». Las sospechas se me hicieron más fuertes al leer el sábado 23 las dos notas principales de La Jornada, una en que se mentía sobre la esposa del señor que ostenta el puesto de gobernador de Morelos y otra «nota» editorializada como «el gobierno rebasado ante la tragedia». Proceso del 24 siguió con lo mismo. Para los días siguientes los verificadores no se interesaron en verificar la información. Y el pasado 11 de octubre, cuando un señor adinerado presentó el informe de sus donaciones (o para ser más preciso: de lo que sus empresas recaudaron en donaciones), la sentencia del multimillonario fue que en el sismo «el gobierno se vio rebasado», que por ello «la sociedad se organizó sola». Y no sólo se dejó su afirmación sin verificar -como ya había pasado en enero-, sino que al día siguiente me encontré con toda una carta de amor revolucionario en el sitio progre de una romántica irresoluta. A qué don Carlos, tan transparente en sus donaciones y tan opaco en sus campañas mediáticas. 4. ¿Ya vieron el programa de La ciudad de las ideas? ¿Ya vieron la promoción «humanista» del Yunque? ¿Y vieron que entre los invitados está un empresario que, ¡chin!, es aliado de AMLO? Insisto: no se trata de ganar, sino de posicionar la agenda.

Coletilla. Segundo encuentro «Libertad por el saber«. En esta ocasión dedicado a las revoluciones: mexicana, cubana, rusa, pero también a Darwin, Lutero, Bach… Y si no pueden ir al Colegio Nacional, hay transmisión en vivo. Y si no pueden verlo en vivo, podrán verlo en Youtube después del evento.

Confesión sobre el cinismo

Confesión sobre el cinismo

He de confesar que la primer reacción que tuve al enterarme de la noticia fue un deseo de reír. Comencé a decir que la mala organización entre los sindicatos es lo que había ocasionado tan penoso asunto, que la administración a cargo de otorgar las plazas era un verdadero desastre, y que lejos de tener alma de economistas eran sólo unos ladrones. Después, al ir soslayando los velos de mi risa, descubrí que un temor empático me sacudía impidiendo que la carcajada fluyera limpia. Me dio miedo y con la risa cubría o hacía más ligera la situación. También tuve coraje por la broma tan cruel que estaba escuchando: dos grupos de asaltantes se encuentran en el mismo autobús y pelean a muerte y con muerte en medio de los ya petrificados pasajeros. Dos leones peleando por una gacela que aún respira. La risa del inicio amargó toda mi noche, pues descubrí que era cinismo puro.

Si el hombre no siente culpa, sólo le queda el mal. Este cinismo que ya no habla de buenos modales ni siquiera en presencia de las posibles víctimas, al menos para bajarles la guardia. Este cinismo que no cubre ni descubre alguna verdad del hombre, sino que más bien descarna toda humanidad. Este cinismo que nos deja heridos de muerte, temblando de miedo y de rabia, pero con espasmos de risa nerviosa. Pero también pensé que si nos duele el cinismo y nos lastima la deshumanización es porque extrañamos nuestra verdad, nuestro amor, nuestra paz. Por esto creo que hoy más que nunca se hace necesario el reportaje, el periodismo, para que nos defendamos de las dentelladas secas del cínico y reconozcamos que al final de la risa nerviosa aún hay fe, también creo que la conciencia –afortunadamente- nunca nos dejará solos.

Javel

Silencio privado

Silencio privado

 

Una vez más tenemos frente a nosotros el mismo problema y una vez más le vamos a dar la vuelta. Cierto, no es correcto que un periodista –mucho menos siete- sea asesinado. Cierto, la respuesta de los administradores es insuficiente y se anticipa ineficaz. Y también es cierto que los periodistas son sólo un gremio y que no parece justo un trato privilegiado a un segmento de la población cuando en este territorio de guerra y muerte sólo nos iguala el bautismo de las balas y el olvido de las fosas. Pero no por ello es cierto que el responsable de los asesinatos sea el “narcoestado”. Ni es cierto que el presidente Peña sea el culpable de la muerte de los periodistas. Ni mucho menos es cierto que cambiando el modelo económico, o con “honestidad valiente”, o con mejores leyes, los periodistas ya no serán asesinados. Ninguna respuesta gubernamental tendrá éxito donde no hay Estado, así como ninguna reforma moral será posible donde no hay comunidad. En el régimen de la escasez el crimen es el único modelo económico; aunque puede pertenecer a la iniciativa privada –modelo estadounidense-, puede ser estatalizado –modelo del socialismo del siglo XXI-, o puede ser un régimen mixto –modelo Revolucionario Institucional-. Nuestro exterminio será inevitable; nuestra supervivencia caínica. El problema, insisto, es que no hay comunidad y sin ella ningún fratricidio puede ser legalmente sancionado. Donde la ley es imposible sólo salva el aniquilamiento.

         Podría suponerse entonces que el asunto de los periodistas asesinados se subordina al problema general de la ausencia de comunidad, que el asesinato de un periodista sólo es un pretexto más para hablar nuevamente de lo mismo de siempre. Pero no es así del todo. Creer solamente eso es errar el punto y dar nuevamente la espalda a lo importante. Afirmaré lo que para muchos es una clara exageración: sólo se necesitan periodistas en la sociedad democrática. O dicho de otro modo: para que una sociedad se mantenga democrática cuando su número de miembros excede el límite natural de la vecindad es necesario el periodismo, pues sólo por su mediación es posible lo que –en una frase insuperable- Daniel Cosío Villegas expresó como ideal: hacer pública la vida pública. Cuando el periodismo torna en militancia ideológica, o en publicidad corporativa, o en propaganda oficial, no forma comunidad, sino que la debilita y la falsifica. Y la reacción del gremio periodístico ante el asesinato de un colega puede ser lo mismo formadora de comunidad, que destructora de ella. Usar el asesinato para avanzar la agenda del intolerante opositor eterno, culpar al presidente de todos los asesinatos, o esparcir el rumor de la censura omnipresente, no es en modo alguno construcción de comunidad, sino posicionamiento público de una convicción privada, posibilitación de la resolución sectaria, grilla antipolítica. Los periodistas no actúan necesariamente con miras en la política.

         ¿Qué hacer? Propongo –raro en mí- tres acciones. Primero, no olvidar lo que nos enseñó 2011. El Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad visibilizó a las víctimas y las puso al centro de la vida pública; en tanto el poeta Javier Sicilia nos mostró que es posible demandar justicia con gravedad y sin rencor. ¿Qué lugar ocupan ahora las víctimas en los medios? ¿A qué periodista le siguen preocupando esos casos del infierno personal, frente al aquelarre seductor de un gobernadojete corrupto? La estrategia mediática de la administración de Peña Nieto fue desviar la mirada de las víctimas; casi todos los medios la siguieron y ahora nos sorprende nuevamente el terror. Las historias de las víctimas se acumulan y ya hasta olvidamos cómo contarlas. Segundo, cambiar el uso de las tecnologías: lo importante políticamente no es la publicidad del medio, sino la información comprobada –no importa la primicia, Carlos; no importa el escándalo, Carmen; no importa el ánimo del presidente, Pascal-. Ninguna víctima será hashtag; retuitear a Epigmenio cada día 26 no localizará a los 43; la historia de ninguna víctima se gasta en un tuit. Y tercero, olvidémonos de la desmemoria. El demócrata se informa más allá de la tendencia. Para hacer público lo público, se necesita claridad privada. El demócrata debe estar atento y lúcido entre el boletín oficial y el trascendido, entre la candidez de la propaganda y la malicia de las fake news, entre la convicción militante y el escepticismo ácrata. Y si para el demócrata nada tienen que hacer las víctimas en lo público, nada tendrán que hacer los periodistas en la patria. La demagogia siempre triunfa en privado.

 

Námaste Heptákis

 

Escenas del terruño. 1. El abogado de los padres de los normalistas desaparecidos de Ayotzinapa presentó un panorama de la trayectoria del caso. Los padres retiraron su plantón afuera de las oficinas de la PGR tras llegar a un acuerdo para atender las cuatro líneas de investigación señaladas por el GIEI. 2. «Lo que agoniza puede pervivir en una larga crisis donde lo primero será ignorar la disfuncionalidad, la inoperancia» dice Roberto Zamarripa. 3. La alianza entre Rayito de Esperanza y la Maestra se sella sobre una sabrosa historia de la que Raymundo Riva Palacio muestra algunas escenas: la incompatibilidad entre Elba y Videgaray, la alianza entre Miranda Nava y la CNTE, o la cercanía de los salinistas al morenaje. 4. El pasado miércoles, la profa Delfina, candidata de Morena al EdoMex, calificó de fascistas a los opositores venezolanos. Nadie se llame a sorpresa, que no es la primera vez que la gente de Morena defiende la dictadura de Maduro. Hay quien vive la pesadilla ajena como sueño propio. 5. ¿Cuál es el papel de las iglesias en la elección del Estado de México? Lo responde Bernardo Barranco. 6. Y por último, la historia de un traficante de influencias que se nos casa.

Coletilla. El pasado lunes 15 de mayo de 2017 dejó de transmitirse, tras sesenta años continuos de radiodifusión, el que probablemente sea el programa radiofónico más transmitido en México: La tremenda corte. Las madrugadas ya no serán las mismas para los que nacimos viejos.

Contra la mentira, el periodismo

a D. y K.

Decimos que el periodismo es importante y lo afirmamos por muchas razones. A veces lo atribuimos por razones de régimen; una democracia sana mantiene las libertades. Nada más contrario a un gobierno autoritario que el ejercicio cotidiano del periodismo. Igualmente le agradecemos el que nos entere de la vida pública; sabemos de las decisiones en política por lo que leemos en un diario o agencias de noticias. Es también una clásica respuesta verlo como una ventana. Quizá no viva en Siria, pero gracias a los periodistas logramos ver lo que sucede allá. Sucede lo mismo con la cuadra cercana o el municipio próximo. Debe haber un sinfín de asuntos o sucesos los cuales están fuera de nuestra vista. Confiamos que el periodismo destape lo velado, voltee las cartas bocabajo. Sin embargo, siempre salta la crítica de la imparcialidad u objetividad. No más de un periodista ha sido desacreditado por hacerse de la vista gorda o incluso fabular historias falsas. De ahí la acusación traspasa a todo el gremio.

El descrédito llega a tanto que confundimos las redes sociales con el oficio. Informar al segundo, lanzarlo a la vorágine virtual, parece lo más fidedigno. Un ciudadano de a pie, aparentemente sin compromisos, graba por Periscope o tuitea lo que ve. Ningún supervisor filtra la información; es libertad auténtica de expresión. La editorialización no es manipulación. La revisión es necesaria en la medida que escarda y mantiene lo confiable. Rara vez llegamos a conocer a quienes lanzan información; el timeline es una cascada por donde aparecen incluso usuarios que ni fotografía tienen. ¿No hay nada más cuestionable que eso? Si nunca logramos conocer claramente lo que piensa y siente alguien con rostro, menos un perfil en blanco.

Nada cierto hay cuando hablamos de realidad o hechos concretos. Aunque apelemos a ella para referir a la verdad, no es la misma para todos. En una primera impresión no reconocemos lo que vemos. No afirmamos la veracidad de algo en un instante. El rigor en el periodismo es la aspiración por la verdad. El periodista encuentra su motivación al hilar lo que encuentra para sacar conclusiones. Puede que los diarios izquierdistas o derechistas publiquen o dejen de publicar. Pero ello no significaría el fracaso del periodismo. Posiblemente habrá otro periodista que logre rebatir la noticia, reportaje u opinión. El mismo lector de periódicos no está condicionado; leer no es únicamente informarse. Es un engaño espantoso creer que las fake news aticen una segunda verdad. La imparcialidad no es sinónimo de escepticismo.